Sin desbordes, a los N° 9 se les complica
Creo es que a los centrodelanteros, los típicos N° 9 del fútbol argentino, les está costando porque dependen del juego externo que reciban. Y cuando hablo de juego externo, no es sólo de los wines o los atacantes por afuera, sino también de los laterales. Hoy, por lo general, los laterales o los delanteros externos arrancan quizá jugando desde muy atrás y no es tan sencillo que lleguen hasta el fondo. Antes, Palermo era un fenómeno porque cabeceaba muy bien, tenía un gran anticipo, pero recibía juego de Guillermo Barros Schelotto o Delgado; después, de Palacio. Hoy los N° 9 del fútbol argentino están jugando demasiado de espalda al arco y ahí bajan su rendimiento; veo que no les llega tanto abastecimiento por los costados. Si no hay desborde seguro, a los N° 9 se les complica, se vuelven locos . Bajan igual, se muestran, luchan con los centrales rivales, pero... Y el centrodelantero es el último jugador del equipo en la posición en la cancha. No tiene nadie delante de él. En cuanto a los desbordes, veo que no hay laterales con esa proyección decidida y que los abastezcan con buenos centros; tampoco es común ver a mediocampistas que lleguen hasta el fondo, que pisen el área. Y las únicas veces que el N° 9 recibe de frente al arco es cuando hay un desborde. También es clave trabajar los partidos mentalmente. Lo psicológico juega. Yo era fuerte en el área porque si salía no me convenía. Los actuales centrodelanteros tienen condiciones y son buenos, pero no reciben un buen abastecimiento y por eso les cuesta tener chances de gol.
Alfredo “Tanque” Rojas
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