
El desafío es aprender a estudiar
Ofrecen cursos para mejorar la concentración, organizarse y vencer el miedo a dar examen
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Estudiar durante días y quedarse mudo frente a la pregunta del profesor. No encontrar el momento para dedicarse al estudio. Distraerse con facilidad. Leer un texto sin poder identificar las ideas principales. Estudiar de memoria. No poder expresar oralmente ni escribir lo que se leyó...
Situaciones como éstas abundan entre los alumnos de la universidad. Por falta de tiempo y, sobre todo, por la ausencia de hábitos de estudio que se arrastra desde el secundario, muchos universitarios no saben cómo preparar las materias, se paralizan ante la situación de examen y acumulan aplazos a pesar de dedicarse seriamente a aprobar las materias. Cuando la frustración se repite se llega, incluso, a dudar de la elección de la carrera.
Atentas a esta demanda, cada vez más universidades ofrecen cursos y talleres de metodología del estudio y práctica para dar exámenes. Para enfrentar los fantasmas y pasar el trago, combinan la transmisión de técnicas de lectura, síntesis y subrayado, con la simulación de la situación de examen. A ellos acuden alumnos de todos los niveles de las carreras, adultos que regresan a la universidad y chicos que acaban de dejar el secundario con la sospecha de que estudiar de memoria ya no alcanzará para aprobar.
"Vienen dos tipos de alumnos: los que ponen mucha dedicación al estudio pero tienen bajo rendimiento y los que no encuentran la forma ni el momento para estudiar", describió a LA NACION Viviana Sánchez Negrette, psicóloga a cargo del servicio de orientación y de los cursos que ofrece la Secretaría de Extensión Universitaria de la Facultad de Ciencias Económicas de la UBA.
Allí se ofrecen talleres grupales abiertos, de cuatro clases de duración, que cuestan $ 20 cada uno, sobre metodologías, planificación y organización del estudio y técnicas para preparar y desenvolverse en exámenes. Más de 500 estudiantes de todos los niveles de la carrera pasaron por ellos desde octubre de 2000.
De memoria no sirve
Según las estadísticas de la secretaría, el 85% se inscribe para "mejorar el rendimiento en el estudio" y el 53% se define como "medianamente dedicado" a estudiar. Para el 35%, los factores emocionales son los que más perturban a la hora de estudiar, seguidos por los laborales (28%).
"El 80% de los estudiantes trabaja, y lo hace varias horas por día. Además, el rendimiento es un valor impulsado con fuerza desde los propios docentes. Y con clases muy numerosas -de entre 80 y 120 alumnos-, es difícil pedirle al docente que se ocupe de los problemas de aprendizaje de cada alumno", explicó el secretario de Extensión, Raúl Sánchez.
Los problemas que traen quienes acuden a los cursos de metodología son similares: "Estudian de memoria. Tienen problemas en la organización y planificación del estudio. Aprobaron materias inexplicablemente. Estudiaron automáticamente y no saben que el estudio demanda tiempo y exige aportar una parte creativa de uno mismo", enumeró Sánchez Negrette.
El examen es otro desafío. "No tienen organización para prepararlo; pasan la última semana sin comer y sin dormir, pero no aprueban", agregó.
Para solucionarlo, el taller específico empieza con un autodiagnóstico -"les ayudamos a ver cómo son ellos cuando dan examen"- y sigue con la parte práctica de simular un examen. "Para los estudiantes, los cursos funcionan como un lugar de escucha y contención", sintetizó Sánchez Negrette.
Un estilo para cada uno
Con el diagnóstico coinciden en la Universidad Nacional de La Matanza, que desde 1998 tiene servicios similares, abiertos y gratuitos, enfocados a tres grupos: chicos de nivel secundario, universitarios y adultos que terminan el nivel medio.
A los talleres de técnicas de estudio concurren unos 1500 alumnos por año, el 60% de otras universidades. "El objetivo es que cada uno encuentre la estrategia de estudio que mejor se acomoda a su estilo y sus tiempos disponibles", dijo a LA NACION Javier Nicoletti, coordinador del Programa de Atención y Orientación al Alumno.
Ante el examen, notan dos dificultades: "Los que estudian mucho y no recuerdan nada, y los que presentan problemas psicosomáticos, como migrañas, estados febriles y dolor estomacal", dijo Nicoletti.
También con técnicas de simulación, explicitación de temores y hasta ejercicios de relajación y yoga, se busca "que puedan ir a rendir con lo que estudiaron, que aprendan que el examen es una situación más de la vida universitaria".
En la Universidad de Morón, en tanto, decidieron atacar el problema de raíz e incluyen en el período de ingreso un curso obligatorio de adaptación al ambiente universitario, que ofrece información sobre el funcionamiento institucional de la universidad, charlas con las autoridades y metodología del estudio universitario.
Para Raúl Sánchez, "la orientación vocacional y la información deberían ser una política global de la universidad. Esto ayudaría a orientar la matrícula, evitar la deserción y la frustración en los chicos".
Malas costumbres
- Estudiar de memoria y con interrupciones.
- No planificar ni organizar el estudio según el tiempo disponible. No utilizar técnicas de estudio, como síntesis, mapas mentales y esquemas.
- Hacer grandes sacrificios -como no dormir ni comer- en los últimos días antes del examen.
- Confundir estudiar con leer y subrayar. No repasar ni ejercitar el recuerdo de lo que se estudió.





