El año en que se volvió a la lucha con los grandes
Seguramente, el año que se va será recordado de la mejor manera por el vóleibol argentino. Después de un 2008 aciago en cuanto a participaciones internacionales, la llegada de Javier Weber a la selección oxigenó al equipo argentino y le planteó nuevos objetivos.
El entrenador, que asumió a finales de marzo, se propuso llegar a las instancias finales de todas las competencias que se disputaran. Con esa filosofía, y con un recambio de jugadores que combinó la experiencia con lo mejor de las promesas juveniles, Weber rearmó un equipo que volvió a entusiasmar a fuerza de buen juego y resultados. Además, la asociación de la Federación del Voleibol Argentino (FEVA) con la empresa IDS Sports permitió modernizar la comercialización del deporte y ya consiguió su primera recompensa: la organización del Final Six de la Liga Mundial de 2010, en Córdoba.
De la mano del trabajo de Weber se consiguieron los 7 triunfos en 12 partidos de la Liga Mundial que le permitieron a la Argentina llegar por primera vez a una instancia final de ese certamen por méritos deportivos, lo que se coronó con un quinto puesto.
Tras aquel logro, se consiguieron otras dos conquistas que ratificaron la confianza en el éxito del proceso. La primera fue el subcampeonato en el Sudamericano de Bogotá, detrás de Brasil. Días después, el equipo nacional vencía en el Premundial de San Luis a Bolivia, Chile y Colombia y se aseguraba el pasaje para el Mundial de Italia de 2010.
Los resultados obtenidos permiten disfrutar de un grato presente que abre la ilusión de que el futuro sea aún mejor. El trabajo y la motivación parecen ser suficientes como para que así sea.
Encabezar el ranking, un nuevo privilegio
Las medallas de bronce obtenidas en los mundiales de menores y juveniles le permitieron a la Argentina liderar el ranking internacional que agrupa las dos categorías.
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