A 50 años de Brasil del 70: un equipo de estrellas con ideas de la NASA que marcó el deporte con su "fútbol-arte" en el Mundial de México
Pelé fue el genio. Tostão era movedizo y tenía una habilidad notable. Jairzinho hizo goles en los seis partidos, era imparable con velocidad y habilidad por la izquierda. Gerson, un zurdo lento de pegada exquisita, era el cerebro del equipo. Rivelino tenía un gran remate de zurda y estaba adelantado al resto a la hora de decidir. Eran la base del seleccionado brasileño de fútbol dirigido por Mario Zagallo, que juntó a cinco futbolistas que eran "números 10" en sus clubes y se consagró campeón del mundo en México 1970, hace, este domingo, 50 años.
Jairzinho, que conserva el récord de haber marcado en todos los encuentros de un mismo torneo máximo, sostiene hasta el día de hoy, entrevistado por Télam, que aquel resultó "el último equipo que ejecutó el fútbol-arte en un Mundial" y que el secreto fue "que todos los jugadores actuaban en el fútbol local". Él estaba en Botafogo; Pelé, en Santos; Gerson, en San Pablo; Rivelino, en Corinthians, y Tostão, en Cruzeiro. Con ellos no pudo nadie. Ni siquiera Italia, al que Brasil venció en la final por 4-1 para quedarse por tercera vez con el trofeo más preciado, por entonces la Copa Jules Rimet, que se le concedió de manera definitiva. Aquella actuación le otorgó, para muchos, la condición de mejor y más osado equipo de la historia.
Fue un conjunto fantástico, que le dio a Brasil el título después de los logrados en Suecia 1958, con Pelé como figura, y Chile 1962, casi sin Pelé –lesionado– pero con Amarildo y Garrincha e invicto en seis partidos. Más tarde, el Scratch levantaría la Copa Mundial de FIFA en Estados Unidos 1994 y Corea/Japón 2002, para acumular las cinco que tiene en sus vitrinas.
"En 1970 teníamos cinco enganches juntos, pero también alta calidad de volantes de contención, de zagueros. Hoy por hoy, tenemos apenas dos jugadores de fútbol-arte, que son Lionel Messi y Neymar. Y ellos no tienen jugadores de su altura al lado", contextualizó Jairzinho, al que apodaban "Furacão" ("Huracán") por su explosión en los metros finales.
Uno de los distintos era Pelé, que ocho años antes había formado parte del plantel en suelo chileno, pero que había durado poco en la cancha. Una lesión muscular en el primer tiempo de la segunda fecha, en el 0-0 ante Checoslovaquia, lo había dejado afuera de un campeonato que celebró más como hincha que como protagonista. No obstante, contra todos los pronósticos, a los 29 años tendría la oportunidad de festejar su propio tricampeonato.
En el grupo clasificatorio, el más duro de los cuatro, Brasil le ganó a Checoslovaquia por 4-1, al vigente campeón Inglaterra por 1-0 y a Rumania por 3-2. En cuartos de final, derrotó por 4-2 a Perú (había dejado en el camino a Argentina en las eliminatorias); en semifinales, por 3-1 a Uruguay, y en la definición, por a Italia.
João Saldanha, un periodista y entrenador, había estado en la dirección técnica durante las eliminatorias. En ese lapso llegó a decir que Pelé sufría miopía y una lesión de cadera. Eso le costó la destitución. Zagallo, su reemplazante, nunca dudó de convocar al astro máximo brasileño, aunque el propio jugador dudaba sobre su continuidad en el fútbol. "La razón por la que dije que ya no iba a jugar era mi lesión en el Mundial Inglaterra 1966. Después de tantas lesiones, no estaba seguro de si iba a estar en condiciones. Por eso pensé que podría retirarme. Pero cuando llegó el Mundial de 1970, me sentía bien, y les dije a mi familiares y a amigos de Santos FC: ‘Bueno, está todo bien. Si me convocan, iré'. Y eso fue lo que sucedió, y fue un regalo de Dios. Fue lo mejor para mí", recordó Pelé ante ESPN tiempo atrás.
Esa final, el 21 de junio de 1970, se jugó en el estadio Azteca, el mismo donde en 1986 Diego Maradona condujo al título a la Argentina y se consagró como el mejor futbolista del mundo. En aquel equipo italiano subcampeón hace medio siglo, dirigido por Ferruccio Valcareggi, brillaron Giacinto Facchetti, Luigi Riva, Sandro Mazzola y Gianni Rivera. Menos en el capítulo final. Ese día, Pelé manejó la orquesta y abrió el marcador, de cabeza, en el gol número 100 de la verde-amarela en los mundiales. Tarcisio Burgnich, su marcador, alguna vez apeló a sus sensaciones en aquella jugada para describir al 10: "Saltamos juntos, pero cuando yo estaba otra vez en la tierra, él seguía en el aire. Yo había pensado para darme ánimo: «Pelé es de carne y hueso, como yo». Pero estaba equivocado".
Los goles de Brasil en México 1970
El arquero Félix, Brito, Carlos Alberto y Pelé fueron los únicos jugadores que protagonizaron los 540 minutos que jugó la selección brasileña en ese Mundial. Seis partidos, todos ganados, con 19 goles en favor (un promedio superior a 3 por juego) y 7 en contra. El máximo anotador fue Jairzinho, con 7 tantos, seguido por Pelé (4), Rivelino (3), Tostão (2) y Clodoaldo, Gerson y Carlos Alberto (1 cada uno).
"Nosotros", recordó Jairzinho ante Télam, "teníamos como incentivo llevarnos la Jules Rimet. No se hablaba de otra cosa. Competíamos directamente por ese desafío contra dos bicampeones mundiales, Italia y Uruguay, que como todas las potencias de aquellos tiempos tenían al menos tres cracks en el equipo titular". "Había una novedad: nos entrenábamos en dos turnos, y nos preparábamos en la altura para jugar en el llano", sostuvo sobre la preparación física, que incluía algunas recomendaciones de la NASA para los astronautas. Una moda de la época, un año después de la llegada de la humanidad a la Luna.
Ese Brasil marcó otro hito en la historia. De inmediato, se hablaría de Holanda 1974/1978, la Naranja Mecánica que apilaría dos subcampeonatos, pero a cuyo "fútbol total" le faltaría la consagración. En cambio, aquel plantel liderado por Pelé, un prodigio técnico de una inteligencia táctica muy superior, dejó una marca grabada a fuego.
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