Pinta Sud ASU: una semana del arte enfocada en la escena paraguaya, en relación fraterna con la Argentina
La marca global de ferias enciende el circuito asunceño con muestras, coloquios y colecciones privadas abiertas al público
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ASUNCIÓN, Paraguay.- Pinta Sud ASU se realiza en Asunción por segunda vez hasta el próximo domingo, como una gran plataforma para poner en primer plano la escena artística paraguaya, en relación fraterna con la Argentina. Una gran semana de visitas a galerías, talleres y museos, ciclos de charlas y eventos especiales.
La inauguración fue con un concierto, el lunes, y siguió con palabras de bienvenida el martes, en un almuerzo en la Manzana de la Rivera. El organizador, Diego Costa Peuser, es argentino, lo mismo que la curadora general, Adriana Almada, una referente en el arte en Asunción desde hace décadas, nacida en Salta. En el convite coincidieron con artistas como Jorge Enciso, Joaquín Sánchez, Lucy Yegros, Fernando Allen y Ángel Yegros, galeristas, periodistas, críticos, curadores y otros agentes del campo artístico. En las salas exponen artistas como Julia Isidrez y el director del espacio, Félix Toranzos. Una verdadera fiesta.
“Pinta Sud Asu es un art week, como el que hicimos en Buenos Aires hace catorce años. Es una manera de activar la escena local”, cuenta Costa Peuser, que bajo la marca Pinta abarca las ferias Pinta BAPhoto, Pinta Miami y Pinta Parc, en Perú. “Desde Miami nunca escuchaba nada de Paraguay, ni venían artistas de este país a exponer, ni coleccionistas, ni galeristas. Me puse a mirar y encontré muy buenos artistas y temas para estudiar como las comunidades indígenas. La idea de Pinta Sud es hacer este tipo de desembarco donde no lo hay, como en Panamá o La Paz, Bolivia. Es un programa de tres años, no está en mi cabeza colonizar nada. Pinta es una feria latinoamericana y todos los países tienen que estar representados. Vinieron visitantes de Nueva York, Brasil, Chile... la semana pasada estuvo Adriano Pedrosa, curador de la Bienal de Venecia”, explica. Donde va, Pinta es el gran anfitrión: “Nuestra misión es darle visibilidad al arte latinoamericano”.
Los artistas argentinos están representados en tres salas de la sede central, la Manzana de la Rivera, con la exposición del colectivo correntino Yaguá Rincón, curada por Gustavo Piñero. Pintura, cerámica, collage, dibujo, grabado e instalaciones que traen aires del Paraná a la orilla del Río Paraguay que corre cerca. Abrió el programa del auditorio con la presentación de su libro, publicado por India. “¿Qué es el arte?”, le preguntó a Richar De Itatí, fundador del grupo, Irene Gelfman, curadora de Pinta Gobal. “Funciona como una rueda que el artista empuja en el presente, que trae del pasado saberes y tradiciones, y se lanza al futuro. Me gusta que siga siendo un misterio”, respondió.
Esa pregunta siguió flotando en el auditorio cuando disertaron ahí figuras de peso internacional, como Pablo León De la Barra y Ticio Escobar, que desentrañaron el concepto de Arte Latinoamericano. “Hay que abrir espacios, corregir asimetrías y ampliar ese concepto, que hasta hace unos años era representado por hombres, blancos, de los ocho países más grandes”, dijo De la Barra, que defiende su postura desde el Guggenheim de Nueva York, como curador del arte de la región. “No es homogéneo”, señaló Escobar, autor de ensayos fundamentales, que desde hace décadas dirige el Museo del Barro. La argentina Aimé Iglesias Lukin, directora de artes visuales en Americas Society en Nueva York, aporta su mirada desde la curaduría reciente de una muestra en la Gran Manzana de Feliciano Centurión.
La ciudad, que es una mezcla de verde tropical y tránsito denso, shoppings y casonas señoriales de antaño, se reparte por zonas, para visitas vespertinas a galerías, colecciones privadas y espacios de arte. En la zona Herrera, los directores del Museo del Barro, Ticio Escobar y Osvaldo Salerno, guiaron por las salas de cerámica originaria, tejidos en ñadutís, cristos y santos de todas las raleas, y obras de artistas contemporáneos Arnaldo Cristaldo y Carlos Colombino. Arte indígena y arte contemporáneo no tienen fronteras, como se observa en las exposiciones y coloquios. A la hora del gallery night, Artística Galería de Arte recibió con una muestra de Mónica González y Fernando Allen, y Viedma Arte, con otra de Christian Ceuppens. Multitudinarias las dos.
“En Paraguay el mercado del arte está bastante deprimido. Hay un mercado, pero el problema es qué es lo que consume ese mercado. Por otro lado, hay una institucionalidad muy débil, pocos museos para el arte contemporáneo y moderno –analiza Almada, crítica de arte, curadora y escritora–. Pero hay muchos artistas, colecciones, espacios autogestionados, iniciativas. Hay mucho movimiento, y para poder conocer esto, hay que venir al terreno. El gran mérito de Pinta es traer a Asunción curadores internacionales, críticos, artistas que puedan ver y tener una experiencia. Eventos como éste propician el diálogo, el acercamiento. Esto es una activación de la escena artística en la que participan todos los agentes del circuito, galerías, museos, espacios, artistas, residencias, coleccionistas que abren sus casas o generan exposiciones. Me pareció importante incluir diálogos en los coloquios entre referentes locales e internacionales”.
El programa continuó con la visita al Centro Cultural de España Juan de Salazar, donde Almada preparó una curaduría especial de la Colección Mendonca: El país de las mujeres. Con sólo los títulos de las obras podría escribirse la historia reciente del Paraguay en femenino, donde las mujeres se sobrecargan de trabajo porque son muchas veces sostén del hogar: Solo quiero estar, de Sara Loez; Eso que queda entre llevar y traer, de Claudia Casarino, y Mujer, pilar, malabarista, de Mónica González.
De ese tema se siguió hablando en el coloquio entre la curadora argentina Andrei Fernández y la Cynthia Melgarejo, presidenta del Instituto Paraguayo de Artesanías. Son las mujeres las principales artesanas, tejedoras y ceramistas en los pueblos originarios de todo el Gran Chaco. “Además de todo lo que hacen, se les pide que conserven los saberes ancestrales y que cuiden el bosque. Es mucho”, señaló Fernández. Coincidieron en la necesidad de que el arte indígena se reconozca con el nombre de su autor y de su comunidad específica y localización geográfica.
Las galerías de la segunda noche fueron las de la zona Villa Morra: esculturas de Roque Ardissone en Casa Mayor y de Gustavo Benítez en Galería Luna Roja, y pinturas de Fidel Fernández en Arte Actual y de Enrique Collar en BGN Arte. Otra noche cálida, en la que el público rebalsó en las veredas. Los coleccionistas Daniel Nasta y Cynthia Poletti también abrieron las puertas de sus casas para recibir a los visitantes.
Pinta Sud continuará con una agenda cargada de invitaciones, como las inauguraciones de las muestras Oquedad, de Marcos Benítez en Textilia, Bartomeu Melià en el Instituto Guimaraes Rosa, la intervención de Joaquín Sánchez en Casa M, pinturas de Marcela Dioverti en Fuga Villa Morra y Ángel Yegros en Espacio K. También un viaje hasta el pueblo de Itá, donde trabaja la ceramista Julia Isidrez, que obtuvo el Premio Príncipe Claus en Holanda y participó en la Documenta 13 de Kassel, Alemania. “Me interesa que el arte popular y aborigen se valore en el mundo del arte”, señala Costa Peuser.
Entre mañana y el sábado habrá presentaciones como la del Ñande MAC, el inminente museo de Corrientes, una visita a la residencia para artistas Tranvía 13 y un cierre con una fiesta de los niños, donde todos son invitados a pintar. Misión cumplida para Costa Peuser: “Después de muchos años, todo resulta más fácil y me divierte mucho mi trabajo. Tengo un gran equipo, en el que me apoyo para seguir pensando nuevas ideas. Soy un soñador”.
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