Entre la mesura y la tragedia
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ADEMAS de ser un gran poeta, creo que se puede afirmar sin equivocarse que Octavio Paz es el más grande ensayista de América Latina. La vida de Paz fue una mezcla de acción, reflexión y creación. No siempre la creación coincide con la acción. Pero en él se daban ambas cosas y resulta un lujo para nosotros poder admirarlo no sólo en su obra sino como un ser humano.
Tuve la suerte de conocerlo personalmente cuando vino a Buenos Aires con Vargas Llosa en 1985, invitado por La Nación para la Semana Cultural. Siendo una gran admiradora de su obra no le perdí los pasos a través de conferencias, mesas redondas, televisión, etcétera.
Tuve la oportunidad de acercarme a él más íntimamente en un almuerzo con pocos invitados en lo de Blanca Isabel Alvarez de Toledo, casada en esa época con Bartolomé Mitre. Hombre de acceso fácil, diría casi modesto, Paz asimismo no titubeaba en afirmar sus ideas con convicción.
Tocamos los temas más diversos. Entre otros me contó cómo había conocido a Michaux. "Lo conocí cuando yo era muy joven, tendría 23 años. En ese momento se hablaba mucho de revolución y yo detestaba la poesía revolucionaria. Me lo presentó Víctor Serge: "He aquí un poeta que nunca hizo política pero que, en el fondo, es mucho más revolucionario que los demás". Entonces me puse a leer a Michaux y en cierto modo Serge tenía razón".
No pude impedirme hablarle a Paz de Camus con quien, para mí, tenía ciertos rasgos en común. Me dijo Paz: "Como yo, él estaba tironeado por lo apolíneo y lo dionisíaco, es decir, por la mesura y la idea solar. La mesura en Camus es el coraje que hace frente a lo trágico. En ese sentido en él, la forma es la que contiene y circunscribe lo trágico. En la tradición literaria mexicana no existe el sentido griego de la mesura. Yo estoy desgarrado entre la herencia de la mesura y la herencia solar porque el sol es un astro radiante pero terrible".
Le pedí que me hablara de Sor Juana Inés de la Cruz. Su libro sobre ella estaba por salir: "Sor Juana es no sólo históricamente hablando la primer poeta del continente americano sino para mí una de las más importantes del mundo. Es una intelectual con una fuerte personalidad. Escribió notables ensayos de teología y una extraordinaria autobiografía. La autobiografía de una mujer que es a la vez una escritora y una monja del siglo XVII. Es un documento irreemplazable no sólo para la historia de la mujer, sino de una manera más general para la historia de la libertad intelectual en América y en Europa. La obra de Sor Juana es ante todo una obra de reflexión".
Y Paz continuó: "Así como es una teóloga, Sor Juana es también una poeta que tiene la intuición de lo que será la poesía de los siglos XIX y XX. Su gran poema Primero sueño es un poema sobre el conocimiento, conocimiento que es por supuesto el cosmos, el cielo estrellado. Se encuentra en él la premonición de lo que será Un coup de dés, de Mallarmé. Existe en ambos la misma pregunta sobre la posibilidad o la imposibilidad del conocimiento absoluto. Es uno de los temas centrales de la poesía de Mallarmé, el hombre como ser pensante y que vive en el cosmos. Ese trabajo de Sor Juana es para mí un ejemplo de lo que yo pretendo hacer. Tengo con la política la misma relación que tenía Sor Juana con la teología. No se puede separar la teología ni de su poesía ni de su destino como mujer y como intelectual".






