Mundial de Clubes: del alta médica de Scocco a la sonrisa de Gallardo, River tiene muchos motivos para ser feliz
AL AIN (Emiratos Árabes Unidos).- Sonríe Marcelo Gallardo . Todavía no se acostumbra a pasar por un detector de metales cada vez que debe ingresar al lujoso hotel donde se aloja River . Poco le importa la falta de clima de Mundial de Clubes que se vive en el lobby del Hili Rayhaan by Rotana. Aún cuando es una situación extraña para un personaje que debió acostumbrarse a convivir con la pasión, el cariño, el reconocimiento y el fervor que él mismo, con su trabajo y sus títulos, generó.
Es por eso que, entre túnicas y turbantes, no duda en acercarse a dialogar con el reducido grupo de periodistas que acompañan esta expedición de River en este rincón del mundo. Intercambiar unas palabras en español por fuera del cuerpo técnico y los futbolistas le hace bien. Lo despeja.
Sonríe Gallardo, cuando un periodista le sugiere que se siente en el sillón rojo de Papá Noel que ubicaron en el medio del lobby, justo delante de un arbolito de unos cinco metros de altura desde el cual destellan a toda hora luces blancas colocadas en forma de guirlandas, donde hoy hubo un evento navideño.
[R][R][R] Marcelo Gallardo en [R][R] pic.twitter.com/JHvboHjupL&— River Plate (@CARPoficial) 14 de diciembre de 2018
La buena noticia del día pasó por el alta médica que recibió Ignacio Scocco . El delantero dejó atrás sus molestias y pudo trabajar a la par de sus compañeros, en un entrenamiento similar al realizado ayer en el complejo deportivo del Al Ain, aunque esta vez sólo observado por la prensa durante los primeros 15 minutos. Es casi un hecho que el delantero ocupará un lugar en el banco de suplentes el próximo martes, cuando River enfrente al Ain FC o al Esperance Sportive, de Túnez, que juegan este sábado. Se descuenta la presencia del plantel en el imponente Hazza bin Zayed, para analizar al futuro rival.
Nacho se siente local aquí. Ocurre que ya conoce el césped de ese lugar de entrenamiento. Allí trabajó durante poco más de una temporada, cuando vistió la casaca del Al Ain FC entre 2011 y 2012. Fue uno de los últimos destinos que eligió antes de volver al fútbol argentino. Y aunque no se terminó de adaptar nunca al contexto y las costumbres árabes, el recuerdo que dejó es bueno: 11 goles en 26 partidos y dos vueltas olímpicas.
"La verdad es que fue difícil vivir allí, porque es una cultura totalmente distinta y se hace muy difícil el día a día. A mí me tocó vivir en la ciudad de Al Ain, más chica que Dubai, donde se respetan mucho las culturas locales. Lo tomo como un aprendizaje y eso hizo que tomara la decisión de volver a la Argentina", le decía en una entrevista a LA NACION en septiembre de 2012, antes de regresar a Newell´s.
Sonríe Gallardo cuando cada tarde, después de la práctica, vuelve caminando junto a su cuerpo técnico esos 2,5 kilómetros que lo separan del hotel, una costumbre que intenta llevar a cabo cada vez que el entorno lo permite, ya sea en el interior de la Argentina, en la pretemporada en Estados Unidos o aquí, en los Emiratos Árabes.
Aunque en realidad no sonríe. Sucede que Marcelo Gallardo tiene una sonrisa tatuada en su rostro desde el domingo. Desde Madrid. Desde la noche eterna en el Bernabéu. Y está bien que así sea.
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