Boca vive una "sensación de inseguridad" que va más allá de Rossi
Boca vive una "sensación de inseguridad" que va más allá de Agustín Rossi , el gran apuntado del momento. Rossi queda expuesto porque cuando el arquero se equivoca, nadie lo salva. Puede ser que el Nº 1 de Boca sea un gran proyecto y que no esté hoy preparado para asumir ese rol en una Copa Libertadores, pero (en todo caso) eso debía haberse pensado antes, a la hora de las incorporaciones. Una vez que se cerró el libro de pases, los mejores son los que tiene cada DT. El tema es que no es lo que se observa en los partidos.
No es un mérito menor de Guillermo Barros Schelotto mantener a Boca como un equipo competitivo y líder en el ámbito local por más de 500 días, aun con lesiones importantes como las de Benedetto y Gago, más cuando después también se le caen Goltz, Barrios y Cardona; hasta Tevez estuvo ausente por lesión. Pero la "sensación de inseguridad" la genera todo el equipo de Boca incluso en partidos que terminó ganando por más de un gol.
La "sensación de inseguridad" no es fácil de describir, pero eso se ofrece cuando la mayoría de los intérpretes de un equipo no son confiables. Boca tiene un plantel con buenos jugadores, en algunos casos, muy buenos. Pero ¿son confiables hoy? ¿Cuántos de los titulares que salieron a jugar con Palmeiras tienen la aprobación total de los hinchas? ¿Cuántos logran transformarse en la bandera del equipo y, desde ese lugar, generar un contagio positivo en los demás? ¿Cuántos ofrecen soluciones ante situaciones adversas? La "sensación de inseguridad" se potencia en los cruces directos y contra adversarios de mayor jerarquía. Y abarca, desde lo global de su funcionamiento, a que la mayoría de las veces Boca termina ganando por empuje y estilo ofensivo, pero no porque tenga el "control del partido", o porque domine la mayor parte de los "mini-partidos" que se dan durante los 90 minutos. Cada pelota parada en contra también genera inseguridad.
Rossi es el primer eslabón de una realidad que se contrapone, hoy, con la "sensación de seguridad" que entrega Armani. Eso también juega en la cabeza de un jugador, puede influir en su estado de ánimo y toma de decisiones (como salir a cortar como líbero con la cabeza). Eso y escuchar que desde las propias paredes de la Bombonera hay desconfianza y se escuchan nombres para traer otro arquero como Buffon o Marchesín en plena competencia. Armani está en un momento en donde, con su sola presencia, logra hacer dudar hasta al delantero más confiado y determinante de la actualidad en el fútbol argentino como Lautaro Martínez. Rossi (hoy) está en el extremo, pero el problema de Boca no es ése. Sino que, salvo Pavón o Barrios, todos alimentan esa "sensación de inseguridad".