"La vuelta es para ellos, los que ganaron el título"
Reinaldo Merlo no ocultó su bajo perfil a la hora de festejar; de Liniers se fue a la televisión
El vozarrón inconfundible se escuchó apenas le pusieron los micrófonos en Liniers: “Yo lo dije después de Banfield, íbamos a salir campeones y lo hicimos. Había que ganar el título, porque este grupo entregó todo. Estoy contento por ellos, por estos muchachos. ¿La vuelta? La vuelta no es para mí, es para los jugadores, ellos son los que ganaron el título”. Reinaldo Carlos Merlo, un hombre de 51 años que ya ingresó en la historia de Racing. Mostaza, el conductor de un grupo que rompió un maleficio de 35 años sin títulos saboreaba el trago más dulce como técnico. La hinchada, esa gente que se unió al “paso a paso” y que se sufrió con cada “cuernito” durante estas 19 fechas, no ve la hora de hacerle el famoso monumento, pero él, el de la humildad, prefiere compartir la alegría con su gente y con René Daulte, su ayudante de campo, su amigo, con el que compartió horas de fútbol en River Plate -la entidad que fue su segunda casa y que ahora fue el rival que debió dejar en el camino- y de charlas en esas mesas de café, con sabor a barrio, en las que se unen Alfio Basile, Carlos Babington y Chiche Sosa.
“Ahora que la gente lo festeje, porque los hinchas y nosotros estamos muy contentos por este título. Quiero destacar que esto fue posible gracias a los jugadores y a Fernando Marín (titular de Blanquiceleste)”, agregó Mostaza.
“Mirá, mirá esa gente”, repetía sin cesar el inconfundible Mostaza de la cabellera rubia, la camisa azul a cuadros, infaltable desde el día en que Racing venció a Gimnasia por 4 a 1, el partido que marcó el regreso a la victoria luego del traspié con Boca, por 3 a 1, en la Bombonera.
“Racing demostró a lo largo del certamen que es un legítimo campeón. Fue un equipo muy criticado, pero los jugadores se merecían dar esta vuelta y ser parte de la historia porque perdieron un solo partido.”
Cada vez le costaba más a su garganta emitir su inconfundible vozarrón. Si fue partícipe de un sufrimiento que fue eterno. De varios partidos, de un sentimiento cargado de ansiedad que tardó muchísimo en explotar. Y ese padecimiento lo vivió hasta el final. “El partido estaba terminado cuando ganábamos 1 a 0, pero por una jugada que le salió mal a nuestro defensor nos empataron y tuvimos que sufrir hasta el final, pero se dio, se dio...”
Merlo, que conoció los códigos de la vida en las calles de La Paternal, no se olvidó del momento que está viviendo nuestro país. “La alegría es para todo el país, este grupo se acordó de la gente en este momento tan difícil. Mirá, mirá –repetía– cómo está esa gente. Loca de alegría, no para de festejar.” No era para menos. Merlo no lo quería señalar, pero íntimamente se erigió en el constructor de una alegría que se hizo esperar tres décadas y media.
El orfebre del milagro dejó Liniers y desfiló por la TV. Pasó por “El Show de Video Match”, el programa que conduce Marcelo Tinelli, junto con sus dirigidos y Marín. Mientras los futbolistas cantaban y bailaban al compás de las canciones preparadas por los humoristas de ese programa, Merlo estaba en un rincón del estudio junto con el Polaco Daulte. Ronco, pero con la mesura de siempre, ni las luces de uno de los programas más vistos de la Argentina le hicieron cambiar el discurso.
“Es para ellos, es todo de ellos, porque fueron generosos dentro del campo. Sin la colaboración de este fantástico grupo de jugadores y sin la ayuda de Fernando Marín esto hubiese sido imposible. Gracias a todos”, dijo Mostaza, ya sin la camisa a cuadros.
Las cábalas habían quedado atrás. Los cuernitos y el paso a paso, seguramente, los seguirá utilizando, pues quienes conocen de cerca a Mostaza dicen que es fiel a sus costumbres.
Merlo, después de 360 días intensos -asumió el 2 de enero último- vivirá la mañana más feliz desde que se convirtió en el piloto de las ilusiones de Racing. Porque ayer rompió con el estigma. Con este presente, dejó en el pasado -grato igualmente- a ese equipo de Juan José Pizzutti. Ahora fue el equipo de Merlo el que hizo brillar blanca y celeste a la Academia. Con sus cábalas. Con su dosis de humor y realismo. Con sabor a Mostaza.
Marín: “Algo indescriptible”
Objetivo cumplido para la sufrida Academia y su máxima autoridad, Fernando Marín, el emocionado presidente de Blanquiceleste SA “Esto es algo indescriptible. Se lo agradezco a Merlo, a todos los jugadores... Siento algo tan lindo, pero tan lindo...”, manifestó Marín, apenas concluyó el partido, al borde del césped del José Amalfitani. “A ellos (por los hinchas de Racing) les doy un mensaje de paz. Esta fue una gran alegría para todos los racinguistas, para todos los argentinos, que la están pasando tan mal”, añadió uno de los responsables de este histórico éxito.
Apuntes
Siga, siga el baile: 35 años sin conquistas locales no podían tener revancha en una sola tarde-noche. Por eso, Racing continuará celebrando mañana, a las 17, con un partido contra Guaraní, de Paraguay, equipo dirigido por Gustavo Costas (las entradas se pondrán en venta hoy, desde las 10, en el estadio).
Todos los condimentos: la tarde de la coronación académica tuvo de todo, incluso incidentes. Cuando llegó La Guardia Imperial (la barra brava de Racing), ésta intentó colocar banderas, la policía procuró impedírselo y entonces se produjo durante un par de minutos una lucha cuerpo a cuerpo entre vándalos y efectivos. Los bomberos arrojaron agua a los simpatizantes y se sumaron a la gresca varios policías que estaban en el campo de juego. Todo se calmó cuando popes policiales y de la hinchada pactaron la paz. Eso sí: los estandartes siguieron colgados...
Festejo continuado : el plantel albiceleste prolongó su fiesta anoche en El Show de VideoMatch, y para después tenía programada una cena íntima en el restaurante Rosa Negra, de Martínez.
Pretemporada: aunque hoy la cabeza esté puesta sólo en celebrar la conquista, Racing tiene por delante los torneos de verano. Con esa mira, el viernes 11 del próximo mes el plantel viajará a Mar del Plata para realizar la pretemporada.
Camiseta especial : a la salida del estadio, los jugadores de Racing lucieron una nueva camiseta oficial, pero que tenía agregada la leyenda “Campeón 2001”.
Contra Brazenas : “Prefiero no decir demasiado del árbitro, pero la verdad es que fue lamentable”, criticó Darío Husain.
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