Cachi, el paraíso de los atletas
Correr en la altura requiere una preparación especial; en Salta existe el lugar ideal: cuenta con una pista de solado sintético, pileta climatizada y senderos para sólo pensar en entrenarse
Hay lugares que se visitan y dan ganas de quedarse. Cachi, a poco más de 150 km de Salta capital, es uno de los destinos más elegidos por los atletas argentinos. Tal vez, por eso, se lo conoce como el paraíso del atleta. Argentino, claro. Porque, en rigor, es Iten, un pequeño poblado rural de Kenya, en la región del Valle del Rift y Eldoret, el edén buscado por los atletas de elite mundial. Pero, por una cuestión lógica de costos y proximidad, aquella encantadora localidad salteña de 7000 habitantes suele ser invadida por deportistas argentinos y sudamericanos que buscan sacar rédito a los beneficios que la altura produce en el organismo. Todo, en el marco de un paisaje único, casi inverosímil. Hasta allí regresó por tres semanas Florencia Borelli, uno de los talentos argentinos, en búsqueda de la excelencia atlética. "Estar en Cachi me transporta al lugar que más contribuye en mi crecimiento. Acá puedo entrenarme en doble turno y, además, me enfoco sólo en el atletismo. Desde que me despierto hasta que me acuesto hago atletismo", detalla Borelli, de 21 años.
Luis Molina, reconocido atleta, subcampeón sudamericano de media maratón, suele frecuentar tierras cacheñas. "La elijo porque tiene la altura justa (alrededor de 2280 metros sobre el nivel del mar), muchos circuitos para los trabajos largos y, lo más importante para cualquier atleta, la pista sintética", cuenta Molina, quien en los últimos dos veranos viajó al norte junto con su novia y atleta, Nadia Esquivel. "Es un lugar donde no hay distracciones y eso permite no desviarse del objetivo, enfocándose 100 % en el entrenamiento. También tiene muchos caminos de tierra sin autos para entrenar y así cuidar los músculos y articulaciones. Hay pocos lugares en el mundo que cuenten con todo lo que ofrece Cachi: altura justa, la pista, una pileta, caminos de tierra, subidas y bajadas de todas las distancias y pendientes, y además paisajes hermosos", agrega Esquivel.
En su hoja de ruta, para Molina los entrenamientos en la altura no varían demasiado respecto de los que ejecuta a diario en el llano. "Es algo muy personal, ya que la altura produce efectos distintos en cada cuerpo", revela.
Altura: lo recomendable para asimilar el trabajo es permanecer por no menos de tres semanas con 3 a 5 días de aclimatación
Al respecto, el doctor Pablo Pelegri (MN 104.250), médico especialista en Medicina del Deporte, ensaya una explicación: "El entrenamiento de altitud no asegura que todos los atletas podrán beneficiarse con este método. Hay quienes necesitan altitudes mayores que otros, y algunos, además de no beneficiarse tanto, por razones genéticas no lo soportan y se sienten muy mal". Y añade: "A mayor altitud, más dispersas se encuentran las moléculas de oxígeno y al organismo le cuesta más captarlas. Cuando el cuerpo se expone a esta situación, tiene un mecanismo de compensación produciendo más glóbulos rojos con la finalidad de aumentar la capacidad de transportar el oxígeno a los músculos". Este mecanismo es desencadenado a través de la mayor liberación de la hormona renal eritropoyetina (EPO) que estimula la producción de los glóbulos rojos. Por ello, al descender y competir a nivel del mar, suele tenerse mayor ventaja mientras se mantenga ese mecanismo de compensación. Algo, por cierto, que no es una fórmula o un atajo hacia el éxito.
¿Cuándo viajar?
En la altura se corre más lento porque para mantener la misma velocidad que en llano el costo energético es mucho mayor. "Lo ideal es empezar a ritmos suaves e ir escuchando al cuerpo. A medida que el corredor se va acomodando podrá incrementar el ritmo de carrera. Llevar un cardiotacómetro para medir la frecuencia cardíaca puede ser de gran ayuda", apunta Pelegri.
Según Ezequiel Morales, triatleta ganador del Ironman de Florianópolis 2012, depende del objetivo del atleta y de la experiencia que tenga entrenándose en la altura. "Un atleta con experiencia previa puede ir a prepararse en un período cercano a una competencia importante, bajando al nivel del mar 10, 12 o 15 días antes del objetivo. Pero para uno que todavía no sabe cómo puede adaptarse a ese entrenamiento, es preferible ir con más tiempo", dice. Para el doctor Pelegri lo ideal es permanecer por un período cercano a tres semanas, "dentro de las cuales se realicen entre 3 y 5 días de aclimatación, y luego, alrededor de dos semanas más de entrenamiento", enumera.
Morales estuvo en Cachi por primera vez en 2000. Hoy vive en Brasil, pero regresa cada vez que puede. Lo une una cuestión deportiva, pero también sentimental. En Cachi, en enero de 2011, se casó con la triatleta Soledad Omar. "Este lugar ofrece una geografía excelente que permite hacer cuestas de todo tipo en un paisaje bellísimo. Tiene una pista de atletismo de uso libre las 24 horas del día, pileta y un marco imponente con sus montañas creando un clima emocional en el atleta muy positivo para un mejor aprovechamiento de todas las capacidades", indica Morales. "Cada uno reacciona de una forma diferente, y eso hay que respetarlo a rajatabla", precisa.
Con los mismos objetivos, María Peralta, maratonista en los Juegos de Londres 2012, es una enamorada de los encantos salteños. La marplatense también estuvo en Iten, Kenya, durante 22 días preparándose para la cita olímpica y cuenta que la principal diferencia entre un lugar y otro radica en la cantidad de atletas y que en la localidad africana pareciera que todos se entrenan para un juego olímpico. "Si bien son sitios distintos, una cuando se entrena aprovecha los beneficios que ofrecen lugares así. Para mí, se parecen. Los caminos africanos son muy similares a los de Cachi, sólo que sus tierras son coloradas", describe.
Una historia de amor
Laura Kyte es una corredora inglesa que se enamoró y se casó con el marchista cacheño Fabio Benítez González cuando visitó la Argentina hace unos cuatro años. Un proyecto voluntario de una ONG cristiana fue el motivo. En su visión, Cachi fue una solución para su vida.
"Siento que no elegí a Cachi si no que Cachi me eligió a mí. Por eso me quedé", manifiesta. Hoy, Laura y Fabio se entrenan a diario con las montañas como telón de fondo. "En mi caso, noto una buena diferencia en el rendimiento al volver al llano", dice González, quien, en verdad, sufre la adaptación a la ciudad, especialmente por el clima húmedo de Buenos Aires. Dice que en Cachi casi no transpira, aunque, como a todo aquel que haya pasado por la pista o por sus diferentes senderos, la boca se le seca en poco tiempo. Hay una razón:en la altura se requiere casi el doble de agua que entrenándose al nivel del mar.
Iten, la meca del atletismo
En el Valle de Rift, a 2400 m sobre el mar, Iten es visitada por atletas como Mo Farah. "En Iten sólo se piensa en correr. No hay distracciones como en Europa", cuenta el campeón olímpico de 5000 y 10.000 metros .
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