"Jugamos el mejor partido del torneo; no nos llegaron nunca"
Barros Schelotto terminó muy conforme; cómo vivió los noventa minutos el técnico de Lanús
Gritó, se enojó, protestó, hasta revoleó un puñetazo al aire en un momento, pero se fue conforme. No era un partido más para Guillermo Barros Schelotto. El Mellizo dirigió su octavo partido como DT de Lanús, se dio el gusto de ganar y justo frente a Boca, club del que es ídolo. Ya la semana había sido especial. Su primer enfrentamiento ante el conjunto xeneize como entrenador finalizó con un triunfo 2-0 y el Mellizo terminó muy satisfecho por el resultado, pero –al mismo tiempo– por el rendimiento de su equipo: "Jugamos el mejor partido del torneo; no nos llegaron nunca. No tuvimos dificultades defensivas. Presionamos bien, jugamos, creamos situaciones. Quizás nos faltó dar el último pase bien para resolverlo antes".
El Mellizo resaltó el esfuerzo que hizo todo el plantel: "El triunfo sirve para reforzar las ideas. Porque veníamos jugando bien, pero hubo veces que merecimos empatar o ganar y no pudimos sumar. Ahora conseguimos la segunda victoria como locales y eso es bueno. Nos da confianza para seguir creciendo".
Un show desde el banco
Guillermo, vestido con pantalón negro y una camisa blanca arremangada, recibió el saludo de Rolando Schiavi, su ex compañero en Boca, no bien salió al campo de juego. Recibió la ovación de los hinchas xeneizes y respondió con un saludo, al mismo tiempo que observó una bandera en la popular visitante que decía: "Guille: nunca te vamos a olvidar. Y los de RiBer, menos".
A los diez minutos se observó su primera queja con el 4° árbitro Angel Bracco tras una acción de Albín: "Fue mano; hizo foul acá, hizo foul allá. ¿No le podés decir al árbitro?". Le dio indicaciones a Valeri, que le tocó reemplazar tempranamente a Pereyra, y no gritó el gol de Regueiro. Durante el primer tiempo se lo vio dentro de todo calmo, varias veces sentado desde el banco y charlando con su hermano Gustavo.
En la segunda etapa explotó: se lamentó ante un remate de Regueiro que casi termina en gol de Castillejos y tiró un puñetazo al aire por una falta que Mauro Vigliano cobró en favor de Erviti. Allí perdió la tranquilidad. Y cuando el línea N° 1 Diego Romero se acercó para advertirlo y pedirle que se tranquilice, que no iba a aceptar más quejas, respondió: "¿A mí? No fui yo. El que protestó fue Gustavo", aprovechándose del parecido. ¿Cómo terminó la historia? Con el juez expulsando a Gustavo.
Guillermo gritó el segundo gol, el de Valeri. Quizás fue un acto reflejo, un desahogo. Quizás fue, al fin, la tranquilidad. "Agradezco el cariño de la gente de Boca. Es mutuo. Esto fue un partido y yo soy tal leal para Lanús ahora como cuando jugaba con otros colores. No es lo mismo ganarle a Boca que a otro equipo. Pero allá pasé diez años maravillosos y el afecto con Boca será de por vida."
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