Hay 5000 radios FM ilegales en el país
Unas 6000 radios de frecuencia modulada (FM) sin licencia, de las cuales casi 5000 son totalmente ilegales, vician el éter de la radiofonía vernácula. En el caótico universo radiofónico, las etaciones con licencia legal para funcionar son cerca de 580, de las cuales sólo 240 emiten actualmente.
Los datos, brindados por el presidente de la Comisión Empresaria de Medios de Comunicación Independientes (Cemci) y secretario de la Asociación de Radiodifusoras Privadas Argentinas (ARPA), Edmundo Rébora, no coinciden con las cifras del interventor en el Comité Federal de Radiodifusión (Comfer), Gustavo López.
Según el Comfer, el total de las FM en el aire es de 6000 y la cifra incluye a las 1200 con permiso provisional precario (PPP), un recurso administrativo inventado en 1989 para poner orden en el caos. Pero fracasó.
Los radiodifusores no disimulan su preocupación frente a una situación que, económicamente, está asfixiando las emisoras legales y afecta los periódicos, sobre todo en el castigado interior.
Luis Tarsitano, presidente honorario de la Asociación Internacional de Radiodifusión (AIR), dijo a LA NACION que la gravedad reside en que se están "cartelizando" las tarifas del mercado publicitario.
Y el presidente de la Comisión de Libertad de Expresión de la Asociación de Entidades Periodísticas Argentinas (ADEPA) y director de Ecos Diarios, de Necochea, Guillermo Ignacio, agregó: "Con la prostitución del mercado publicitario, lo grave es que se vende a cualquier tarifa y se rompen todas las reglas de competencia y comercialización". Aunque suene irreal, en las ciudades donde las FM ilegales superan en número a las legales son aquéllas las que fijan las reglas de mercado.
Ignacio reflexionó: "Esto daña a la radiofonía y se proyecta sobre los diarios, dado que el mercado publicitario es uno solo. Esas radios ilegales están generando una competencia brutalmente desleal".
López abriga una esperanza: que el Congreso haga lo suyo aprobando, dentro de la nueva ley de radiodifusión o como una modificación al Código Penal, un capítulo de sanciones penales y monetarias para los emisores ilegales.
Cambalache discepoliano
Empresarios que pagan sus impuestos y las cargas sociales de sus empleados, y cumplen con la ley de radiodifusión, se ven embarcados en una competencia desleal con emisores ilegales que tanto pueden ser cuentapropistas como "ahijados políticos", o regentear "negocios accesorios", entre los que se cuentan sermones pastorales, bailantas y curanderos de toda laya. Rébora estimó que asciende a un 40% el porcentaje de radios truchas destinadas a bailantas y cultos.
Se las llama también FM clandestinas, porque operan sin licencia del Comfer, y aunque son localizables en el dial, no siempre emiten en el mismo canal. Entre algunos casos pintorescos está el de algún nostálgico carapintada que, desde el dial, propala su solitaria arenga levantisca en la zona norte del Gran Buenos Aires. Un emisor de Necochea no dudó al lanzar su slogan publicitario a partir de su condición de irregular. Su radio es FM Trucha, "la que más se escucha". Tiene diez empleados y en 1989 obtuvo un permiso provisional, lo que lo sacó de su situación de ilegal para convertirlo en un irregular que aspira a una licencia en el concurso del Comfer (ver columna aparte).
Poca gracia tienen los casos que involucraron a los aeropuertos metropolitano, en mayo último, y salteño, a fines de 2000. López tuvo que cerrar 12 radios ilegales alrededor de Aeroparque porque interferían el sistema de aproximación a pista para el aterrizaje de los aviones. En Salta, 17 radios que emitían clandestinamente dejaron inoperable el aeropuerto, tras poner fuera de servicio el sistema de aterrizaje electrónico de aeronaves.
"Lo curioso -dijo una fuente del Comfer- fue que la Fuerza Aérea tenía una nota con la denuncia del gobierno. La Comisión Nacional de Comunicaciones (CNC), a cargo de los decomisos, cerró las FM, pero un dirigente político del lugar nos acusó de coartar la libertad de expresión."
En un breve viaje entre Buenos Aires y La Plata, la FM preferida acaba siempre sepultada por las interferencias de cumbia villera, bailanta, tango, mambo, gritos de locutor o sermón pastoral a viva voz.
¿Quién es responsable del caos radiofónico? El Comfer dice que hay corresponsabilidad entre el Estado y los radiodifusores privados. Estos acusan al Estado. El Comfer denuncia las radios ilegales, pero se queja porque el decomiso es tarea de la CNC. Y los oyentes se quejan por el caos. Rébora dijo: "Sólo en los últimos tres años, el universo de radios FM creció de 5000 a 6000. En AM, de 50 radios treparon a 100".
Para Tarsitano, el fenómeno de la ilegalidad radial se generó por falta de legislación y de decisión política. "En el interior, la situación es muy grave. En un pueblo donde hay dos radios legales y 15 ilegales, éstas manejan el mercado. Esto va a producir una retracción en la demanda publicitaria. El anunciante se va cuando ve que la radio donde avisa es interferida. Está desapareciendo la radio como difusora de marca."
Tras admitir el caos radiofónico y achacar la responsabilidad a los gobiernos anteriores, López defendió su gestión: "Por primera vez en muchos años estamos normalizando el espectro. Al asumir anulamos 275 frecuencias licitadas y otorgamos 157. Ya normalizamos seis provincias y seguiremos en otras tres y la costa atlántica. Llamamos a concurso y a fin de año llegaremos con 2000 radios". No obstante, hasta el presente lleva regularizadas 400. El año último se decomisaron 400 radios clandestinas y 200 en el primer semestre de 2001.
Para completar la pintura trazada, vaya esta anécdota: a fines de 2000, con policía incluida, el Comfer cerró una radio ilegal en el propio edificio Alas, de la Fuerza Aérea. Era explotada por la agrupación Virgen del Rosario. Así lo confirmaron fuentes del organismo.
Las razones del caos
Las causas del pandemonio radial pueden sintetizarse así:
- La explosión mundial de la comunicación en los años 80 no tuvo correlato en nuestro país. En 1984, Raúl Alfonsín congeló las nuevas frecuencias, pero paralelamente se expandió la demanda social por más espacios de expresión. Hubo intentos aislados de emisoras comunitarias, luego distorsionados.
- El abaratamiento de la tecnología permite hoy instalar una FM con una inversión de entre 5000 y 10.000 dólares, con la antena. Hace 20 años, la inversión era de un millón de dólares.
- El clientelismo político. Muchas radios fueron instaladas por punteros o caudillos políticos y conducidas luego por afiliados del mismo color. Hay provincias y municipios donde, a pesar de conocerse su ilegalidad, los gobiernos les dan publicidad oficial.
- El cuentapropismo, que se disparó por la desocupación y la imposibilidad de canalizar pequeñas inversiones. En lugar de un polirrubro, muchos eligieron poner una FM.
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