Las causas de otra caída de los Jaguares en el Super Rugby: esta vez, no dieron la talla

CHRISTCHURCH, Nueva Zelanda.- Si hasta aquí Jaguares había acumulado una seguidilla de derrotas honrosas, que a pesar del resultado dejaron signos positivos, no puede decirse lo mismo de la sufrida ante Crusaders . El 32-15 en contra no sólo significó la sexta caída consecutiva en su temporada de estreno en el Super Rugby , sino que fue la peor de todas y no dejó nada para rescatar. Por primera vez, el equipo argentino no dio la talla y pareció de una categoría inferior. Un desliz que excede el resultado y abre cuestionamientos respecto del rendimiento. De principio a fin, Jaguares pareció desorientado y dio un paso atrás.

Que los Crusaders, máximos campeones de la competencia (siete títulos) y uno de los máximos favoritos al título, eran superiores es algo que se anticipaba de antemano. Como ocurrió seis días atrás ante Hurricanes. Aquella vez no pudieron ante un equipo que hizo pesar la superlatividad de sus individualidades; ésta, ni siquiera evidenciaron actitud para equilibrar, con guapeza, la ventaja del local.

Lo más preocupante, entonces, más allá de la derrota, resultó la falta de respuesta anímica. No se habla de falta de entrega, pero sí de enfoque necesario para estar a la altura de un partido del máximo nivel que puede ofrecer el rugby internacional. Cuando un equipo argentino, con el ADN de los Pumas como es este plantel, falla tackles de la manera que lo hizo en el AMI Stadium de esta ciudad (con buena concurrencia de 13.500 espectadores), no hay otro factor posible que el actitudinal. La innumerable cantidad de veces que los locales consiguieron quebrar por el centro de la cancha, por ejemplo, es representativo de ello. Y no porque se fallara el tackle, sino porque directamente no había organización defensiva.

Eso sólo basta para explicar la derrota, por no hablar del desconcierto que mostraron los Jaguares en ataque. La falta de efectividad en el ataque, factor de anteriores derrotas, se repitió, pero pasó a ser anecdótica al lado de inconsistencias más elementales antes mencionadas. Los momentos de buen volumen de juego en la zona de gestación que habían desplegado en partidos anteriores se redujeron a un puñado. Apenas uno sobre el final del primer tiempo, una jugada de más de diez fases que terminó en un knock-on en un pick-and-go, y un buen comienzo de la segunda mitad, que luego de tres intentos fallidos derivó en el try de Facundo Isa (jugada de penal, line-out y maul). Eso fue todo. No hubo quiebres, no hubo verticalidad más allá de esos lapsos, no hubo dominación en el uno contra uno, no hubo creatividad para quebrar una defensa ordenada.

Crusaders no necesitó, como los otros tres equipos neocelandeses a los que se enfrentaron los Jaguares, nutrirse de la pelota recuperada para generar opciones de try. Le bastó con un par de movimientos de distracción para abrir grandes huecos en una defensa que lució, por primera vez, totalmente desenfocada.

Los cinco tries a dos (el segundo apoyado por González Iglesias tras una buena avivada de Ezcurra) reflejan la superioridad que ejerció Crusaders en la cancha. Una superioridad esperada, pero que no se pudo salvar con actitud. Sin ese cimiento es imposible pensar en construir una actuación digna.

El sábado 23, a las 2.15, hora de la Argentina, habrá una inmejorable oportunidad de reivindicación en Tokio ante Sunwolves, el equipo más débil de la competencia. Después de esta actuación, no se puede decir que es un partido accesible.