Enzo Francescoli, con LA NACION: "Gallardo debe quedarse en River más allá de ganar o perder"
A fines de mayo de 2014, cuando en River todo era algarabía por las obtenciones del Torneo Final y la Copa Campeonato, los primeros títulos luego de la debacle, una bomba explotó en Núñez y obligó a la gestión del presidente Rodolfo D’Onofrio a tomar su primera gran decisión deportiva: Ramón Díaz renunció y su vacío parecía difícil de llenar. Pero allí apareció la voz del manager Enzo Francescoli , quien tenía un único candidato: Marcelo Gallardo .
Propuesto por el ídolo uruguayo, fue él quien llamó por primera vez al Muñeco para comunicarle la intención de contratarlo como director técnico, una elección que marcaría un antes y un después en la historia del club. A casi cuatro años de aquel momento, River continúa con Gallardo como cabeza del grupo, algo que desde la CD desearían que fuera eterno. En una charla con la nacion, Francescoli analiza el presente y avisa que el puesto del DT nunca se pondrá en duda por un resultado positivo o negativo.
–¿Cómo se trabaja junto a Gallardo y D’Onofrio, dos personas de fuerte personalidad?
–Bien, de la mejor manera. Yo a Marcelo lo conozco desde los 17 años, compartimos un montón de cosas, así que es mucho más fácil. Entre ellos se aprendieron a conocer y hoy ya es fácil. Los dos tienen mucho temperamento, pero siempre la relación ha sido excelente. Claro que los resultados ayudan mucho, porque el fútbol viaja a su pulso.
–Hablando de resultados. Si River no ganaba la Supercopa con Boca, ¿se podía llegar a poner en duda la continuidad de Gallardo?
–Para mí nunca va a pasar eso. La llegada de Marcelo fue pensada en ese sentido: era el tipo indicado más allá de los resultados porque enseña, tiene lógica, conoce el club y sabe el gusto del hincha para que su equipo juegue así. Más allá de ganar o perder, debe quedarse. Si no, hablamos de que el fútbol necesita proyectos, y nadie hace nada. No pueden los resultados ponerse siempre por sobre las cosas.
–Pero sí benefician al trabajo…
–Claro que te ponen de mejor humor si son positivos. Por ejemplo, nosotros después de perder con Lanús en la Copa Libertadores, tuvimos momentos complicados, con no tan buenas decisiones. Pero el convencimiento de lo que uno hace tiene que estar por encima de eso.
–Un puesto como el del mánager de un club, ¿tiene fecha de vencimiento o no?
–Depende de los dirigentes, como todas las cosas del club o como en una empresa con sus dueños. Yo estoy contratado, que tenga una historia detrás, es otra cosa. Dependo del que me contrata. Y también tengo la libertad de irme, pero hoy estoy cómodo, bien y laburo con gente que me gusta. De hecho a Gallardo lo traje yo.
–No debe ser fácil igual…
–Nada es fácil en el fútbol. Para mí era más fácil jugar porque es algo que me salía, hacés cosas medio de inconsciente. A veces nosotros hacemos el fútbol más difícil de lo que realmente es.
–¿Cómo ves el presente del equipo?
–Estamos mejor. El fútbol tiene mucho de técnica y táctica, pero lo que más tiene es estado de ánimo, como la vida misma. Sobre todo, en un grupo, donde tenés que congeniar a todos. Los resultados importantes son claves como para generar algo mejor o peor, ya sea negativo como contra Lanús o positivo como contra Boca.
–Tras varios mercados de pases austeros, River gastó cerca de 43 millones de dólares por nueve jugadores en los últimos dos, ¿a qué se debe el cambio?
–Es una decisión que la teníamos desde el principio, pero nunca habíamos tenido la posibilidad económica. Antes no había un mango, y al principio nos pasó con Ariel Rojas o Carlos Sánchez, por ejemplo, que no los pudimos retener porque no teníamos la forma de pagarles lo que les ofrecían en otros lados. Después, fueron sucediendo las cosas al punto tal de que solo fueron transferidos los jugadores que se fueron por decisión propia o cláusula de salida. Y también pudimos salir a un mercado que no era fácil, trayendo a jugadores como Pratto o Armani. Pero eso habla bien del club. No es algo que urgió, si no que siempre estuvo planeado porque en River debe ser así.
–Se habló mucho de las compras puntuales de Lollo y Larrondo, ¿qué mirada tiene sobre el tema?
–Esto es fútbol, todos conocemos lo que pasó hasta hoy. Lo del futuro, no se conoce. Así que nadie puede prever si un jugador se va a volver a lesionar o si se va a lesionar varias veces. Sí sabíamos, y lo he explicado hasta el hartazgo, que con Lollo podía pasar lo que pasó, lo sabíamos todos en el club y lo aceptamos. Pero lo de Larrondo, no. Es más, pasó hasta peor porque se lesionó las dos rodillas. Eso no quiere decir que está bien o mal, pero sucede.
–A casi un año de los casos de doping, ¿qué reflexión tiene?
–Fue un golpe para todos, sobre todo para los dos chicos que fue terrible. Para el club, no saber nunca qué fue lo que pasó es algo triste que siempre quedará ahí.
–River nunca encontró una explicación…
–No, y esa es la peor parte para la institución, más allá de todo lo que pasó.
–¿Cómo asimiló el club la denuncia sobre los casos de abusos?
–Genera tristeza por el nombre del club, quedar involucrado en algo así, con algo tan grave como es la salud de los chicos. Es algo que pasó hace tiempo, yo ni siquiera estaba en la Argentina. Por eso es difícil también hablar, pero es algo que se está viendo ahora y ojalá se llegue hasta las últimas consecuencias. Desconozco si es algo sistémico, si yo hubiera sabido sobre algo, lo habría dicho. Pero nunca lo imaginé.
–¿Se sintieron golpeados?
–Nosotros no estamos golpeados, los involucrados son otros. Aparece el nombre del club, algo que es inevitable, pero en el momento en que se conoce algo así, lo único que hay que pensar es que ojalá se sepa realmente cómo fue, qué pasó, y que quienes están involucrados tengan las consecuencias correspondientes.
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