Héctor Villanueva
El fallecimiento
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Héctor Villanueva, fallecido en esta ciudad a los 84 años, fue un destaco poeta y ensayista de inspirado vuelo, una voz de la llamada generación del 40, que siguió también el camino de la carrera diplomática.
Iniciada su trayectoria lírica con "De la espuma a la piedra", libro publicado en 1942, su trayectoria fue reconocida hace dos años con el Premio Esteban Echeverría que otorga la entidad Gente de Letras. Antes, en 1986, obtuvo el tercer Premio Municipal en ensayo.
Había nacido en Libertad, provincia de Buenos Aires, el 18 de abril de 1918. Su obra poética se fue jalonando con títulos como "Agradecimiento de las tardes" (1944), "Libro de los nombres perdidos" (1946), que mereció también el Premio Municipal de Poesía; "La iglesia abandonada" (1951), "En algún lugar del mundo" (1966), "Oro de América" (1968), "Los poemas de los árboles" (1988) y "Residuos del paraíso" (1990).
En "Teoría de la araña" (1959) brindó un imaginativo puñado de semblanzas, historias y relatos donde el gusto por lo argentino asume el fervoroso tono de una pasión. Entre sus reflexiones sobresale el poema "Meditación al sur", que escribió en 1983 en su estancia de General Belgrano.
En 1949 ingresó en el servicio diplomático de la Nación. Fue representante argentino en varios países latinoamericanos. Así fue embajador ante Haití en 1976. Antes desempeñó tareas diplomáticas en Francia, donde tuvo a su cargo la restauración de la casa del Libertador en Boulogne-sur-Mer.
Colaboró en LA NACION. Como en 1987, con su poesía "Vi sangrar la noche", que concluía diciendo: "Dios estaba de espaldas/ y era el instante puro liminar del derrumbe".





