Hechos y figuras
Cuando los poetas no leen
El poeta francés Yves Di Manno vino a Buenos Aires para presentar Antología poética , edición bilingüe de sus poemas, traducidos por Jorge Fondebrider. Además, Di Manno dirige actualmente la colección Poésie en la editorial Flammarion.
-Usted es a la vez prosista y poeta, ¿qué lo lleva a elegir un género u otro?
-No podría precisarlo. Quizá, en algún momento, después de un período de producción en prosa, llego a un punto de saturación y necesito un espacio poético. Escribí una sola novela y varios cuentos. Desde hace más o menos diez años, también me dedico al ensayo y a la crítica bibliográfica.
-Ha traducido sobre todo a poetas norteamericanos: Ezra Pound, Williams Carlos Williams, Oppen, Rothenberg.
-Mi trabajo de traducción está estrechamente ligado a mi escritura. Los autores que traduzco han influido en mi poesía. Los autores norteamericanos, como Pound, me aportaron respuestas muy diferentes de las que podía haber obtenido de la tradición francesa.
-¿Qué otros poetas extranjeros influyeron sobre usted?
-Borges, Pessoa, Pavese. EnBorgesadmiro más al prosista que al poeta, sobre todo lo que produjo desde los años 30 hasta los 50.
-¿Se considera un poeta lírico?
-Sí, pero para mí, el lirismo no es una expresión de canto personal, sino la voz del mundo hecha canto. El lirismo al que yo adhiero consiste más bien en una despersonalización. Si uno se deja atravesar, invadir por el mundo, la visión poética se amplía.
-¿Qué pasa con la poesía en Francia?
-Se lee cada vez menos poesía. Paradójicamente se produce cada vez más.
-Usted dirige la colección "Poésie" de Flammarion. ¿Es el único responsable de la elección de poetas?
-Sí. Me gusta que se edite una gran diversidad de autores: tanto los clásicos como los modernos, tanto los líricos como los abstractos. También trato de que estén representadas distintas generaciones.
-¿A cuánto asciende la tirada de cada edición?
-Mil quinientos ejemplares.
-¿Cree que la televisión ha perjudicado el hábito de la lectura?
-Sí, pero no es el único factor. Cada vez se publica más, cada vez se escribe más. Pero la gente que escribe, curiosamente, no lee mucho. Los jóvenes autores no tienen curiosidad por sus predecesores, por la historia de la poesía. Escriben porque sienten la necesidad de tomar la palabra, quieren que se los escuche, pero muchas veces no están dispuestos a escuchar.
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