Promueven una ley de libertad religiosa
Un anteproyecto de ley para reafirmar la libertad religiosa fue entregado ayer a representantes de distintas confesiones por el canciller, Adalberto Rodríguez Giavarini.
Las iglesias y comunidades religiosas serán reconocidas con su nombre y estructura y no tendrán que recurrir a formas extrañas a su naturaleza -asociaciones civiles, fundaciones- como hasta ahora.
El anteproyecto agrava la pena por perturbar una reunión lícita cuando sea un acto de culto, entierro o funeral, e incorpora figuras penales como profanar templos, objetos sagrados, sepulcros o cadáveres.
El texto fue redactado por un consejo asesor de la Secretaría de Culto, integrado por expertos de distinta procedencia religiosa. Fue presentado en la Cancillería, ante dignatarios católicos, protestantes, ortodoxos, judíos, musulmanes y de otros credos.
Abdelfattah Amor, jurista tunecino que es relator de las Naciones Unidas sobre libertad de religión o creencias, dijo que la Argentina es "una hermosa locomotora en materia de derechos humanos", tema en el cual marcha a la vanguardia en el orden internacional.
El anteproyecto no cambia la situación de la Iglesia Católica, que preexiste a la organización nacional, es reconocida como persona jurídica pública por el Código Civil y rige su relación con el Estado por el acuerdo que éste firmó con la Santa Sede en 1966.
El secretario de Culto, Norberto Padilla, dijo que "el Estado valora el hecho religioso". Y su jefe de gabinete, Juan Navarro Floria, explicó que se buscó llegar entre todos a la mejor ley posible. No se consideran confesiones religiosas las entidades dedicadas a ideas filosóficas, fenómenos parapsicológicos, adivinación, magia o medicinas alternativas. Tampoco brinda protección a cultos y ritos satánicos.
La inscripción en el Registro de Confesiones Religiosas es voluntaria, y da acceso sin otros trámites a beneficios como exenciones de impuestos, la inembargabilidad de los templos y el poder nombrar capellanes en cárceles.
La doctora Susana El Kadri, del Centro Islámico, expresó su apoyo total al proyecto, fruto de un año y medio de armónico trabajo en común. Mario Ringler, del Seminario Rabínico Latinoamericano, estimó al proyecto si no ideal, lo mejor posible. Ricardo Docampo, de 1200 iglesias evangélicas nucleadas en Ficea, mostró su total acuerdo. Raúl Scialabba, bautista, lo consideró un avance muy importante, que debe ser valorado, aunque se aspire a una mayor igualdad. Varias entidades reunidas en el Consejo Nacional Evangélico redactaron un proyecto alternativo. Bladimiro Puceniz, pentecostal, dijo que se analizará si cabe armonizarlos.
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