Guerra en Ucrania. La joya del seleccionado que vive en un búnker con su mujer embarazada

La guerra en Ucrania forzó a más de dos millones de personas a emigrar. Y a otras tantas las obligó a dejar su trabajo, poner sus carreras en suspenso y acostumbrarse a las sirenas y a los refugios antiaéreos. El conflicto no distingue entre abogados, arquitectos o futbolistas. Ese es el caso de Giorgi Sudakov, un mediocampista ofensivo de 19 años que es la última gran aparición del fútbol ucraniano. Llevaba la 10 en el equipo juvenil de Shakhtar Donetsk, el mejor equipo de ese país e incluso había debutado con su selección mayor. La vida le sonreía: hace unos meses supo que su mujer, Liza, estaba embarazada. De repente, la invasión; de repente, la vida en stand-by. De repente, Kiev se volvió una ciudad fantasma.

“Giorgi Sudakov es el mayor talento que entrené en mi vida: 19 años, internacional A por Ucrania, recién renovado contrato hasta 2026 con el Shakhtar. Un ser humano fantástico esperando ser padre con su esposa Lisa de una niña”, relata en su cuenta de Twitter el entrenador portugués Fernando Valente, quien supo dirigir a Sudakov en el Sub 17 de Shakhtar.

“Sueños por cumplir, arrebatados por un búnker en una guerra sin sentido. Sí... lloro y rezo por esta pareja y por todos los jóvenes jugadores y amigos que dejé en una Ucrania que me hizo feliz durante dos años. Mi corazón está roto”, agrega el director técnico, que no duda sobre el potencial de Sudakov y asegura que podría jugar en cualquier equipo grande de Europa.

“Sudakov es un chico con un potencial enorme, incluso para jugar en el F.C. Barcelona o el Manchester City. Fue el talento más grande que entrené y es una de las conexiones más fuertes que tengo. En mi teléfono guardo una foto antes del conflicto de él y su novia, que está embarazada, feliz por ello, y hace un rato me envió otra de ellos metidos en un búnker y tristes. Cada vez que lo vuelvo a ver, se me saltan las lágrimas”, dijo Valente en una entrevista con la Agencia Lusa.

“Las imágenes de la guerra me causan una enorme tristeza, por las personas fantásticas que conocí y los amigos que hice para la vida. Tengo el corazón partido por la dimensión de la tragedia y el sentido patriótico de los ucranianos. Van a luchar hasta lo último y eso podría resultar en una masacre al final”, agregó Valente.

Antes de llegar al equipo más importante de Ucrania, Sudakov también vistió la camiseta del Metallist de Kharkiv, una de las ciudades más bombardeadas por las fuerzas rusas. Nacido el 1 de septiembre de 2002, había renovado hace algunas semanas su contrato con el Shakhtar. Si en algún momento puede abandonar su refugio junto a su joven mujer, una vez nacida su hija, Sudakov podrá elegir en qué equipo jugar. La FIFA liberó a los futbolistas que tuvieran contrato con clubes ucranianos para que firmen con otros equipos hasta el final de la temporada. Y después, recién después, podrán regresar si es que la guerra lo permite.

El Shakhtar, del que salieron a comienzo del conflicto todos los futbolistas brasileños a través del paso fronterizo con Rumania, está acostumbrado a la guerra. En 2014, cuando estalló la guerra de Crimea, su estadio Donbass Arena se tornó inutilizable. Entonces, la ciudad de Lviv cobijó los partidos del torneo local en un estadio con capacidad para cerca de 35 mil espectadores. Hoy, ese coliseo deportivo se usa como centro de refugiados.

Yuri Sviridov, jefe de comunicaciones del club de Donetsk, contó: “Estamos tratando de ayudar y organizar un lugar para los refugiados en Lviv (es la ciudad más cercana con Polonia, y hacia allí se desplazaron más de un millón de ucranianos en su huída de la guerra). Tiene un estadio grande que se usó en la Euro 2012″, recordó Sviridov. Y añadió: “Allí jugamos partidos de la Champions League. En conjunto con las autoridades locales hemos decidido dar cobijo a entre dos mil y tres mil personas”, informó el jefe de prensa de Shakhtar. Además, convocó a otras instituciones del fútbol europeo a colaborar: “Si hay más clubes que quieren involucrarse o mandar su ayuda, elementos como sábanas, colchones, camas, almohadas serán muy útiles”.

Desde el inicio del conflicto, el 24 de febrero, el fútbol ucraniano sufrió en carne propia las consecuencias de la guerra. Las autoridades reportaron la muerte de tres futbolistas por los bombardeos (uno de ellos, de las categorías menores del Shakhtar). Además el estadio del Desna, en Chernihiv, quedó prácticamente destruido por los proyectiles rusos. Ese estadio es la casa del seleccionado femenino de Ucrania. “Los ocupantes moscovitas bombardearon la infraestructura de la ciudad y alcanzaron el estadio Yuri Gagarin, del Desna”, informó la Federación Ucraniana de Fútbol en un comunicado. Y añadió: “Lo reconstruiremos. Volveremos más fuertes y mejores. Ustedes, “vecinos”, tendrán que vivir con esto por el resto de sus vidas”.

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