Suelta amarras Casa FOA
La edición 2000 de la mayor vidriera de la decoración será en el ex desembarcadero vecino del Hotel de Inmigrantes, a pocos metros de la estación Retiro, en la zona de Puerto Madero. Se mire por donde se mire este destino tiene también el sentido de un comienzo. Por ese andén desfilaron desde comienzos de siglo miles de inmigrantes que llegaron a las costas del Río de la Plata con un sueño, el de un país mejor en una tierra de promisión, donde el trabajo era una realidad posible. A casi un siglo de la construcción del viejo Hotel de Inmigrantes, declarado Patrimonio Histórico Nacional, la gente de Casa FOA pondrá en valor los edificios existentes, sin alterar la austera arquitectura del hotel, que fue hogar de tránsito y umbral de un país.
Es la tercera vez que Casa FOA hace pie en un edificio con sentido histórico. Lo hizo antes en la Casa de la Moneda -aggiornada por las huestes de la muy querida Mechita Malbrán de Campos, entonces presidenta de la institución que abrió sus puertas por primera vez en 1985, con la consigna de crear espacios donde el talento, la imaginación y el diseño se conjugaran con excelencia- y en un hotel de la Avenida de Mayo testimonio señero de la herencia española.
Las metas y los sueños de Mechita, seguidos con fuerza propia por sus hijas, hermanos, sobrinos y amigos, se han cumplido con creces. Casa FOAextendió su área de influencia al mundo del arte al impulsar la incorporación de pinturas, esculturas y objetos en los ambientes decorados, desterrando la idea (definitivamente abolida por Internet según se lee en esta misma página)de que el arte es un patrimonio de la elite.
No parece errado afirmar que estas multitudinarias exposiciones por las que han desfilado en estos años más de un millón de personas son también un acontecimiento cultural. O no lo es, acaso, el diseño de un parque; la manera de presentar una mesa; de iluminar una escultura o de elegir una carta de colores. En los últimos años, el desarrollo de la industria de la decoración en la Argentina coincidió con el crecimiento sostenido de las sucesivas ediciones de Casa FOA, convertida en una marca internacional con fuerte presencia en Brasil y en España. La construcción del ex desembarcadero, cedido en préstamo por la Armada, comenzó en 1907, de acuerdo con las necesidades de un flujo migratorio creciente. En ese mismo espacio, más de cincuenta estudios de arquitectura, de diseño de interiores y paisajismo trabajarán para revalorizar el edificio casi derruido ubicado en la zona más cara de la ciudad. Al mismo tiempo, las obras prevén la recuperación de la fachada Sur, del hall de entrada y del inmenso comedor del hotel, según los lineamientos trazados por la Comisión Nacional de Monumentos y Lugares Históricos. Mientras dure la exposición, que abre sus puertas a fines de septiembre, llegará a ese amarradero histórico nuestro buque insignia: la fragata Libertad.
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