Testimonios, obras y palabras en favor de la formación de los niños y los jóvenes, con la intención de promover buenos ejemplos y modelos en distintos ámbitos de la sociedad, fueron reconocidos ayer por la Vicaría de Educación de la Arquidiócesis de Buenos Aires, con los premios Juntos Educar 2003.
Recibieron la distinción educadores, académicos, instituciones, periodistas y dignatarios de otras confesiones, en un acto encabezado por el vicepresidente de la Nación, Daniel Scioli, y el arzobispo de Buenos Aires, cardenal Jorge Bergoglio.
Fueron distinguidos el profesor Antonio M. Battro, especializado en la aplicación de las nuevas tecnologías informáticas en el desarrollo de las capacidades neurocognitivas, profesor de la Universidad de Harvard y columnista de LA NACION, y el físico Juan M. Maldacena, radicado en Estados Unidos. En nombre de él recibió la distinción su madre, Carmen Maldacena.
También fueron galardonados el doctor Pedro Luis Barcia, presidente de la Academia Argentina de Letras; la profesora de filosofía y docente Paola Delbosco (madre de nueve hijos); la hermana Escolástica Demmer, religiosa dedicada a la educación, y el arquitecto Alejandro Santana, que diseñó un santuario con características mapuches en Junín de los Andes. Completaron la nómina de premiados monseñor Jesús Gabriel Segade, maestro en música sacra; el pastor metodista Emilio Monti; el rabino Abraham Skorka; monseñor Salvador Culotta, y los periodistas Víctor Sueiro y Víctor Hugo Morales. Las dos entidades distinguidas fueron el Instituto Antonio Próvolo y Alcohólicos Anónimos.
"La Argentina tiene futuro, tiene mucho por premiar", dijo el padre Juan Torrella, titular de la Vicaría Episcopal de Educación, al presentar como modelos a las figuras premiadas. El doctor Battro agradeció el premio y recordó que la educación es una obra de todos. Destacó el desafío de unir los conocimientos del cerebro con la enseñanza y, al citar la tradición de la Iglesia, dijo que "la razón y la fe son dos alas para llegar a la verdad".
