El estadio de Racing se convirtió en sede del caos
Iban 35 minutos del segundo tiempo en el estadio de Racing y el encuentro parecía resuelto, porque Independiente ganaba 2 a 0 y el equipo dueño de casa no le encontraba la vuelta. La hinchada local, entonces, no encontró mejor remedio que ir en busca de su par rival. La policía quedó en el medio. Y el caos hizo su presentación. El árbitro, Horacio Elizondo, suspendió el partido acertadamente.
El núcleo de la parcialidad de Racing, ubicada en la cabecera baja que da al estadio de Independiente, se dirigió en masa por su derecha hacia uno de los ángulos de la cabecera opuesta, donde estaban los hinchas visitantes.
Todos suponían que lo peor podía pasar. Al principio, sólo se dedicaron cantos amenazantes, mientras los efectivos apostados allí custodiaban que de ninguno de los dos lados se superaran los cordones policiales.
La tensión estaba instalada y empezó a hacer eclosión cuando desde la bandeja superior, los simpatizantes de los dos equipos comenzaron a arrojar las butacas que se encuentran en esos sectores. También se tiraban con otros objetos menos contundentes y lo mismo hacían los de abajo, que no contaban con asientos.
La policía se protegía y, a los efectivos que estaban del lado de Racing, se les empezó a hacer cada vez más difícil contener a la gran cantidad de personas que presionaban en masa para romper el cerco policial.
Y se dio lo que se esperaba: en un momento, los escudos ya no aguantaron el empuje de los hinchas, que comenzaron filtrándose de a poco y terminaron por hacer retroceder a los efectivos, que se dirigieron hacia una de las bocas de salida.
Alguno quedó rezagado y sufrió la agresión de los hinchas. Enseguida volvió la Guardia de Infantería y disparó balas de goma al aire para dispersar a los violentos.
Ante la reprimenda policial, los fanáticos retrocedieron corriendo. Ya hacía rato que se escuchaban gritos de madres y padres desesperados intentando alejar a sus chicos del peligro.
Pero los revoltosos no se contentaron, volvieron a la carga y chocaron abiertamente con la policía. En este caso, los efectivos no dudaron en parapetarse con sus armas y directamente dispararon hacia los violentos. Incluso, algunos policías apostados del lado de Independiente también dispararon a traves de los alambrados divisorios hacia los hinchas.
En el afán de conseguir algo para arrojar, un joven de 15 años se enfrentó con un vendedor de panchos y recibión un puntazo en el hígado y fue operado anoche.
Los enfrentamientos dentro del estadio se superaron luego de varios minutos de intensa lucha. Pero se trasladaron durante algunos instantes hacia los alrededores. La tarde, para entonces, ya estaba totalmente teñida de horror.