Federico Lorenz: "Malvinas es una cuestión diplomática, pero también una causa nacional"
El historiador acaba de ganar el concurso para dirigir el museo más joven del país y publicó un nuevo libro, centrado en los años setenta
Aunque es director interino desde 2014, acaba de ganar el concurso para dirigir el museo nacional más joven del país, el Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, situado en el predio del Espacio Memoria y Derechos Humanos (Avenida del Libertador 8151). El historiador, docente y escritor Federico Lorenz (Buenos Aires, 1970) lo describe así: "Además de un museo, es un memorial y un sagrario". ¿Por qué sagrario? "Para los argentinos, Malvinas es una causa nacional desde la escuela primaria". La mayoría de los visitantes son, en efecto, estudiantes de escuelas públicas y privadas. El guión del museo aún no se ha actualizado, pero en la gestión de Lorenz se recibieron donaciones de ex combatientes y de familiares de soldados que participaron en la guerra. Con esas prendas, revistas y diarios, cartas, cables de agencias y material audiovisual se creó la muestra Fragmentos de memorias. Este año se inaugurará una biblioteca para niños y jóvenes y, en septiembre, tendrá lugar un seminario con especialistas de distintas áreas para renovar el guión museístico.
Hace pocas semanas, Lorenz publicó su undécimo libro, que lleva por título un verso de Juan Gelman: Cenizas que te rodearon al caer (Sudamericana). Allí, el autor de Fantasmas de Malvinas explora la vida de Ana María González, la joven militante montonera que asesinó al jefe de la Policía Federal el 18 de junio de 1976. El libro de Lorenz, sin ánimo reivindicatorio, interroga la vida de González y, por medio de ella, una época.
-¿En qué situación se encuentra el concurso para el cargo de director del museo?
-Quedé primero en el orden de mérito y sólo falta la firma del ministro. Por supuesto que estoy muy contento.
-¿Cuál es tu proyecto para la institución?
-Encaramos un trabajo gradual de ampliación, como en círculos concéntricos, de las ideas que Malvinas convoca. La propuesta se sintetiza en pensarnos como un país atlántico. A la vez, introducir la noción de experiencia, como construcción histórica, para dar lugar a mayores matices a la hora de discutir las cuestiones sobre Malvinas. En estos días estamos lanzando una convocatoria, por Internet, para conformar un Mapa Federal de Memoriales de la Guerra de Malvinas, al que estamos invitando a distintas instituciones de todo el país, desde asociaciones de veteranos y ex combatientes hasta escuelas y municipios.
-¿Qué aportes se pueden hacer desde el museo para valorizar el patrimonio histórico?
-El museo pone en valor y preserva el patrimonio para las generaciones futuras. Pero a esa función debe agregarse la de transformarse en espacio de circulación, de valorización y de reapropiación de experiencias. En cierta forma, también es un espacio para elaborar un duelo. Y se le agrega que tenemos por objeto un tema que despierta sensibilidades contrapuestas.
-¿Cuáles son esas sensibilidades?
-Malvinas es una cuestión diplomática pero también es una causa nacional. Y refiere directamente a la guerra de 1982, a sus consecuencias nunca saldadas. Cualquier intento de correr el eje es visto como un ataque a alguno de esos dos elementos: el territorio irredento y las memorias de la guerra, los muertos. En el museo eso repercute de manera particular porque es un museo inaugurado por Cristina Kirchner. Para los más fundamentalistas a ambos lados de la grieta es, en consecuencia, un bastión a defender o a conquistar. Entre ambos polos, nosotros creemos que hay un campo riquísimo para conocer, que tiene que ver con formas distintas de haber vivido un hecho histórico común.
-¿Cómo decidiste escribir una biografía de Ana María González y cuál es el sentido de publicar el libro en el contexto actual?
-Es un proyecto de diez años, que por azares editoriales sale ahora. Cuando empecé, el contexto era diferente: mi pregunta por el silencio era más bien hacia sus compañeros y no una preocupación por ocupar con investigaciones espacios vacíos en los que se monta el discurso negacionista sobre la matanza que perpetró la dictadura. Un libro así es controversial porque en la breve vida de Anita se subsume una cantidad de procesos que nos atravesaron como sociedad. Ella los llevó al límite y pagó con su vida.
-¿Qué se necesita para abordar los años de la violencia política y qué rol deben cumplir los historiadores?
-Años de juicios e investigaciones dispersas merecen un esfuerzo colegiado de sistematización. Eso debe ser propiciado por el Estado. Hay cantidad de investigadores en condiciones de hacerlo, muchos formados gracias a la política del Conicet durante años. Soy un exponente de eso. Debe haber una preocupación genuina por la divulgación de calidad y trabajar sobre agendas temáticas que amplíen los huecos construidos por lo que ignoramos.
A tres puntas
- Designación: El Museo Malvinas e Islas del Atlántico Sur, cuya dirección Lorenz ganó por concurso, no tiene todavía guión pero ya se recibieron donaciones de ex combatientes.
- Historia en palabras: En Cenizas que te rodearon al caer, el autor explora la vida Ana María González, joven militante montonera.
- Muestra: Con prendas, revistas y diarios, cartas, cables de agencias y material audiovisual de ex combatientes se creó la exposición Fragmentos de memorias
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