El enfoque: El maldito equipo de la B que desnuda al fútbol argentino
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Tigre estrenará en el ascenso su primer título en la A. Suena ridículo. Tanto como cuando no le permitían jugar la Copa Libertadores porque había perdido la categoría. La siniestra confabulación de desfigurados reglamentos y perversos promedios. Tigre magnífico, Tigre maldito. La consagración pareció guionada por un libretista justiciero. La amargura del descenso ya es irreparable, pero esta conquista endulzará la ilusión de un regreso exprés. Un título que, por si hacía falta, les recuerda a los defensores de los promedios que un sistema perverso y distorsivo no puede seguir controlando quién deja la élite. Como una lupa indiscreta, la Copa de la Superliga llegó puntual para agigantar la sinrazón. Se lo merece el fútbol argentino, para que el mundo lo vea con sorpresa y algo de conmiseración. El país que patentó mamarrachos inolvidables, como un torneo de 30 clubes, acaba de producir otra desventura: el mejor perdió la categoría, el campeón se va a la B. Tigre paga con su pellejo, pero la primera estrella de su historia será un faro que iluminará el despropósito.
Este año, el Matador encadena 17 partidos, con 11 victorias, tres empates y tres derrotas. Gorosito alcanza un fabuloso 71% de efectividad. Ese es el equipo que desciende, víctima de un método que naturalmente nadie imita en el planeta. Solo una vez en su trayectoria como entrenador le había ganado Gorosito a Boca en cerca de dos decena de partidos. Otro mensaje reparador de la victoria en el Kempes, porque la coronación de Tigre está repleta de simbolismos. Como la caída de Boca, que sigue acorralado. Cada final no es un desafío, es una obligación. Es la herencia de Madrid 2018, un lastre que lo perseguirá por mucho tiempo. En cada definición lo motorizan los nervios. El pavoroso miedo a perder. Como contra Central en la Supercopa Argentina, frente a Tigre también tenía todo para perder. Y perdió.
Vaya destino, Tigre descendió con River y se consagró con Boca. Nunca un equipo argentino jugó la Copa Libertadores desde el descenso. Lo hará Tigre, que en enero/febrero 2020 estará viajando por América del Sur para, quizás, cruzarse con Flamengo, Peñarol o Colo Colo, y a la vez sostendrá su marcha federal por la B Nacional ante Agropecuario, Rafaela, Brown de Madryn o Ramón Santamarina. Que a Tigre le esperen momentos excepcionales los expone a todos. La Copa de la Superliga, un invento sobre la marcha para satisfacer a los dueños de los derechos televisivos, un parche de apuro en calendarios desacoplados, coronó al equipo más incómodo. El que podía desnudar tantas desprolijidades. Un castigo divino. Justicia poética.ß
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