Revolución en Mendoza: Gallardo y los jugadores frenaron los desbordes
MENDOZA.- Cada vez que River aterriza en una ciudad del interior del país genera una revolución. Pero con Mendoza tiene un vínculo más que especial. En una provincia con una marcada identificación con el club de Núñez, todos los recibimientos suelen ser a pura pasión y furor. Y esta vez no fue la excepción, al punto tal que se produjeron algunos desbordes que afortunadamente no pasaron a mayores.
Más de cinco mil personas se congregaron en el Hotel Intercontinental para recibir al plantel millonario en su última excursión del año. Desde temprano, antes de las 19, horario en el que River emprendió viaje desde Aeroparque, centenares de hinchas ya se encontraban en los alrededores del hotel a la espera de los jugadores y el cuerpo técnico, que finalmente terminaron llegando a las 21.30.
El Muñeco ??[R]??[R] Los hinchas#VamosRiver [R][R][R] pic.twitter.com/wbnbWaGJGa&— River Plate (@RiverPlate) December 13, 2019
Con banderas, bombos, redoblantes, pancartas y hasta bengalas de humo, los fanáticos vivieron una gran previa de lo que será mañana la final en el Estadio Islas Malvinas: cantaron sin parar durante más de una hora y media mientras aguardaban la llegada del micro a un hotel vallado y con fuerte custodia policial y de seguridad privada en Guaymallén, a las afueras de la capital mendocina enfrente del Mendoza Plaza Shopping.
"Que mañana cueste lo que cueste, que mañana tenemos que ganar", fue una de las tantas canciones que hizo delirar al público presente, que 24 horas antes empezó a vivir a pura pasión la final. "Ya se acerca Nochebuena, ya se acerca Navidad, desde el 9 de diciembre, Boca ya no existe más", fue otro de los hits más repetidos. Mientras tanto, en las calles del centro de Mendoza recién hoy por la tarde se empezó a vivir el clima del partido con sucesivas camisetas de River en los distintos bares, restaurantes, cafés y plazas.
"Gallardo: un abrazo y me cumples mi sueño", decía el cartel que sostenía Valentino, un niño que se acercó a conocer a su ídolo junto con su madre. Y, tal como sucede en cada viaje al interior, hubo varios sueños cumplidos: el Muñeco y sus jugadores bajaron del ómnibus y se acercaron hacia los vallados para saludar a los hinchas, firmar autógrafos y sacarse fotos durante alrededor de diez minutos. Pero, como era de esperar, cuando el plantel hizo su llegada al hotel se produjo el momento de mayor euforia de la noche. Y hubo varios desbordes que podrían haber terminado muy mal: las vallas de contención en el perímetro del hotel casi no dan abasto y, ante la presión que ejercían los hinchas para intentar llegar a sacarse una foto o conseguir un autógrafo, hasta los propios jugadores tuvieron que sostenerlas con sus brazos para que no se vinieran abajo.
"Tranquilos. Cuidado con la valla, cuidado, porque se puede caer", tuvo que gritarle Gallardo a los hinchas para frenar el envión, mientras Lucas Martínez Quarta, Enzo Pérez, la seguridad del club y hasta algunos periodistas agarraban los barrotes para que no se venciera. Tras los furiosos diez minutos, la mayoría de los jugadores comenzaron a dispersarse hacia el ingreso del hotel, los fanáticos comenzaron a calmarse y la situación afortunadamente no pasó a mayores, sin necesidad de intervención policial, salvo por algunos jóvenes que aprovecharon el tumulto para saltar el vallado y fueron retirados del perímetro.
River ya está en Mendoza para jugar una nueva final de la Copa Argentina. Será su tercera definición en los últimos cuatro años, luego de conquistar las ediciones de 2016 y 2017. Y el público ya vibra con un equipo que quiere seguir escribiendo historia.
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