Estudiantes se juega entero
Con voluntad y esfuerzo venció 3-1 a Argentinos, tras ir en desventaja, y se afirmó en lo más alto; la Gata Fernández, Núñez y Mercado, los goleadores.
Por Martín Carrasco (h.)
Para LA NACION
Esta versión de Estudiantes se acostumbró al andar trabajoso, abundante en esfuerzo y escaso de lujos, al despliegue generoso y la convicción a prueba de obstáculos. No será deslumbrante ni un canto al brillo, pero la solidez y su carácter rocoso le alcanzan para estar en lo más alto del Apertura, con cinco puntos de ventaja -y un partido más- sobre Vélez, el único en condiciones de darle batalla de aquí hasta el final.
Este Estudiantes no tiene la belleza aerodinámica de un Fórmula 1. Lo suyo tiene otro estilo. A este Rastrojero -tal la definición de Juan Sebastián Verón- le ha tocado recomponer sus piezas una y otra vez: jugó varios partidos sin delanteros; debió sobreponerse a las lesiones de varios titulares, e incluso ayer le faltó Enzo Pérez, una de las claves de su andamiaje. Como un mecánico avezado, Alejandro Sabella remendó el modelo y su auto... perdón, su equipo, sabe manejarse con tres, cuatro o cinco defensores, y más allá de algún percance -como los tropiezos ante All Boys y Tigre- siempre sale adelante.
Ayer le tocaba enfrentarse con un Argentinos con la confianza en alza por los buenos resultados de las últimas semanas. Y Estudiantes superó este objetivo con una tarea de menor a mayor. Porque, durante buena parte del primer tiempo, fue superado por un adversario que progresaba en la medida en que Mercier y Ortigoza se adueñaban del medio campo. Tuvo la primera ocasión con un cabezazo de Gentiletti que Benítez salvó en la línea. El gol de Ciro Rius, tras una corrida de Niell, podía ser un duro impacto, pero terminó por convertirse en un cachetazo que despertó a Estudiantes: apenas cinco minutos después, un buen centro de Rojo fue cabeceado por Gastón Fernández para el 1-1. De todos modos, quedaba la impresión de que Argentinos era más prolijo.
Pero Estudiantes cambió. Fue distinta la actitud que mostró el equipo en la segunda mitad, sobre todo de parte de Fernández, Benítez y Verón, los pilares en los que Estudiantes se apoyó para salir airoso. La Gata, convertido en el principal artillero del líder del certamen con cinco goles, se puso el equipo al hombro con un intenso despliegue por todo el frente de ataque, con la misión de encarar y generar situaciones de riesgo; Verón, a pesar de algunos problemas físicos, se las arregló para copar el medio campo con más presión y toques de primera.
Al Pincha le quedaba otra carta importante: la pelota parada, un arma que Sabella y los suyos elaboran con mucha dedicación. Ese recurso iba a ser decisivo para terminar de torcer el partido en su favor. El Chino Benítez se avivó en un tiro libre sobre la derecha del ataque y habilitó rápidamente a Maxi Núñez, que estaba desmarcado y derrotó sin problemas a Navarro. Después, con otro tiro libre desde un ángulo cerrado, Benítez asistió a Mercado, que definió con un cabezazo certero.
Estudiantes se adueñó de un partido muy complicado y sigue su camino hacia la coronación. A despecho de las limitaciones y de los problemas que se le aparecen a cada paso, siempre consigue el resultado que necesita. Argentinos tampoco pudo frenarlo. En el camino asoman River y Arsenal, los últimos escollos, pero a este conjunto que dirige Sabella le sobra espíritu de lucha, oficio y convencimiento de un grupo acostumbrado a las grandes batallas, y con ello le basta para mantenerse arriba de todos y estar cada vez más cerca de una nueva consagración.
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