Los voladores
Jugar a pleno en la zona de cruce y arriesgar, con cuerpos humanos, el vuelo que no nos está permitido. Atisbar la superficie de tantos siglos de sincretismo y honrar a Santiago, santo patrono de la ciudad de Tres Cruces, con rituales donde aún persiste el aliento de los viejos dioses. Se llama la Danza del palo volador, y exige plasticidad, destreza, fuerza, soltura. La iglesia, impecable de blanca, al fondo; los voladores al frente, y toda una historia –ríos de sangre, aunque no solo eso– latiendo en una sola imagen. El dios que se venera en el altar, las antiguas presencias que inundan a los hombres lanzados al vuelo: siempre se trata de lo mismo. Encontrar en el cielo eso que de tan ajeno aterra y de tan sublime estremece. Hallar en la inmensidad que no nos mira un eco de nuestros ojos, honrar el instante, saludar al misterio, respetar la incierta fortuna de avizorarlo.
Más leídas de Cultura
"Una piedra para lanzarle al poder”. La metáfora sobre el poema y los tiempos que corren que usó un reconocido escritor invitado a la Feria
Enrique Vila-Matas, ¿“portugués”? El fallido de Jorge Macri que las redes no le perdonan
En el aeropuerto de Ezeiza. Una nueva esfera brillante de Julio Le Parc se convierte en emblema de la Argentina de cara al mundo