Trungelliti: sparring del campeón de la Davis, "Jesús con permanente" y el viaje en auto de 10 horas a Roland Garros
El Santiago Lawn Tennis Club, de Santiago del Estero, posee 103 años. Allí nacieron deportistas que cruzaron las fronteras y trascendieron, como los rugbiers Juan Manuel Leguizamón, Facundo Isa y Tomás Lezana. También el tenista Marco Trungelliti , que denunció ser víctima de un intento de soborno en 2015. De madre contadora y padre bioquímico, se formó en el predio con 12 canchas de polvo de ladrillo. La mayoría de los jugadores argentinos que hoy compiten en el ATP Tour pasaron por el Santiago LTC para disputar Futures.
En septiembre de 2016, el santiagueño tenía 26 años, era 146º del ranking y se preparaba para ir a jugar un torneo en Taiwán cuando recibió el llamado de Daniel Orsanic , por entonces capitán de Copa Davis, para invitarlo a ser sparring en las semifinales (la Argentina venció 3-2 a Gran Bretaña). Trungelliti volvió a ser "peloteador" del equipo en la exitosa final 3-2 frente a Croacia, en Zagreb.
Durante aquellas semanas exhibió su forma "relajada" de vivir el circuito. "Trato de controlarme, porque muchas de esas presiones las inventamos nosotros mismos", decía. Apasionado por la chacarera y las peñas de su provincia, hasta quiso aprender a tocar el violín. Y también contó que siempre viajaba acompañado por su máquina de hacer café.
Protagonizó un primer impacto en Roland Garros en 2016. Como 166º, y tras superar la clasificación, venció al croata Marin Cilic (por entonces, 10º del mundo) en la primera rueda antes de quedar eliminado en la próxima instancia. En 2017 volvió a superar la qualy y perdió en la segunda rueda.
Pero el romance con el Abierto de Francia tuvo su punto más alto en 2018: luego de perder en la tercera rueda de la clasificación, entró como lucky loser (perdedor afortunado). El domingo se bajaron del torneo el serbio Viktor Troicki y el australiano Nick Kyrgios, siendo las ausencias número siete y ocho del cuadro principal masculino. Así y todo, al santiagueño no le alcanzaba, pero una sorpresiva ausencia le abrió una puerta. El octavo lugar entre los lucky losers era para el indio Prajnesh Gunneswaran, pero, ya resignado, se había ido a jugar el Challenger de Venecia. De esa manera se le abrió ese último lugar al argentino.
Pero cuando le avisaron que había ingresado en el cuadro ya había regresado a su casa, en Barcelona, y estaba por ir a pasar un día de playa junto con su familia, incluida su abuela Lela, de 89 años.Sin tiempo que perder, recorrió en auto algo más de 1000 kilómetros, casi 10 horas de viaje , hasta París. Llegó en la medianoche, durmió unas pocas horas y a las 11 ya estuvo en el club para vencer al australiano Bernard Tomic por 6-4, 5-7, 6-4 y 6-4 (luego perdió en la 2a rueda ante el italiano Marco Cecchinato).
Su trayecto, desde España a Francia, fue relato casi que en tiempo real por las redes sociales. Su historia se ganó la atención de los medios internacionales. Hasta el estadouniden John McEnroe , en su programa The Commisioner (Eurosport). lanzó una ocurrencia: "Se parece un poco a Jesucristo, sí. Un Jesús que se ha hecho la permanente y se ha comido demasiadas hamburguesas".
El 28 de enero pasado, Trungelliti alcanzó su mejor posición histórica: 117º.
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