Notables cuentos sobre la memoria

Las invisibles relaciones entre la memoria y el olvido, y los inaprensibles lazos entre el tiempo recordado y el tiempo del que recuerda, son algunos de los motivos que recorren las admirables narraciones de La laguna, de Sergio Delgado. Se trata de doce relatos escritos entre 1994 y 2001 -años en los que Delgado publicó La selva de Marte (1995) y El alejamiento (1996)- que mantienen entre sí secretas correspondencias. En algunos casos, un relato cuenta otra versión del mismo relato que ya se leyó; en otros, se retoman iguales situaciones o se describen los mismos detalles con leves alteraciones, o se expande una escena ya contada.

Los doce relatos narran, entre otras cosas, el camino imperceptible que recorre una imagen del pasado (de la infancia, de la juventud, de un encierro) hacia el presente. "El tiempo -sostiene el narrador de "La batalla de los árboles"- empareja todo y en el recuerdo los distintos momentos de un día van a confundirse en una misma masa indeterminada donde apenas si resaltan, como excrecencias, caprichosos e insospechados instantes".

Los relatos de La laguna intentan, precisamente, captar -si esto es posible- esos instantes de un pasado que vuelve cuando menos se lo espera. Los narradores y los personajes adultos son asaltados por una imagen, generalmente de la infancia, que devela, en el presente, toda su fuerza. No hay, sin embargo, mediaciones ni magdalenas que conduzcan hacia ese pasado ("y no hubo nada que despertara en mí este recuerdo tan profundamente dormido: el gusto de nada, el olor de nada, el sabor de nada, ni, mucho menos, la visión de nada"), sino que la sola memoria, sin nostalgia ni añoranzas, trabaja en los intersticios del presente para convertir en presencia un detalle, un instante, una imagen, que estaban ausentes: una tarde de verano compartida por el padre y el hijo en "La laguna"; las visitas del hijo al padre preso en "Il cammin di nostra vita" y "Les enfants de la patrie"; el primer viaje de la infancia a las sierras cordobesas en "El dique".

Si la memoria privada, entonces, recupera retazos de lo ya vivido, la memoria colectiva, en cambio, repone y sostiene la presencia de aquello que ha sido vaciado y desaparecido. De este modo, el departamento deshabitado, pero con muebles y libros, que el narrador de "Casa desolada" espía desde su ventana, evoca el probable secuestro de una joven pareja en los años de plomo, o la contemplación de una pareja de ancianos mirando hacia un lago induce a pensar, al narrador de "El dique", en la pasada existencia de un hijo arrojado vivo en esas mismas aguas desde un helicóptero de la dictadura.

Resuenan, en la escritura de Sergio Delgado, la cadencia narrativa de la literatura de Juan José Saer y el sistema descriptivo de los poemas de Juan L. Ortiz. Sin embargo, aunque la acción de los relatos transcurre en los mismos espacios que la literatura de sus predecesores (la ciudad de Santa Fe y sus alrededores), los relatos de Delgado están lejos de ser una mera repetición epigonal. El hallazgo de un tono narrativo propio junto con la apropiación, inteligente y transversal, de la literatura de sus mayores, hacen de La laguna un notable libro de cuentos.

Sergio Delgado nació en Santa Fe en 1961 y actualmente es profesor en la Universidad de Bretagne - Sud (Francia).

Por Silvia Saítta

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