La nueva fundación del Bellas Artes completa su historia
En el contexto de un ambicioso plan de optimización de sus espacios, iniciado en 2016 con las obras de accesibilidad y recuperación del diseño original de ese genial arquitecto que fue Alejandro Bustillo, el Museo Nacional de Bellas Artes reabre sus puertas. Con su fachada y circuitos interiores renovados, salas de exposición permanente de arte prehispánico y colonial y tres importantes muestras temporarias, el Museo inscribe otra página a su rica trayectoria.
Era el año 1895. Argentina ocupaba el puesto número uno en el ranking de PBI per cápita y El Cabildo se modificaba según la plástica renacentista de la época. El presidente José Evaristo Uriburu firmaba el decreto para la creación del Museo Nacional de Bellas Artes, impulsado por Eduardo Schiaffino quien, con los pintores de la época, habían pensado un museo metropolitano que tuviera una colección que permitiera leer la historia del arte desde la inspiración de los museos europeos y norteamericanos.
El Museo Nacional de Bellas Artes se inauguró el 25 de diciembre de 1896 en el edificio del Bon Marché de la calle Florida, hoy Galerías Pacífico. Las primeras colecciones fueron donaciones de José Prudencio Guerrico y Adriano Rossi que, completadas con la colaboración de amigos, llegaron a 163 obras en total. Esa propuesta era crucial para quienes aspiraban a educar el gusto del público e impulsar el arte local. Manuel José Guerrico (padre de José Prudencio) era un estanciero que había nacido en 1800 y estaba ligado a Juan Manuel de Rosas; La Mazorca le había asesinado a su suegro, se vio obligado a exiliarse a Francia donde se convirtió en coleccionista. Fue su hijo, años después, quien enriqueció la colección de la familia y sintonizó con Schiaffino para luego impulsar la creación del primer museo nacional.
En 1911 se trasladó a la Plaza San Martín, Allí, se exhibieron nuevas adquisiciones que ampliaron la colección, como "La ninfa sorprendida", de Manet, y "Orillas del Sena", de Claude Monet. Tras la Creación de la Asociación de Amigos, surgida con el propósito de promover el desarrollo artístico local y acrecentar el patrimonio del Museo, en 1932 se trasladó a la sede definitiva, el edificio de la antigua Casa de Bombas de Recoleta, restructurado por Bustillo. Se incorporaron piezas fundamentales como "Mujer del mar", de Paul Gauguin, "Le Moulin de la Galette", de Vincent van Gogh, y "Jesús en el huerto de los Olivos", del Greco. La arquitectura despojada y las paredes claras de las salas contribuyeron a generar ámbitos perfectos para la contemplación de las obras.
En las últimas décadas del Siglo XX se sumaron obras de Pablo Picasso, Amedeo Modigliani, Marc Chagall, Vassily Kandinsky, Paul Klee, Lucio Fontana, Jackson Pollock, Mark Rothko y Henry Moore. La historia de la producción local también se narra en las salas del Museo con obras representativas de Cándido López, Prilidiano Pueyrredón, Emilio Pettoruti, Xul Solar, Raquel Forner, Grete Stern, Antonio Berni, Alicia Penalba, Gyula Kosice, Marta Minujín, Antonio Seguí y León Ferrari, entre oros artistas. Además, posee un importante conjunto de arte latinoamericano, que reúne obras de Pedro Figari, Joaquín Torres García, Tarsila Do Amaral, Diego Rivera y Jesús Rafael Soto.
Ahora, con la dirección de Andrés Duprat, el Museo vive una nueva fundación. Reincorporó una importante colección de arte Prehispánico y Colonial que, sin sentido, había sido desmontada en 2009. Con la curaduría de María Alba Bovisio se podrán apreciar 380 piezas del culturas del Noroeste Argentino creadas entre los siglos V a.c. y XV. La sala colonial albergará Las tablas de la Conquista de México, realizadas por Miguel Gonzales entre 1696 y 1715, pinturas barrocas únicas en el mundo, que no tienen un sentido religioso sino que representan la conquista de Hernán Cortés. Asimismo, habrá tres importantes muestras temporarias: "Carlos Alonso. Pintura y memoria", "Diana Dowek. Paisajes insumisos" y "Ninfas, serpientes, constelaciones. La teoría artística de Aby Warburg".
En total, son seis salas dedicadas al arte americano. La propuesta es repensar el lugar que se les otorga a los pueblos que se desarrollaron en tiempos ancestrales. Según Duprat, "la decisión de honrar esa memoria visual obedece tanto a una intención de reparación, de justicia histórica, como, ante todo, de justicia poética: recuperar en la escena del Museo la potencia de una producción que suele permanecer oculta a nuestros ojos."
Según, Julio Crivelli, "El museo debe representar tres ejes en sus obras, lo que había cuando llegó la conquista, lo que admiraban los inmigrantes (arte europeo) y lo que que los artistas argentinos hicieron con aquel legado". Así lo expresa el Presidente de la Asociación de Amigos del museo, quien junto a los patrocinadores, y con el apoyo incondicional de la Secretaría de Cultura de la Nación, acompañan esta nueva fundación, imprescindible para que el Bellas Artes continúe siendo una de las instituciones culturales más relevantes del continente.
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