Río 2016. Un guardián argentino para el buen regreso del rugby a los Juegos Olímpicos
Santiago Ramallo, gerente de desarrollo de World Rugby en América del Sur, está a cargo del rugby en los Juegos y augura un éxito
RIO DE JANEIRO (De un enviado especial).- Nueve años atrás, durante los Juegos Panamericano de Río 2007, había dirigentes que llegado un momento se escondían debajo de la mesa. Era el "efecto Deodoro", todos querían evitar que el mexicano Mario Vázquez Raña señalara a alguno de ellos como el encargado de entregar medallas en los deportes que se celebraban allí, la sede más lejana e inhóspita.
Las cosas son bastante diferentes hoy, porque en Deodoro hay mjucho más ambiente, ya no es el fin del mundo, aunque siga estando lejos. Además de la hípica, el BMX, el mountain bike, el hockey, el pentatlón moderno y el tiro, la sede al oeste de Río alberga una de las incógnitas de los Juegos Olímpicos: el rugby.
Junto con el golf, el deporte de la ovalada es una de las apuestas del Comité Olímpico Internacional (COI) para renovar el programa y atraer más público. Y le tienen que salir muy bien las cosas al rugby, porque el año que viene el organismo que dirige el alemán Thomas Bach confirmará si sigue o no. La misma reválida tiene que pasar el golf, que tropezó antes de empezar con la renuncia de varias de sus estrellas a Río por temor al virus del zika. Los rugbiers, en cambio, parecen no temerle a los mosquitos.
Hay un argentino que se ocupa de que las cosas vayan bien en el regreso del rugby al mundo olímpico, y es correcto si se piensa en Agustín Pichot, vicepresidente de World Rugby, la federación internacional.
Pichot está en Río y mira con cierta envidia lo que hay en Dedodoro: "Hubiera sido un sueño para mí participar en los Juegos Olímpicos". Sí, Pichot es un argentino clave en el rugby de Río. Pero no es el único. Hay otro. Incluso otros.
"Tenemos un solo tiro, esto tiene que salir bien", dice a LA NACION Santiago Ramallo, el argentino que tiene la responsabilidad directa sobre el rugby en los Juegos. Cada uno de los 28 deportes cuenta con un "jefe" dentro del comité organizador de Río 2016, y Ramallo lo viene siendo desde hace tiempo, trabajando codo con codo con los otros responsables. Ex jugador del SIC -"aunque no con mucha calidad", entrenó divisiones juveniles antes de dejar el país. Hoy es gerente de desarrollo para Sudamérica en World Rugby y cree que la operación de devolver el rugby a los Juegos tras 92 años de ausencia será un éxito. "Va a salir espectacular. A pesar de los problemas político-económicos de Brasil y de Río, el debut del seven va a cumplir con las expectativas del público y los jugadores", asegura.
Más que un regreso, lo del rugby es un debut: el último campeón, en París 1924, fue Estados Unidos, y en las cuatro ediciones en que la ovalada fue olímpica, el formato fue el rugby de 15.
"El de 15 no se adaptaría al formato de los Juegos, porque no hay tiempo de recuperación. El seven es fácil de entender, es dinámico. Son todos atletas y la recuperación es más rápida", describe Ramallo, que fue construyendo pacientemente el desembarco del rugby en el olimpismo. Empezó por los escalones más bajos, convenciendo a eventos como los Juegos Sudamericanos, los Bolivarianos, los Centroamericanos, los Centroamericanos y del Caribe y hasta los Sudamericanos de playa de que incluir el seven en su programación era una buena idea. El plan funcionó, y hoy Ramallo está impactado por el trabajo que viene haciendo Brasil para desarrollarse en un deporte en el que era prácticamente inexistente.
"Hasta hace cuatro años, Brasil no existía en el rugby. Tenían un presupuesto de 50.000 dólares y ahora tienen uno de ocho millones. Aprovecharon la ley de incentivos tributarios y su buen vínculo con el Ministerio de Deportes".
Según Ramallo, el rugby brasileño es "un ejemplo de buena gobernanza, de buena organización, un case study brillante".
"Tienen todo tipo de sponsors", destaca el argentino, que no es el único compatriota metido a fondo en el rugby del Brasil hoy. Hay otros dos que son decisivos: Agustín Danza es el CEO de la Confederación Brasileña de Rugby, Andrés Romagnoli, el entrenador de la selección masculina de seven.
Y eso, dice Ramallo, termina haciéndose notar: "Brasil no está para ganar una medalla, pero sí para ser muy competitivo. Las brasileñas ya están entre las diez mejores del mundo en seven"
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