Huracán-River, por la Superliga: el Millonario le ganó 4-0 a Huracán de visitante en una exhibición
Agobia. Exaspera. Asfixia. River juega y no deja jugar. Se impone en la cancha con presencia, temple y mucho fútbol. Asume la responsabilidad de salir a ganar el partido y la disfruta, porque tiene la maquinaria y el material para imponerse futbolística y mentalmente. El sábado por la noche, en la goleada 4-0 sobre Huracán en Parque Patricios, volvió a mostrar sus mejores pinceladas. Y revivió la frase del técnico Marcelo Gallardo tras el brillante 6-1 sobre Racing hace un mes: "Cuando nos salen las cosas somos insoportables".
La diferencia entre un aceitado River y un desdibujado Huracán fue abrumadora. Y la exhibición del equipo del Muñeco fue total: desmarques constantes, posiciones alternadas sin referencias, laterales a pura proyección como si fuesen extremos, toques de primera para avanzar con la pelota en velocidad, presión alta para recuperar y contragolpear e inteligencia para defender.
Así llegó el primer gol, con una gran jugada colectiva que fue una pintura perfecta de la idea de juego: combinación entre Matías Suárez y Nacho Fernández a puro toque por la derecha y aparición de Milton Casco por izquierda para definir como un clásico número nueve. Esa es otra de las grandes virtudes de River, que tiene variantes constantes de sorpresa y no depende únicamente del poder de fuego de sus delanteros para convertir.
Y luego lo reconfirmó, ya que convirtieron tres mediocampistas de muy buen presente: Nacho Fernández de penal, Exequiel Palacios con un excelso remate de media distancia y Nicolás De La Cruz tras una buena jugada colectiva en el inicio del complemento.
Con tres goles en el primer tiempo, liquidó el pleito para regular en la segunda parte. Y, más allá de los primeros instantes de juego en los que Huracán intentó disputar el partido, la sensación que invadió al estadio luego del primer gol era que, si River se lo proponía, podía golear a un inexpresivo rival. Ocurrió y el equipo de Juan Pablo Vojvoda recibió la reprobación de su público, con silbidos, gritos y reclamos.
"Estamos en condiciones de poder hacer un buen partido para recuperar los puntos que creemos que perdimos en el último partido de local", había dicho Gallardo antes del partido, haciendo alusión al 0-0 con Boca. Durante la fecha FIFA, el Millonario tuvo 10 convocados, entre siete de las selecciones mayores y tres de las juveniles, por lo que fueron dos semanas de trabajo alteradas y con un plantel diezmado.
Pero, pese a que los de las mayores recién se reintegraron el jueves, el DT vio bien a la mayoría y decidió utilizar a Franco Armani, Lucas Martínez Quarta, Gonzalo Montiel, Palacios y Rafael Borré como titulares, mientras que mandó a Paulo Díaz al banco y preservó a Robert Rojas.
La decisión era clara: no podía escatimar jugadores porque necesitaba recuperar posiciones en la Superliga, tras ocho puntos en las primeras cinco fechas. Y la apuesta funcionó con creces, más allá de que posiblemente ahora necesite la rotación: el miércoles que viene se medirá con Godoy Cruz por los octavos de final de la Copa Argentina; el domingo 22 recibirá a Vélez por la séptima fecha de la Superliga y el sábado 28 visitará a Gimnasia en La Plata, antes del superclásico de ida del 1° de octubre por las semifinales de la Copa Libertadores.
Una vez más, River demostró que tiene espalda y cabeza para imponerse sobre sus rivales. La idea está clara, los ejecutantes la sienten propia y los hinchas disfrutan de un presente que vuelve a ilusionar.
Más leídas de Fútbol
"Están todos muertos". La declaración de Benedetto que generó polémica tras el triunfo del Xeneize
Kane, líder absoluto. Bota de Oro 2023/2024: así está la tabla de goleadores sin Messi ni Cristiano Ronaldo
Los cuatro mejores. Así quedaron las semifinales de la Copa de la Liga 2024, tras los cuartos de final