Las últimas perlas del año polístico
Con cada fin de año, el polo argentino vive sus momentos más emotivos, trascendentes y, por qué no, de controversias. En este último ítem mucho inciden las modificaciones de handicaps, tema sobre el que nos referimos en infinidad de ocasiones y remarcando, ante todo, la subjetividad que involucra. Como corolario de la temporada, ese tema de los handicaps merece una reflexión, aunque no es el único. Quedaron un par de perlas de la final del Argentino Abierto que consagró por sexta vez a Chapaleufú: la reacción de la gente hacia Adolfo Cambiaso y el referato que tanto rechazo causó en los hombres de La Dolfina, que directa o indirectamente sindicaron como causante de la derrota. Vamos por partes.
- Los handicaps. Hay un nuevo 10, Juan Ignacio Merlos, y es justificado. Desde la dirigencia se viene pregonando que los handicaps son individuales y no grupales, por lo que un jugador no depende de la actuación de su equipo, sino de lo que él produzca. Merlos tuvo grandes desempeños y el hecho de caer en Palermo no era motivo para postergar un derecho adquirido; ni siquiera su merma de rendimiento en los dos últimos parciales. También acertado ha sido el criterio para los ascensos (7 a 8) de Santiago Chavanne y de Juan José Brané.
En lo que la Asociación Argentina de Polo ha sido cautelosa y/o benévola es en las bajas. Acaso se haya vuelto a la vieja teoría de no tocar el handicap en los casos de una primera temporada irregular; acaso por eso dos nombres que sonaban fuerte quedaron indemnes: los de Eduardo Heguy (10) y Tomás Fernández Llorente (9).
- Cambiaso y la gente. No es Adolfo Cambiaso el enemigo del pueblo del polo. Es cierto que a los 26 años ya debería poder asimilar el tema de los silbidos, abucheos e insultos; de hecho, en la semifinal lo manejó muy bien al convertir todos los penales a pesar de la hostilidad, de pésimo gusto, de la instruida hinchada de La Cañada que heredó Ellerstina a partir del pase de los tres hermanos Novillo Astrada. Pero el folklore del polo no debe estar guiado por la irrespetuosidad . A Cambiaso, según las preferencias, hay que disfrutarlo o sufrirlo sin golpes bajos. Si se les pide cordura a los protagonistas, los de afuera , que no ganan ni pierden, que no arriesgan el físico y no tienen las pulsaciones a mil, también deben estar a la altura del acontecimiento .
- El referato. Hubo muchas quejas hacia la tarea de Augusto Gómez Romero y Daniel Boudou en la final; de los protagonistas y de buena parte del público. Según la óptica de la LA NACION, ese día la tarea fue calificada como "aceptable, sin incidencia en el resultado". Una vez repasado detenidamente el video para despejar dudas, y con la ventaja que otorga poseer una visión desapasionada y desinteresada, sólo cabe decir que el término aceptable resultó muy exiguo. El referato estuvo entre 9 y 10 puntos. Y conste que se trató de una final ante 15.000 personas.
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