En los estudios de danzas de Noemí Coelho y Rodolfo Olguín, los más chicos dan la (buena) nota: integran ese escaso treinta por ciento del alumnado que a pesar de la distancia, las tareas escolares y todas las dificultades que trajo la pandemia continúan en movimiento. Agarrados de una silla, la biblioteca o el respaldo del sillón, en el living o en el cuarto, siguen ensayando los pasos de un arte que tiene a la disciplina como pata fundamental. Y lo hacen con una sonrisa que capta la cámara y que llena de satisfacción a los maestros, quienes del otro lado de la pantalla también tuvieron mucho que aprender.
Así lo cuenta Maia Cambero, bailarina y profesora de las nenas de 8 a 12 años. "Nadie estaba preparado para hacer clases de ballet online. Cada una buscó su espacio y se adaptaron increíblemente, siguieron preparadas con su mallita y las zapatillas, y aunque no estamos cara a cara puedo ver los avances: agarrarse de una barra que no es una barra, por ejemplo, las ayuda a mantenerse en eje. Es muy positivo que sigan apostando y confiando en el trabajo". En su grupo, además, hubo una sorpresa: la incorporación de una compañera nueva. Uma Martínez Garbino, de 10 años, se animó por primera vez a tomar clases de ballet en cuarentena y por Zoom. "Le dije que iba ser difícil –dice Maia–. Pero Uma lo ve con más naturalidad". "Antes de que me conectara al grupo, me envió algunos videos por WhatsApp y traté de aprenderme los nombres de los pasos para estar lista para poder seguir las clases. A las dos semanas ya había empezado. No era tan difícil".
Temas
Más notas de LNteacompaña
Más leídas de Cultura
No va al acto oficial. El secretario de Cultura visitó la Feria del Libro "como un aficionado más " y compró una novela de Murakami
Alejandro Roemmers. "Milei puede inspirar el cambio que el país necesita”
Manuscrito. La sutileza es más importante
Gabriela Ricardes. “Sentimos la necesidad de la gente por participar de la Feria y nos sumamos para que la entrada no sea una barrera”