Lollo y Cabral: los guardianes del área de Racing

Los papeles celestes y blancos todavía deambulan sin rumbo por el césped del Cilindro. El viento los lleva de un lado al otro. Dos globos pelean por no caerse al foso, justo al lado del arco en el que Ricardo Centurión desató la fiesta sin fin que todavía disfruta la familia académica.

La celebración durará varios días. La felicidad se torna pletórica, al extremo de la incomprensión. Como aquel 27 de diciembre de 2001 que sigue marcado a fuego en miles de corazones racinguistas. Cada uno a su forma, recuerda esa fecha como una de las más importantes en su agenda futbolera. Como ahora, claro, le dan un lugar preponderante al 14 de diciembre de 2014. Ese título, el del paso a paso, selló 35 años de angustia y padecimiento. Semejante cantidad de años implicó una pesada mochila que a Racing le costó quitarse de encima. Aquel día, Luciano Lollo era un pibe de 14 años que le pegaba todo el día a la pelota de cuero cuando sobraban unos pesos para comprarla. Una pared, la preferida de su casa, tenía magullones por el revoque descascarados de tanto darle y darle. Pero el fútbol, apenas era una excusa para divertirse con sus amigos de Alejo Ledesma, su pueblo a poco más de 300 km de Córdoba capital. "Todavía no pensaba que podía ser jugador de fútbol. Jugaba, claro, pero como todo chico. El día que Racing salió campeón casi ni miré el partido. Tengo muy pocos recuerdos porque estaba jugando con los pibes", cuenta el defensor de la Academia. A su lado, Yonathan Cabral , tenía 9 años cuando Gabriel Loeschbor, enfundado en una venda blanca, rompía la tensión en el estadio Amalfitani. "Ese día estaba mirando el partido en mi casa con la familia. Fue un día que se hizo eterno que terminó en una fiesta que, ahora, pude vivir desde adentro. Todavía no lo puedo creer. Fueron seis meses muy largos para todos", explica Cabral, de 22 años. De pronto Lollo lo mira serio y lo indaga: "¡Qué bueno! Te pusiste serio por un rato". Y ensaya una explicación: "Si no conocés a Yoni te da la sensación que no se toma las cosas en serio. En las prácticas le he dicho muchas veces que debe concentrarse más. Eso es algo que en los partidos no le sucede. Es su forma de ser. Es su esencia y, en realidad, es muy bueno que no la cambie porque le hace muy bien al grupo".

La conexión Lollo-Cabral demoró un puñado de fechas en tomar forma. Y, desde su combinación, pueden entenderse los 7 partidos que Racing no recibe un gol. Ellos son la última muralla, antes de que cualquier delantero se tope con la otra muralla. La muralla China, la de Sebastián Saja. La llegada de Nicolás Sánchez, uno de los catorce refuerzos que arribó a mitad de año, hizo presumir a Diego Cocca que, desde la experiencia, correspondía que Lollo jugase con Sánchez en la primera línea defensiva. "Al principio jugué con Nico y después empezó Yonathan. En mi caso, como jugador nuevo del club, debía acomodarme a uno u otro compañero. Por eso se dio todo tan natural que parece que jugamos hace tanto tiempo", precisa Lollo, de 27 años. Y añade: "El primer acercamiento se dio desde cuestiones de la vida al margen del fútbol. La idea era conocer a la persona, con quién vivía, qué hacía fuera de la cancha. Eso, creo, te ayuda después a fortalecer el vínculo en la cancha".

Repaso

Cabral es jugador de Racing desde la prenovena. Eran tiempos en los que viajaba, entre ida y vuelta, unas 5 horas por día. Quería jugar y le costó porque casi siempre llegaba tarde a las prácticas ya que se demoraba más de la cuenta en la conexión entre un colectivo y otro para unir Isidro Casanova con Avellaneda. "Mi hermano (por Gustavo) jugaba en reserva y me consiguió una prueba. La tuve que pelear porque ya había chicos que venían jugando", cuenta. Como una prueba del destino, luego del ciclo de Mostaza Merlo, el técnico que lo hizo debutar, Cabral pensó en abandonar el fútbol cuando Cocca lo bajó a la reserva. El semestre recién empezaba y el defensor creyó que se le había pasado el tren. Si bien, Cabral es un producto que moldeó Mostaza, para el hombre de la estatua, antes de Cabral tenía prioridad Esteban Saveljich. La parábola del fútbol, hoy tiene a Cabral como uno de los pilares de la defensa de Racing, mientras Saveljich miró gran parte del torneo desde la platea. "Es cuestión de creer en uno y trabajar en consecuencia", remarca. "Es así. Pensar que ya está porque tuviste la chance de jugar casi todo un torneo no significa nada. Lo que uno hace hay que revalidarlo cada fin de semana", agrega Lollo, quien, junto a Gastón Díaz, fue el jugador del plantel campeón que más partidos jugó en todo el torneo.

Refundación

La ascendencia de Diego Milito es indiscutible. La de Sebastián Saja, también. Adentro y afuera de la cancha, los jugadores militan detrás de la causa que impuso el capitán que regresó de Italia para conducir un barco en el que pocos creían. "Después del partido por la Copa Argentina con Argentinos, Diego (por Milito) fue un pilar fundamental para dar vuelta la situación. Su experiencia y la de [Sebastián] Saja ayudaron a todos para salir adelante. Confiamos en el grupo y todo eso ahora tiene un sabor diferente", precisa Lollo.

El rol de Milito y Saja también influyó en la previa del partido con Godoy Cruz. La postergación a la medida de River poco sirvió, pero a Racing le costó transitar esos 14 días que se hicieron eternos. Si a los hinchas les llevó a pasar noches enteras sin pegar un ojo, los jugadores no fueron la excepción. "Se hizo difícil manejar la ansiedad nuestra y la del entorno. Costó disfrutar los días previos al partido porque queríamos jugar lo más pronto posible. Ahora es más simple, pero cuando salimos a hacer la entrada en calor, el Cilindro explotó como nunca", describe Cabral. Para Lollo la procesión fue por dentro. Tan adentro que involucró a su círculo familiar. "Si bien estaba muy seguro del equipo, con mi mujer hablamos horas y horas de Racing. Poder dar la vuelta con mi hija Lourdes de 7 meses en brazos es un regalo que me dio la vida", comenta Lollo.

Los papeles vuelven a flotar en el aire. Una ráfaga de viento intenta acomodar ese desorden que se observa en el Cilindro. Es que la fiesta se trasladó al Obelisco y promete seguir por varios días más. Ellos se arroparon de héroes y lugartenientes de Saja, el jugador que desde el arco les marcó el camino. "El del trabajo y la apuesta por el grupo por encima de todo", revela Lollo. Cabral asiente antes de saludar y llevarse a su compañero por los recovecos de un túnel con olor a gloria.

Lollo y Díaz, con asistencia perfecta rumbo al título

El marcador central Luciano Lollo fue el jugador del plantel campeón de Racing que más minutos jugó a lo largo del campeonato. Lo siguieron Sebastián Saja y Gastón Díaz. Sin embargo, Lollo y Díaz son los únicos jugadores que disputaron los 19 encuentros del campeonato. Lollo estuvo en cancha un total de 1687 minutos, en tanto que Sebastián Saja dijo presente en 18 encuentros. El arquero sólo faltó, por lesión, en la derrota 0-2 ante Atlético de Rafaela por la fecha 10. Sumó 1613 en el arco académico. "Acá lo significativo es que cada uno entendió su función y siempre buscó sumar desde su lugar. No importa si jugaste un minuto o ninguno. Cada jugador que estuvo, como quien no estuvo, colaboró para este logro y eso se notó a lo largo del torneo", analizó Lollo.

Yonathan Cabral

"Alguna vez me gustaría jugar con mi hermano. Es algo que hemos charlado y esperamos poder cumplir como jugadores formados en Racing"

Luciano Lollo

"El gol [convirtió uno ante San Lorenzo] es importante para todo jugador. Incluso, para el defensor. Pero nuestra función es otra"