Facundo Buonanotte, la última joya: zurdo, juega de 10, tiene 17 años, quiere terminar la secundaria y Tevez lo compara con Lionel Messi
Es un atrevido: fanático de Central, admira a Di María, juega con la clase de los viejos potreros y suele ser citado a la selección Sub 20; una historia de superación
Zurdo, elegante, camiseta 40, algo más que un metro 70. Cara de pícaro, voz de estudiante (no tan) aplicado de quinto año del Colegio San Martín. “Falto mucho, pero me bancan, tal vez en otra escuela ya me habrían dejado libre. Me mandan los trabajos prácticos; si me quedo, me matan…”, asume. Los resúmenes descansan en el bolso del vestuario visitante de una colérica Bombonera, una noche de invierno de agosto.
Van 20 minutos del primer capítulo. Cabeza levantada, pelota al pie, camiseta de Rosario Central transpirada y mente atrevida, como exigen en Arroyito. “Tuve que dejar muchas cosas de lado, como cumpleaños, cambiar la alimentación. Se nota que el rendimiento es otro, porque el fútbol es un sacrificio”, piensa, mientras se divierte y encara. Un caño a Alan Varela, pasa, gambetea, tira un taco. La pisa. Facundo Buonanotte tiene 17 años y el viento a su favor. Un pichón de crack, parecido a…
“Miro fútbol y hace mucho que no veía jugar a alguien que me dé tanto placer como Buonanotte. Cuando hace el freno y acelera me hace acordar a Messi. Está en un nivel muy alto”. La rúbrica lleva la firma de Carlos Tevez, que algo sabe del arte de la magia en ataque. Días después, cuando en la Ribera se divierte más que sus compañeros y sus rivales, el DT pisa el freno. “Buonanotte tiene que ser Buonanotte, tiene 17 años y juega muy bien. Él tiene que hacer su camino, con la cabeza bien puesta en disfrutar a Central. Si sigue así, le queda poco…”. Poco en el fútbol nuestro, lógicamente. Juventus, días atrás, tomó nota de algunas de sus travesuras.
Alejandro Fernández lo dirigió en la sexta división el año pasado. Lo conoce muy bien. “Escuché a Tevez cuando dijo que en algunos movimientos le recordaba a Messi y creo que se fue un poco lejos al compararlo con el mejor de todos, pero sin dudas que uno de los puntos fuertes de Facu es ese. Si te fijás en esa jugada en la que casi convierte, él mira una y otra vez para ver si alguien lo acompaña, hasta que decidió hacer la personal. Es talentoso de arriba, de la cabeza, no sólo con los pies”, contó, según citó el diario La Capital.
De izquierda a la derecha. Y al revés. “Carlos (Tevez) nos pide que tanto Gino (Infantino) como yo, tiremos diagonales. Trato de hacerlo y ocupar el espacio del nueve que está libre”, se presenta. Tiene más repertorio, desde ya. Le agrada repasar conceptos de las materias que debe y, en sintonía, detalles de laboratorio futbolero. Admira a Leo Messi, pero tiene un preferido: “Angel es un gran jugador. Y es de acá, de Central. Como yo”. Di María y la cuestión de principios. “Pero yo soy Facu, cada uno hace su juego…”, aclara el chico que llegó al Gigante a los 10 años. Subía a la tribuna y bajaba entre gambetas.
Un penal a Sol de Mayo, por la Copa Argentina, un cabezazo goleador a Sarmiento por el torneo local. Allí, la explosión. El crack del futuro, protagonista de un impacto de arriba y de un disparo, violento y punzante, que chocó contra un poste en el final. “Es una noche soñada. El grupo necesitaba una victoria así. Carlos nos ayuda mucho. Esto es para todos”, contaba Buonanotte, con sonrisa plena.
Hablaba del famoso entrenador y de un grupo de jóvenes que quiere salir adelante. Respaldado, también, en Gaspar Servio, el arquero y Walter Montoya, el símbolo. “Es importante que los chicos muestren su jerarquía. Los grandes tratamos de llevarlos de la mejor manera. Los chicos tienen que jugar, como Buonanotte, [Gino] Infantino [19 años]”, afirmaba el volante, ahora lesionado.
Y el primer contrato. Y citaciones repetidas en el Sub 20 que dirige Mascherano: “Javier es buena onda, me dice que juegue tranquilo”. Era una suerte de pequeño enganche en el club Mitre (“la 2004 era un gran equipo, salimos campeones”), de Pérez, un municipio a 12 kilómetros de Rosario. Lo fueron a buscar a la casa: tenía 10 años. Fue el papá de Komar, que era el coordinador. “Me gusta tener la pelota. Aunque la verdad, en mi posición, le gusta a cualquiera. Asociarme con mis compañeros es lo más. Mi posición es de enganche natural, pero puedo hacer las bandas. La selección es un placer. Me convocan seguido…”. Habla con la desfachatez de como juega. Alejo Véliz lo suele acompañar en la aventura de la celeste y blanca juvenil.
Pisa la pelota desde los 4 años. Iba a dormir como en los cuentos: con el balón debajo de la almohada y la de Central de pijama. La historia dio un vuelco definitivo en 2022. “Se me dio todo de golpe, es un año inolvidable. Christian (Kily González) me llamó, hice fútbol con los suplentes y fui convocado para un partido amistoso. Cuando me agarró y me dijo, no veía la hora de llegar a casa y contarles a mis papás, se me caían las lágrimas”, se emociona.
Mauricio Buonanotte y Pamela Pérez solo tuvieron un hijo: viven, los tres, en la misma casa de siempre. “Son mis ídolos, los más grandes que hay. Ellos siempre la pelearon de abajo”, refleja. Juega, estudia y sueña. Lo decía hace unas semanas, lo suele repetir. Nada como una vuelta olímpica en Arroyito, bajo el calor de su gente. No hay imposibles, cuando encara, fina estampa, zurda contracultural. “Las expectativas que tengo para este año son las que tienen todos los hinchas, lo que todos queremos, que es salir campeón con Central”, dice. Algo así como jugar mirando las estrellas.
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