Filba Nacional: un festival de literatura para llegar a El Paraíso
Después de tantos porrazos, de andar "barranca abajo", Ana Mujica confesó esta semana en público su nueva creencia en un "factor mágico". Se la oía confiada en que por este cauce ahora sí la mítica casa de su padre, Manuel Mujica Láinez, en Cruz Chica, tendrá el lugar que merece. Estaba sentada del lado de los invitados en el salón de la vivienda de otra gran escritora argentina: Victoria Ocampo. La casa de la calle Rufino Elizalde, que pertenece desde hace quince años al Fondo Nacional de las Artes (FNA), fue el escenario –nada casual– de la presentación del próximo Filba Nacional: la versión del festival internacional de literatura que cada año llega a una provincia diferente del país, se integra a la oferta de la zona y ensambla una programación atractiva. Y como su próxima estación, del 5 al 8 de abril, será en La Cumbre, Córdoba, aquí empieza a hilvanarse toda esta historia.
Cada uno a su turno, Carolina Biquard, titular del FNA; Pablo Braun, presidente de la Fundación Filba; Gabriela Adamo y su equipo en la dirección del festival; y Teresa Anchorena, de la Comisión Nacional de Monumentos, Lugares y Bienes Históricos contaron la tarea en colaboración que están realizando para que, a tiempo con la realización del Festival, La Cumbre sea declarada poblado histórico y, en consecuencia, uno de sus principales atractivos, El Paraíso de Manucho, pueda recibir el reconocimiento y los fondos que precisa para mantenerse abierta a la comunidad. Este año, por ejemplo, la Comisión de Monumentos tiene un presupuesto de 30 millones de pesos para destinar a estos lugares del país que destacan por su relevancia cultural, contó Anchorena a LA NACION. Pero, además, la declaración (que con el previo aval del ministro de Cultura se hace por decreto presidencial) permitirá atraer más aportes y posicionar este rincón de la región de Punilla como lo que en realidad es: tierra de artistas.
La Cumbre es una localidad de 7800 habitantes, a 96 kilómetros de la capital de Córdoba; el más chico de los destinos que ha tenido hasta aquí el Filba Nacional, que ya pasó por Azul, Bahía Blanca, Mar del Plata, Santa Fe, Bariloche y San Rafael, pero al mismo tiempo es el de "mayor densidad poblacional de artistas", un leit motiv expresivo-demográfico que suena varias veces en la mañana de Barrio Parque. Muchos de esos creadores de La Cumbre –cuentan en el living inundado de luz natural y vistas verdes– acercaron proyectos, se sumaron a participar y abrirán sus casas, talleres y galerías para que más que un desembarco sea una completa integración.
"Ya están abiertas las inscripciones", insiste Adamo, porque sabe que los cupos para las actividades se agotan rápidamente. Es muy curioso, porque el público sigue al festival con espíritu viajero y en Córdoba los hoteles ya están preparando paquetes con descuentos para alojar visitantes por esos cuatro días locos de abril en los que sobrarán excusas para leer y escribir, escuchar y expresarse. Más de 40 escritores y artistas, convocados en unas 30 propuestas gratuitas (también con un programación infantil, Filbita) conforman el menú que ya puede consultarse.
"Logramos que Juan Forn deje Villa Gesell una semana para ir a La Cumbre, un lugar que para él es muy especial", exageran con gracia. Se refieren a la vida y a la literatura del escritor, que situó en ese rincón cordobés su primera novela; además de ser parte del consejo asesor de esta edición del festival junto con Damián Ríos y Eugenia Almeida, Forn tendrá a cargo la conferencia inaugural del Filba Nacional. María Teresa Andruetto, Tununa Mercado, Eduardo Muslip, Leticia Obeid, Perla Suez, Remo Bianchedi, Martín Kovensky y muchos otros artistas también estarán activamente presentes en las diferentes sedes en las que se desarrollarán los encuentros.
Mujica Láinez y su Paraíso sobrevuelan, por supuesto, la programación, pero no desde el lugar solemne del homenaje. Se abordará "el refugio" como tema, "los monstruos" en un taller de novela y se concederá a "las cosas" (la narrativa de las cosas) el valor que aquel Manucho coleccionista les daba cuando aseguraba: "Confío más en lo que cuentan los objetos que en lo que cuentan las personas". Filba se preguntará por el objeto-libro, claro, y por la condición literaria de las cosas.
Habrá escritores que visitarán escuelas, visitantes que saldrán a recorrer casas (pequeñas, grandes, castillos) a la hora de la siesta, lecturas de un solo autor para un único oyente y espectáculos en vidrieras clásicas del centro del pueblo.
El Paraíso, la casa que Manucho eligió para pasar sus últimos años y que se abre al público para compartir su encanto, amagó varias veces con mucha pena y pocos fondos con cerrar durante los últimos años. Rescatada para brillar en un poblado histórico, se llenará de voces este abril. Si la "magia" que Ana Mujica encuentra en esta gestión colectiva surte su efecto, después del festival se habrá salvado y, por qué no, se habrá convertido en una residencia para artistas; un refugio, otra vez.