La “guerra psicológica” de Emiliano Martínez en los penales, fundamental para el triunfo de la selección argentina la final del Mundial Qatar 2022
Tal como había hecho en la tanda de penales contra Países Bajos, el arquero desplegó su arsenal de juegos mentales para desconcentrar a los franceses
Pasó apenas un año y medio de su debut internacional, pero Emiliano Martínez ya tiene un lugar asegurado en la historia grande de la selección argentina. Se hizo con el puesto en el arco de manera inmediata y sin dar lugar al debate, fue el héroe en la semifinal de la Copa América 2021, donde comenzó a mostrar su dominio en las tandas de penales, y posteriormente en el Mundial de Qatar volvió a demostrarlo contra los Países Bajos en los cuartos de final y también durante la final ante Francia, con aquella salvada en los últimos segundos a Randal Kolo Muani. Esa tapada permitió que el partido se mantuviera empatado 3-3, y por lo tanto se extendiera hasta los penales de nuevo.
Y “Dibu”, con la confianza que arrastraba del final del encuentro, se dedicó de nuevo a meterse dentro de la cabeza de los pateadores franceses, con el objetivo de desconcentrarlos para tener la ventaja. ¿qué hizo cuando llegó el momento culminante del Mundial? Empezó su juego mental. Tal como lo explica el profesor de ciencia deportiva noruego Geir Jordet en su cuenta de Twitter (que da origen a este artículo), los primeros acercamientos de Dibu a sus rivales fueron más bien “amistosos”, contrario a lo que demostró a lo largo del torneo. Estrecho su mano tanto con el arquero rival Hugo Lloris como con el primer pateador Kylian Mbappé para entrar en confianza. Claro está que antes, Martínez se había adelantado para llegar primero que nadie al área, haciéndose dueño del “territorio”.
No obstante, ese primer intento de dominar el juego no surtió efecto: con muchísima frialdad, decisión y cálculo perfecto, el autor de un hat-trick en tiempo regular convirtió su penal. Al igual que en el tiro del 2-1 parcial, Martínez llegó a tocar la pelota, pero no la pudo desviar lo suficiente.
Para cuando llegó el turno de Kingsley Coman, el segundo pateador, “Dibu” incrementó su agresividad. Comenzó a quejarse con más vehemencia acerca del posicionamiento de la pelota dentro del punto de los 11 metros y recibió una advertencia del árbitro Szymon Marciniak. Pero el objetivo ya estaba cumplido: el extremo lanzó un penal muy flojo, que fue tapado con la cara, y Martínez festejó efusivamente frente a la hinchada argentina, en otro gesto que buscó proyectar confianza y dominio.
Ya para el tercer lanzamiento de Francia, el de Aurélien Tchouaméni, Martínez comenzó a demostrar de forma mucho más explícita sus tácticas al límite del reglamento. Es él quien agarra la pelota antes del tiro, se la lleva mientras pide más aliento a la hinchada y luego la tira hacia un costado, para que el jugador de Real Madrid necesite ir a buscarla. Aquí el arquero no llega a realizar la tapada, pero el volante esquinó demasiado su remate y se fue desviado.
Y cuando llegó el último penal de Kolo Muani, el arquero fue por todo: le dijo “I’ve been watching you” (”te estuve viendo”), se señaló los tapones en referencia a aquella pelota que le había sacado en la última jugada y hasta le hizo un pequeño baile. En esta ocasión, Marciniak se vio obligado a intervenir, limitando a Martínez y hasta mostrándole la amarilla. El delantero luego convertiría el gol, pero posteriormente la conquista de Gonzalo Montiel para la Argentina hizo que todo valiera la pena. Los juegos del “Dibu” funcionaron. Y ahora, todo un país le agradecerá toda la vida.
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