La seguridad de los resultados, a prueba de piquetes y corte de cables
Delfina Pignatiello toca la pared en la llegada y su marca "viaja" hacia la pizarra electrónica del Centro Acuático, las pantallas de información de los comentaristas televisivos, el sitio de resultados de Buenos Aires 2018 y el sistema que distribuye los resultados a la prensa acreditada. Todo ese proceso demanda 0,5 segundos. Instantes después, los espectadores de todo el planeta recibirán esos resultados a través de las aplicaciones en teléfonos y tablets. En Río 2016 la audiencia global acumuló 7 billones de visualizaciones de datos de los Juegos Olímpicos. Generar esta información sensible y sin margen de error implica cumplir con protocolos muy estrictos diseñados por el Comité Olímpico Internacional.
"No puede haber errores en la distribución de los resultados de los Juegos. No podemos pedirle a un atleta que vuelva a correr los 100 metros. Los datos se capturan en las competencias y pasan por un gerente de resultados de los Juegos. Ese proceso es prácticamente en tiempo real para todos los que están involucrados con los Juegos y con una pequeña demora para los espectadores. En ese momento nos ocupamos de la distribución de la información y de la seguridad de todo el recorrido", cuenta Carlos Abril, CEO en Argentina de Atos, la compañía que se encarga de toda la información y la logística de acreditados de los Juegos Olímpicos desde Barcelona 92.
Los parques olímpicos son los escenarios convocantes y luminosos de Buenos Aires 2018, pero en la calle Alsina al 1600 se encuentra el Centro de Operaciones Técnicas que respalda todo lo que sucede en los campos de juego. De 6 de la mañana hasta la 1 del día siguiente, en tareas de dos turnos, personal de Omega (medición de resultados), Atos (seguridad tecnológica) y del Comité Organizador se encargan de la gestión de información y ciberseguridad de los doce días de competencia. Los protocolos son los mismos que rigen para los Juegos Olímpicos de Verano y de Invierno, excepto que en esas ocasiones funcionan las 24 horas del día.
Los sistemas fueron testeados durante 20 mil horas para no encontrar vulnerabilidades. En los Juegos de Verano demandan 200 mil horas. Parte de esas pruebas incluyeron generar posibles escenarios de cortes de cables, desconectar terminales y hasta armar "piquetes" en la puerta del Centro de Operaciones que impidieron el cambio de turno de los técnicos. Esos simulacros, que obviamente los empleados experimentaron como reales, implican que el sistema no debe caerse en ningún momento. De haber sucedido eso, otro cuartel general de Atos ubicado en Barcelona está listo para hacerse cargo del sistema hasta que todo volviera a la normalidad. Esos son los protocolos que el COI exige para cada una de sus experiencias olímpicas.
En Río 2016 se registraron 577 millones de incidentes de ciberseguridad durante los Juegos, a razón de doscientos por segundo. Ninguno impactó en la superficie. "Un incidente de ciberseguridad puede ser algo mínimo como alguien que quiere pasar con su credencial por un lugar que no le corresponde, un password mal ingresado en un portal. O bien puede tratarse de un episodio más grave. Camino a Tokio 2020 con la incorporación de Internet de las Cosas, el 5G y la inteligencia artificial ya no se tratará de resolver contingencias, sino de armar modelos predictivos que nos permitan anticiparnos a cualquier eventualidad", dice Abril.
Los registros de las competencias le llegan a los espectadores con 2 segundos de diferencia con respecto a los portales oficiales, las federaciones deportivas y los medios involucrados. Muy lejos quedaron las épocas de Atlanta 96 que fue el primero de los Juegos Olímpicos que tuvieron los "quioscos de información" donde los periodistas hacían fila para hacer acceder a los resultados. El consumo digital de los resultados actualmente es superior a los datos que ofrecen los canales de televisión. Los resultados de las competencias se transformaron el "commodities": cualquiera puede acceder a ellos desde una aplicación. "La inteligencia artificial nos va a permitir en Tokio 2020 darles valor agregado a los medios. Podremos anticiparnos a las necesidades informativas que tendrán los comentaristas durante las competencias. Los algoritmos de aprendizaje nos van a permitir identificar cual es el seguimiento que un periodista hace de determinada disciplina para poner a disposición información que pueda resultarle útil", completa Abril.
En Tokio 2020 toda la información de los Juegos Olímpicos estará en la nube. Eso significa que la distribución de la información estará unificada y se ofrecerán datos aún con mayor velocidad para medios y fanáticos. Así como nadadores y atletas procuran bajar sus tiempos en las competencias, que la información "viaje" en menos de 0,5 segundos, puede ser el próximo desafío para el COI.
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