Insólito: le dieron el premio al MVP de la final de polo de Palermo al jugador equivocado y hay revuelo
La distinción fue otorgada a Poroto Cambiaso, de La Natividad La Dolfina, el campeón del torneo, pero la votación arrojó otro ganador: su primo, Bartolomé Castagnola (h.).
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Domingo 7 de diciembre de 2025. Son poco más de las 8 de la noche en el Campo Argentino de Polo. Hace una hora acaba de consagrarse el nuevo campeón del Abierto de Palermo: La Natividad La Dolfina. El equipo de los Castagnola (Jeta y Barto) y de los Cambiaso (Adolfito y Poroto) siguen festejando, brindando notas, celebrando el título y la Triple Corona. Porque cierran la temporada perfecta, invictos en 12 partidos y con los otros torneos también ganados: Hurlingham y Tortugas. En la zona de los stands, “La 24”, la hinchada, calienta los redoblantes y las gargantas. La noche será larga.
La noche es perfecta. Suena la música. El murmullo es incesante en los bares y lugares de comida. Ha pasado el partido final, con la victoria por 17-13 sobre Ellerstina Indios Chapaleufú, otro de los grandes conjuntos de la temporada. Ya se fue el presidente de la Nación, Javier Milei, y su comitiva. El primer mandatario vio el partido, siempre con el casco con los colores argentinos que le regaló el año pasado Adolfo Cambiaso. Festejó y se sacó fotos en el podio. Es fan del polo y de la leyenda de Cañuelas.

En uno de los bares, Milo Fernández Araujo, ex coach de la época dorada de La Dofina y cuádruple campeón de Palermo con Chapaleufú II, habla con amigos y allegados del ambiente. Todo normal hasta qué se acerca alguien y comenta…
-Ché, qué extraño lo del MVP. No sé qué vieron los jurados.
-¿Por qué, qué pasó?
-Porque se lo dieron a Poroto Cambiaso.
Fernández Araujo abre grande los ojos y pone cara de sorpresa…
-¿Cómo que se lo dieron a Poroto?
-Sí, sí, lo ganó Poroto.

Milo corrobora la información. La presión arterial no se la tomó nadie, pero la temperatura corporal había trepado vertiginosamente. Tomó su celular, buscó el chat de la votación y disparó su mensaje: “No me pidan que elija nunca más, si después hacen lo que quieren. Para qué lo piden?????”.
Son las 20.12 y acaba de estallar un escándalo impensado. De la nada. Es que Fernández Araujo había sido uno de los tres jurados encargados de la elección al jugador más valioso de la final. Los otros dos fueron Santiago Trotz y Juan Ignacio “Pite” Merlos, que en la actualidad es comentarista de ESPN. Tres jurados. Una votación sencilla, salvo que cada uno elija un jugador diferente. Fernández Araujo, Merlos y Trotz integran la subcomisión de torneos de alto handicap, con rango de vocales. En esa subcomisión también está el presidente de la Asociación Argentina de Polo (AAP), Benjamín Araya.
El grupo de WhatsApp se llama “subcomisión de torneos” y tiene varios integrantes, entre ellos, los tres jurados de la final. A las 18.10, Luz Lalor, miembro de la Asociación Argentina de Polo de extensa trayectoria (integra el Área Deportiva, organización de torneos), les envió un mensaje a los tres: “hola cuando termine el partido me pasan el jugador”. Todo normal.
Las respuestas llegaron entre las 19.03 y las 19.05. El primer voto fue de Merlos: “Poroto”. El segundo, de Trotz: “Barto”. Había un empate. Desempataba Fernández Araujo. “Barto”. Las cuentas no arrojaban dudas: el MVP de la final de Palermo 2025 es Bartolomé Castagnola (h.), back de La Natividad La Dolfina.
Esa fue la cocina de la votación y LA NACION cuenta con los chats de la cuestión. ¿Qué pasó en el medio? ¿Cómo fue que de una votación de tres personas, con fallo claro, se haya entregado el premio al MVP a la persona equivocada? Sin por ello desmerecer, claro está, la actuación que tuvo Poroto Cambiaso, que brilló en defensa y además fue el goleador del encuentro, con 7 tantos. Sin embargo, en la consideración del jurado, de muchos otros asistentes a Palermo e incluso de LA NACION (que lo consignó en su nota del día), la figura del partido había sido Bartolomé Castagnola (h.).
Por eso, a las 20.12, cuando se enteró del desenlace, Fernández Araujo, a quienes apodan “Mou” por su capacidad como coach, estalló como suele explotar el auténtico José Mourinho, afamado entrenador portugués de fútbol. Y su mensaje en el chat fue lapidario.
Inmediatamente, Santi Trotz preguntó sorprendido: “A quien le dieron el MVP?”. Cuando se enteró, respondió: “Bueeee”. Y siempre en el mismo chat, con tono conciliador, le dijo: “Tranca Milo, jajajaja”. Pero Fernández Araujo estaba que volaba de la calentura: “Tranca las pelotas”. Pasaron unos 9 minutos hasta que apareció un mensaje del tercer jurado, Pite Merlos: “Yo lo sabía por eso puse Poroto”.

Un minuto después, Luz Lalor, que había recepcionado los votos, escribió: “me confundí pido perdón”. Y un segundo mensaje: “no sé qué me pasó”.
La frase de Merlos (“Yo lo sabía por eso puse Poroto”) alertó a mucho y generó suspicacias: ¿qué es lo que sabía el ex 10 goles y campeón de Palermo? No hay que descartar que haya sido una suerte de broma para descomprimir y calmar a Fernández Araujo en ese instante. Pero fue una frase inoportuna, teniendo en cuenta lo que había sucedido con la votación.
El singular suceso, que a todas luces es un papelón, fue cobrando notoriedad a medida que transcurrieron los días y se filtraron los chats. Por ejemplo, al día siguiente, en el predio de la AAP en Pilar, se realizó el tradicional torneo por la Copa Los Potrillos, la fiesta de los más chicos. Y el tema excluyente era “el MVP de la final”.
La semana posterior a la final de Palermo suele ser movidita. Por las repercusiones, por los cambios en los equipos (que nuevamente los hubo, y masivos), sumado a las modificaciones en los handicaps. Este año, la otra noticia era la confirmación de Cambiaso sobre su continuidad, al menos una temporada más, con La Natividad La Dolfina, en busca del récord de 20 títulos de Juancarlitos Harriott en Palermo (Adolfito tiene 19). Pero “el tema” que copó la escena fue el del MVP.
LA NACION le envió un mensaje a Benjamín Araya, presidente de la Asociación Argentina de Polo, para contar con la explicación oficial del hecho y sobre todo de lo que había ocurrido con el “fallido”. La respuesta obtenida fue escueta: “ya se habló con las personas que se debía hablar. Y se explicó lo que se debía explicar”.
¿Cómo repercutió el hecho puertas adentro de La Natividad, sede de los Castagnola en Cañuelas? Obviamente con sorpresa y causó un lógico rechazo. No por Poroto Cambiaso en sí, está claro: el N° 2 de La Natividad La Dolfina quedó en el medio de la escena sin haber tenido injerencia alguna, pero el afectado directo fue uno de sus compañeros y, además, primo hermano y amigo de toda la vida. Es más, la relación de Lolo Castagnola, padre de los chicos, con Poroto es extraordinaria desde siempre.
El rechazo interno es por el procedimiento. “¿Cómo se van a equivocar con tres votos y si tenés dos de ellos a favor de un jugador? ¿De qué error me hablás?”, es la síntesis de la idea. También confirmaron en La Natividad que desde la Asociación Argentina de Polo se comunicaron con Barto Castagnola para pedirle disculpas por lo ocurrido.
A esta altura, pensar en restituir un premio a quien lo había ganado es una decisión compleja, incómoda y que expondría con mayor grandilocuencia el error cometido. O la decisión tomada, por el motivo que fuera.
Algunos dicen: “Eh, pero ganaron la copa, el título principal. Ese premio no es tan relevante”. Cada distinción tiene su valor. Difícilmente un jugador considere un premio secundario como más valioso que la copa al campeón, pero cada trofeo tiene su significado y reconocimiento. Lo son los premios de los caballos, el del fair play, el de la revelación. Y, claro está, el del jugador más valioso del partido más importante de polo del mundo. Refleja no sólo la actuación en la cancha, sino la preparación de todo un año, la inversión en caballos, el cuidado personal, la imagen, el compañerismo. Poroto Cambiaso pudo perfectamente haber sido todo eso también, son atributos que enaltecen su aún corta carrera. Pero hay una realidad: el que jugó mejor la final fue Barto Castagnola y el premio era suyo. Los jurados no se equivocaron.








