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¿Qué es de la vida de... Gerd Müller?
El histórico goleador alemán tuvo una vida marcada por los éxitos, a nivel deportivo, y un duro obstáculo en lo personal, como fue el alcoholismo; un repaso por la rica trayectoria del Bombardero de la nación, como lo bautizaron en su país.
"El Bayern es actualmente lo que es gracias a Gerd Müller y sus goles". Casi cuarenta años atrás Franz Beckenbauer, por entonces compañero de Müller, no tenía más que palabras de elogios para el Bombardero de la nación, como se lo apodaba por aquel entonces a uno de los máximos goleadores de la historia de Alemania. Es que juntos supieron liderar a un Bayern Munich multi-campeón en la década de los 70. Una vez retirado de la actividad profesional, el destino le tenía deparado un futuro lejos de los éxitos y alegrías que supo cosechar como jugador. Sus problemas con el alcohol lo llevaron a un punto tal que necesitó de la ayuda de aquellos que, en su momento, supieron disfrutar a costas de sus genialidades con la pelota.
Gerhard Müller nació en la ciudad de Nördlingen allá por el año 1945. Un año muy particular no sólo para Alemania sino también para el mundo, ya que el país teutón caía en manos de los Aliados y, de esta manera, se ponía punto final a la Segunda Guerra Mundial; la más mortífera y sangrienta que jamás se haya visto en la historia de la humanidad.
Completamente ajeno al delicado momento que vivía su país, Gerd comenzó a demostrar toda su habilidad con la pelota desde muy pequeño. A la temprana edad de nueve años inició su carrera deportiva en el club Nördlingen, donde dio sus primeros pasos. En la temporada 62/63, mientras militaba en el equipo juvenil de su club, Müller iba a dar cuenta de su cuota goleadora al anotar nada menos que 180 goles. Semejante registro lo catapultó casi inmediatamente al club más grande de Alemania, el Bayern Munich, que, por ese entonces, se encontraba en la segunda división.
Con 19 años de edad y un gran futuro en su haber, Müller debió aguardar diez partidos para hacer su debut oficial con la camiseta del Bayern en la temporada 64. Hasta que llegó el gran día, en el mes de octubre. Zlatko "Tschik" Cajkovski, técnico del equipo, lo mandó a la cancha frente al Friburgo y ese "gordo y bajito", como lo solía llamar, le respondió con dos goles. A partir de ahí, su carrera fue en constante ascenso.
En el año 65, junto con un tal Franz Beckenbauer y Sepp Maier, Müller recibió el reconocimiento mundial tras haber guiado al Bayern hacia el ascenso a la Bundesliga. Pero los éxitos, comandados por este gran trío, no supieron de barreras. Un año más tarde finalizaron en la tercera ubicación en la máxima categoría del fútbol alemán y ya en el año 67 le dieron la gran alegría al pueblo bavaro al conseguir la Copa de la DFB. Bajo la tutela de estos magníficos jugadores, el Bayern alcanzó su primera liga en la temporada 69 y, a partir del año 72, hilvanó una seguidilla de tres coronas en forma consecutiva.
Pero los éxitos no sólo llegaron en el plano nacional. A nivel internacional, el Bayern también marcó una época dorada en la historia del fútbol mundial. En el 67 el Munich ganó su primera copa continental al imponerse en la Recopa de Europa y siete temporadas más tarde comenzó una histórica seguidilla de tres coronas en la Copa de Europa, que culminó con el Campeonato Mundial de Clubes.
Durante sus catorce temporadas en el Bayern, los números de Gerd Müller fueron escalofriantes. Convirtió 542 tantos en 589 partidos disputados. Una verdadera máquina de hacer goles… ¿Cuál era su secreto? "Tenía olfato de gol, era una fracción de segundo más rápido que los defensas", reconoció el propio Bombardero de la nación, en una entrevista concedida a la FIFA.
Pero Müller no solo hizo historia con su Bayern querido. También supo ubicar su nombre entre las grandes glorias de la selección alemana. Estuvo presente en los Mundiales de México 70 y Alemania 74, obteniendo el tìtulo en este ultimo, y culminando en la tercera ubicación en suelo azteca.
En la Copa del Mundo del 70 fue la gran figura al finalizar como máximo goleador con 10 tantos. Y sumado a los cuatro que convirtió en la siguiente edición, permaneció durante varias décadas como el mayor anotador en la historia de los mundiales. Hasta que el crack brasileño Ronaldo lo superó en el Mundial de Alemania 2006 registrando su decimo quinto grito en la maxima competencia a nivel mundial.
Portador de la módica cantidad de 735 goles a lo largo de su carrera, Müller no duda ni un segundo cuando recuerda cuál fue el más importante: "Mi gol más importante fue sin duda el 2-1 en la final de la Copa Mundial de la FIFA 1974, en Múnich".
Luego de su exitoso paso por el Bayern, su carrera comenzó a decaer. Emigró a los Estados Unidos, donde defendió las camisetas del Fort Lauderdale Strikers y Smith Brothers Lounge, y una vez que puso punto final a su rica trayectoria, comenzaron a aparecer los problemas.
De luchar semana tras semana con duros defensores que intentaban lo imposible para detener los avasalladores ataques de este goleador letal, Müller conoció a su rival más duro fuera de un campo de juego: el alcohol. "Me destrocé la vida", reconoció en su momento Gerd, a quien, sin dudas, se le hizo cuesta arriba sobrellevar la transición de la fama y el éxito, a volver a bajar al mundo de los mortales. Pero la vida no le soltó la mano al oriundo de Nördlinger y le dio una segunda oportunidad.
Después de varios años de desconcierto, en 1992 su gran amor le devolvió, en cierta forma, todo ese cariño y pasión que Gerd le había dado durante muchos años de su vida. Así fue como el Bayern Munich lo ayudó a encontrar el rumbo y le dejó a su cargo el destino del equipo juvenil del club. A partir de ahí Müller pudo volver a encausar su vida y volver a su primer amor: el fútbol. "No hay nada mejor que estar en el Bayern", aseguró el goleador alemán varios años después y ya recuperado de su adicción.
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Un par de semanas atrás, esos fantasmas que lo desviaron de su camino volvieron a aparecer. Es que el Bombadero de la nación fue hallado, en Italia, en completo estado de desorientación, mientras se encontraba preparando la temporada junto con el equipo juveni del Munich. Sin dudas un gran susto para alguien que supo vencer a una dura adicción como el alcoholismo. Sin embargo, el goleador alemán durante toda su vida supo plantarse ante arduos desafíos y por eso, por su gran voluntad de progreso, la vida le sigue sosteniendo la mano a una de las grandes glorias del fútbol mundial.
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