La creación de una leyenda
La autora de El escritor en el bosque de ladrillos , flamante biografía de Arlt, se refiere a la vida del novelista y cuenta que éste alteró datos reales como la fecha de su nacimiento para inventarse una existencia más acorde con su producción literaria.
"PENSA que yo puedo ser Erdosain, pensá que ese dolor no se inventa ni tampoco es literatura", escribió Roberto Arlt a su hermana Lila en una carta del año 1930. Expresiones parecidas se encuentran en autobiografías y aguafuertes; en ellas, Arlt se presenta con los rasgos de sus personajes novelescos intentando borrar así los límites que separan su biografía de muchacho de barrio, de la seductora vida de sus personajes de ficción.
Porque no es Arlt sino Silvio Astier quien traiciona a un lumpen que pretendía robar la caja fuerte de un ingeniero de clase media; tampoco es Arlt sino Remo Erdosain quien roba el dinero de sus cobros y mata para ser a través del crimen. Arlt es, en cambio, el adolescente que, obedeciendo al mandato materno, sale a trabajar aun sintiéndose un humillado; el joven que, resignado, se incorpora en las filas del periodismo moderno del diario El Mundo donde escribirá una nota diaria; el escritor que, en rigor, teme ser uno más o desaparecer en una suerte de anonimato.
Tanto es así que la fecha de nacimiento y el nombre de Arlt son, en las publicaciones de la época, datos inciertos: a veces, afirma llamarse Roberto Godofredo y haber nacido un 2 de abril; otras, que su nombre es Roberto Christophersen y que nació el 7 o quizá el 26 de abril. Lo cierto es que Arlt nació -según consta en su Partida de nacimiento del Registro Civil- el 26 de abril de 1900 y fue anotado con el nombre Roberto Arlt. Asimismo, su personaje público se presenta como un enfant terrible , autodidacta, reacio a la escolarización, expulsado de la escuela primaria en tercer grado, y que de adulto conserva esas faltas de ortografía que el director de El Mundo corrige pacientemente todas las noches, antes de publicar cada aguafuerte porteña. Sin embargo, Arlt no fue expulsado de la escuela en tercer grado, como orgullosamente afirma, sino que cursó y aprobó hasta quinto grado, sólo le faltaba un año para culminar los estudios primarios.
Arlt necesitó inventarse una autobiografía más sugestiva que la real para consolidar un espacio particular en el campo literario argentino.
El acceso al mundo de la literatura no era fácil para un muchacho pobre y desconocido, sin más cartas de presentación que un manuscrito ajado y la inmensa ambición de ser a través de la literatura. El periodismo escrito de los años veinte le ofreció un lugar desde el cual consolidar un nombre propio, un estilo literario. Si bien le impuso sus tiránicos tiempos de escritura, sus ajustados formatos y también la censura sobre ciertos temas, el periodismo, al mismo tiempo, sostuvo económicamente su ficción y le abrió las puertas de entrada a situaciones que tenía vedadas de antemano, como una publicidad constante de todas sus obras, el viaje a Europa o la gira por varios países de América Latina.
La biografía de Roberto Arlt se podría escandir en tres tiempos. Un primer momento estaría representado por el Arlt-novelista, aquel que, desde 1926 hasta 1932, publicó "un libro tras otro" para afirmar un proyecto narrativo que se diferenciara notablemente del de sus contemporáneos.
Los años treinta representan un momento de viraje en su trayectoria y dan inicio a un segundo tiempo: el de una búsqueda intelectual que se tradujo en varias actividades, nuevas en Arlt. En 1932, a instancias de Leónidas Barletta, Arlt no sólo asistió en el Teatro del Pueblo a la representación de una obra teatral basada en "El humillado", un fragmento de Los siete locos , sino que también escribió su primera obra de teatro, Trescientos millones , inspirada en un episodio del que había sido testigo como cronista policial del diario Crítica unos años antes. También en 1932 Arlt, siempre reacio a embanderarse en un grupo o cenáculo, aceptó integrar el staff de redacción de dos publicaciones vinculadas al Partido Comunista Argentino, Bandera Roja y Actualidad . En Actualidad , la revista dirigida en su primera etapa por Elías Castelnuovo, Arlt encontró un espacio de militancia y participó en la formación de la Unión de Escritores Proletarios, impulsada por él y por Castelnuovo en mayo de 1932, cuyos objetivos principales eran la defensa de la Unión Soviética, la lucha contra la guerra imperialista, el fascismo y el social fascismo.
En la década del treinta Arlt se convirtió en un cronista viajero. Su primer viaje fuera del país lo llevó a Uruguay y a Brasil, en una gira que contemplaba inicialmente un recorrido por Colombia, las Guayanas y tal vez Ecuador, pero que fue suspendida cuando Arlt volvió a la Argentina para recibir el tercer premio del Concurso Municipal de Literatura, en mayo de 1930, por su novela Los siete locos . Su segundo viaje duró más de un año. En febrero de 1935 partió hacia Europa. Recorrió toda España, donde fue testigo de la violencia y la intensidad de un país al borde del estallido de la guerra civil, y luego visitó algunas ciudades del norte africano, saturado por entonces de espías y soplones.
El regreso de Arlt a la Argentina señala el comienzo de un tercer tiempo, el de la reflexión. De esos últimos años de su vida poco se sabe y los escritos de ese período todavía están perdidos, dispersos entre diarios y revistas. El año vivido fuera de su ciudad y de su país repercutió notablemente en su quehacer diario. Y así como había abandonado la escritura de novelas con la publicación de El amor brujo en 1932, también abandonó sus "Aguafuertes Porteñas" para dedicarse a un periodismo más reflexivo y crítico de la situación política, social y cultural, ya no de la Argentina sino de todo Occidente.
Así, a partir de 1937, Arlt inauguró en el diario El Mundo su columna "Al margen del cable" (que alternaba con "Tiempos Presentes"). Estas notas se diferenciaron notablemente de las que había publicado hasta entonces, pues tenían como punto de partida las informaciones extranjeras que llegaban a su mesa de redacción.
La mañana del 26 de julio de 1942 Roberto Arlt murió, en una pensión del barrio de Belgrano, de un ataque al corazón. Como una premonición, su última nota se tituló "El paisaje de las nubes".
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