La consagración esperada
Eduardo Romero conquistó el certamen por seis golpes; con esta victoria ratificó su muy buena temporada
CORDOBA.- Bajo el sol demoledor, el característico andar del cordobés pisó el green del hoyo 18. Estaba cansado y ya era el vencedor, pero quería terminar la jornada sin bogeys. Eduardo Romero salvó el par desde dos metros y respiró. Entonces sí, era la hora. De festejar. De levantar las manos y agradecer la ovación de un pueblo que vibra más que ninguno con sus triunfos. Con 266 golpes, 18 bajo el par, el Gato se adjudicó el Primer Gran Premio Abierto Las Delicias de golf, que se realizó en esta ciudad, y coronó una buena temporada que clamaba por un éxito.
Otra buena vuelta de Romero. Una tarjeta con 68 golpes, unos 10.070 dólares para el bolsillo, y una diferencia de seis golpes sobre su escolta, Angel Cabrera.
Después de todo, los ánimos cordobeses no se hubieran conformado con ningún otro intruso en la fiesta final. Así estaba bien: el Gato primero, el Pato segundo, el 1-2 que imaginaban.
Ya desde el hoyo 1 se intuyó que la diferencia de cinco golpes con que arrancó el hombre de Villa Allende respecto de Gustavo Rojas -escolta tras la penúltima jornada- sería decisiva. En dicho comienzo logró un birdie, con un putt de un metro, como para no tentar a la desconfianza desde temprano.
Mientras tanto, Rojas, que finalmente se ubicó en la tercera colocación, con 275 golpes, y Cabrera se disputaban la segunda posición, al parecer, lo único que estaba en juego ante la inalcanzable ventaja del vencedor. Cabrera, con sus característicos golpes largos. En más de una ocasión, a su potencia le faltó un complemento de dirección. Sin embargo, siempre se recuperó. Sus 69 golpes -la misma cantidad empleada anteayer- hablan de una buena labor del Pato en este certamen.
Rojas, con algunas dificultades para acertar los greens. Alternó buenos putts con defectuosos segundos tiros. Luego de su vuelta final, presentó una tarjeta con 72 golpes, uno sobre el par.
La tarde se consumía en medio de la paz que regalan las sierras de esta fraternal ciudad. Y Romero seguía pegando. Contra el viento, en los primeros nueve hoyos. Entonces, llegó el difícil par 5 del 7, su angosto fairway y sus pronunciadas irregularidades en el terreno. El Gato medía, pensaba, calculaba. Nada lo desconcentraba: ni el ruido de un Tiro Federal cercano con el que habrá que aprender a convivir en este club, ni el insoportable calor, ni el croar constante de las ranas de la laguna del hoyo 8. Cayó en un búnker en la salida; rough a la derecha luego del segundo tiro; excepcional approach y..., birdie de cuatro metros. Aplaudieron hasta las ranas...
En el 14 Romero soportó otro búnker. Una vez más, sin vueltas: golpe magistral para salir del escollo y birdie con un putt de medio metro. De ahí en más, todo fue seguro, correcto. Con salidas estupendas que generaron lluvias de reconocimiento. Como aquella en el hoyo 15, cuando dejó la pelota a menos de un metro y medio de la bandera.
Con algunos putts malogrados que no aumentaron una diferencia que ya no corría peligro. Por eso, cuando el cordobés pisó el green del 18 los rostros desbordaban de satisfacción. Aunque, para ser sinceros, el triunfo se palpitaba desde la primera jornada del certamen. Desde el momento en que el Gato, con su primer golpe, se decidió a cantar victoria en el entorno que más vibra con sus golpes.
El Gato presiente un 1998 con un título de Grand Slam
Eduardo Romero sabe mejor que nadie que no ha equivocado el camino. Por lógica, si su juego se mantiene en este nivel, no debería tardar en llegar el gran éxito con que sueña. En ese sentido, su triunfo en el Primer Gran Premio Abierto las Delicias es un aporte de confianza. "Estoy olfateando una gran victoria el año próximo. Lo intuyo: puede ser un torneo de Grand Slam. Sólo tengo que seguir jugando como hasta ahora" , sostuvo.
Sobre su actuación en este certamen, aseguró: "Jugué bien toda la semana y estoy muy satisfecho con mi trabajo. Si bien no fue el moño dorado con que quería terminar el año, que era el Abierto, éste es un moñito importante. Esta cancha se encuentra en muy buenas condiciones después de las lluvias; sólo quedaron afectados los greens, en los que me costó un poco más acertar" .
Hoyo en uno. El profesional Martín Lonardi cubrió de un solo golpe el hoyo 15, de par 3, desde 198 yardas. Lo acompañaban Roberto Cóceres y Raúl Pérez. Lonardi fue el segundo jugador que logró la proeza en la competencia: en la tercera jornada, la había conseguido Gustavo Acosta.
Control mental. A partir del 15 del mes próximo, Eduardo Romero y Angel Cabrera harán un exigente trabajo físico con Jorge Brisco, profesor que también prepara a Vicente Fernández. Según confirmaron los propios jugadores, al entrenamiento se le sumará práctica de control mental. "Creo que nos está faltando eso y vamos a darle más importancia que antes. Son ejercicios para no perder la concentración y sobreponerse de las situaciones difíciles que nos afecten en la cancha", explicó Romero. Un modo de atender todos los frentes.
Otro de Villa Allende. El aficionado José Luis Campra obtuvo, con 298 golpes, catorce bajo el par, el certamen de la categoría scratch, que puso en juego la Copa Ciudad de Córdoba. Campra tiene apenas 17 años y juega en Villa Allende, club del que surgieron Romero y Cabrera. Por aquí todos aseguran que promete. ¿Será el aire de las sierras?
lanacionarMás leídas de Deportes
Igualó un récord. El irlandés que venía mal, recibió un consejo "mágico" e hizo historia en el PGA Championship
Ganador en Imola. Colapinto, feliz: su homenaje a Traverso, el regalo de Messi que le trajo suerte y una confesión
En el norte. A qué hora juega Central Córdoba vs. Boca Juniors, por la Liga Profesional 2024