A correr por la montaña: historias de pasión en el K21 San Martín de los Andes
SAN MARTIN DE LOS ANDES.– Sobre la base de la cordillera y bajo esos cielos cristalinos que envuelven a la Patagonia, se corrió el domingo el K21 de San Martín de los Andes. Una carrera que llevó a través de senderos, valles, trepadas, filos de montaña, lagunas y descensos abruptos a más de 800 corredores de la Argentina, Colombia, Brasil, Uruguay y Chile. Un grupo de lo más heterogéneo donde se cruzaron: integrantes del seleccionado nacional en su último test para el Mundial de montaña, aficionados que descubrían la montaña por primera vez en su vida, un santiagueño que recién mudado de sus 50º natales fue a trabajar en un refugio de alta montaña bajo cero y la exmodelo y conductora Virginia Elizalde corriendo en dupla con un atleta paraolímpico de sky de fondo con el objetivo de juntar fondos para construir una casa para personas discapacitadas. Ochocientos motivos diferentes para correr sobre los Andes.
El Mundial de carreras de montaña se realizará por primera vez en la Argentina del 15 al 17 de noviembre en la K42, un maratón de montaña que cumple 17 ediciones. Es un evento sin precedentes para los apasionados del trail run: federaciones de más de 40 países enviarán en sus equipos a los mejores corredores del planeta. Una de ellas participó del K21 como última prueba antes del Mundial y lo describe así: "Después de estos 30k voy a enfocarme un poco más en la potencia, para las trepadas, tengo para mejorar algo ahí", cuenta Roxana Flores y pareciera que está empezando a habituarse a la montaña. Pero corre desde los 8 años y el domingo ganó la distancia de 30 km (también había 21, 10 y 5k), con una ventaja de 50 minutos sobre la segunda dama. Para ponerlo en contexto, sólo 10 hombres corrieron más rápido que Roxana. "El circuito fue muy técnico, tenías que estar muy atenta en las bajadas. Pero también estaba muy bien señalizado y era imposible errar el trayecto", cuenta quien fue hasta hace poco soldado voluntario y supo brillar durante décadas en las carreras de calle. "Es más fácil pasar de la calle a la montaña que al revés", define Flores: "En la calle el rival es el reloj; en la montaña hay más respiro".
La que no tuvo respiro fue Yennifer Castro, que desde que empezó a ganar, no paró. Comenzó a trotar en el 2015 para ponerse en forma y a finales de ese año ganaba su primera carrera. ¿Cuál era? El K21 de San Martín de los Andes. Desde ahí ganó cada una de las ediciones hasta este año, donde se llevó otra vez la distancia de 21 km. Castro también es parte del equipo argentino que irá al Mundial en Villa la Angostura y sabe lo que es medirse contra el resto del planeta. Este año participó del Mundial de ultramaratón en Portugal. Ahora, cada día de las próximas cinco semanas, Yennifer se va a dormir con la misma idea: "Sueño con ser campeona del mundo".
Y el que sueña, pero con participar del Mundial, es el ganador del K21, Kevin Duré. Fue el mejor en la distancia de 21 km no sólo este año: también en 2016 y 2018. "Esta es la carrera que desde que empecé a correr siempre quise ganar", reconoce Kevin. Pero quiere un poco más: está como suplente en el equipo argentino que irá a Villa la Angostura. "En estas cinco semanas que quedan no voy a desperdiciar nada: dobles turnos, gimnasio, todo lo que pueda hacer para llegar en mi mejor versión. Ssi tengo la chance de poder correr, no la voy a desaprovechar", asegura Duré.
La montaña por primera vez
Luz Servin y Maru Valenzuela tampoco desaprovecharon su chance, pero con otro objetivo. Son del grupo de los amateurs que fueron a disfrutar no sólo de la carrera, sino también del paisaje. Entre las dos, cuando ya estaban retirando el kit de la carrera el día previo a largar, convencieron a su tercera amiga, Paola Ruiz, a que pasara de los 10 km a los 21 km. "Dale, que es el doble nomás", la alentaron. Y así salieron a puro entusiasmo las tres a desafiar la misma distancia. Para Maru fue su primer 21k en montaña: "Saqué más fotos que todo el equipo de la organización", asegura, y muestra un celular desbordado de postales. "Me lo tomé sin ningún apuro, vinimos a disfrutar", cuenta Valenzuela, que fue una de las más de 120 mujeres que eligieron la opción de 21 km, la mayor cantidad de hombres o mujeres en cualquier distancia. Algo impensado hace unos años, lo que marca el gran crecimiento femenino en la montaña y en circuitos cada vez más extensos. Así como lo ya hicieron en las carreras de calles, donde hasta tienen sus eventos exclusivos, las mujeres ya están copando la montaña.
De 50 grados a... -10
Nicolás Chazarreta nació hace 29 años en Monte Quemado, un pueblo de poco más de 10.000 habitantes bien al norte de Santiago del Estero. Hace menos de dos años desembarcó en San Martín de los Andes por un amigo de la comunidad mapuche y sin escalas, su primer trabajo fue en un refugio de alta montaña, a 2315 metros sobre el nivel del mar, donde suelen hacer parada quienes van a la cumbre del volcán Lanín. Con -10º de temperaturas mínimas, asegura que eso no es lo peor. "Lo bravo es cuando el clima se pone feo", detalla Nico "porque no sube nadie y te pasás todo el día solo dentro del iglú". Con esto hace referencia a su lugar de trabajo y residencia: un iglú de lona de 1,70m de largo por 1m de ancho y 80cm de altura. Nicolás afirma que se llevó algo más que una nueva experiencia laboral: "Ahí conocí por primera vez la nieve".
Chazarreta no sólo se está adaptando al frío, sino también a las carreras de montaña. En el K21 participó de los 10km y estuvo peleando el podio hasta el final. "A menos de un kilómetro para la llegada logré ponerme cerca del que iba tercero y lo pasé cuando solo faltaban 500m. Ya casi veía el arco de llegada. Pero lo tenía pegado atrás y en la última calle se me escapó. Una lástima, quedé cuarto en la general y no pude subir al podio", cuenta Nicolás. Pero en su categoría, de menores de 30 años, fue el más rápido. "Ahí sí me desquité, pude ser el primero", sonríe.
El olímpico de invierno y la modelo aventurera
El que sabe mucho de nieve y de bajo cero es Pablo Robledo. Atleta paralímpico en los Juegos de Sochi 2014 en esquí de fondo, también es instructor de esquí para personas con discapacidad y convencionales. El hecho de perder la pierna derecha en un accidente a los 16 no le impidió hacer todo eso y también ultramaratones de montaña, triatlón o ser instructor de rafting. Después de esta lista, se entiende que participar del K21 no era el mayor desafío de su vida. Pero lo hizo por una causa que sí lo desafía: "Nuestro objetivo con Virginia fue sumar kilómetros para juntar fondos, soñamos con construir la casa".
Ese sueño se refiere al proyecto Casa Tuya que lleva adelante la ONG Puente de Luz con el plan de construir una vivienda para cuando personas con discapacidad pierdan a sus padres. Y Virginia refiere a Elizalde, la exmodelo y conductora que desde hace 13 años es madrina de Puente de Luz y no se queda atrás de Pablo en su pasión por el deporte. Se ha animado al rafting, kayak, escalada en piedra y en hielo, parapente, aladelta, buceo, windsurf, windcart, yachting, paracaidismo, ski en nieve y en agua, wakeboard, snowcats, abseiling, rap jump, jetboat, bungie jumping, river surfing, automovilismo y globo aerostático. Una lista que de sólo leerla agita un poco...
Más allá de sus antecedentes polideportivos, Virginia y Pablo cruzaron la llegada del K21 de San Martín de los Andes igual que los otros 800 corredores: felices. Ellos por sumar para el sueño de Casa Tuya; el resto por correr cada uno detrás de un sueño, secreto personal, zancada tras zancada, a los pies de la Cordillera de los Andes.
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