Negocio prometedor: una empresa líder del sector energético hizo las primeras exportaciones argentinas de bioenergías a Europa

La empresa argentina Saesa, líder en la comercialización de gas natural y energía eléctrica para grandes usuarios, ha concretado sus primeras exportaciones de bioenergías a Europa. Este proyecto incluye oleínas y aceites técnicos de maíz (TCO, por sus siglas en inglés “Technical Corn Oil”), feedstocks de segunda generación que cumplen con los más altos estándares de trazabilidad y sostenibilidad establecidos por la Directiva de Energías Renovables (RED II) de la Unión Europea. Como recién empezaron el volumen es bajo. Son unas 500 toneladas por mes y la proyección es pasar a las 5000 toneladas/mes en un par de meses. Los países de Europa en foco: España, Portugal, Holanda, Italia e Inglaterra.

Con este proyecto, la empresa dio un nuevo paso en su expansión internacional. En 2021, Saesa se instaló en Brasil con la compra de la Central Térmica Uruguaiana, y sigue trabajando con la exportación de gas natural argentino a ese país. En este sentido, avanzó también con la apertura de una oficina propia en España desde la que, a partir de este año, se coordinan las primeras exportaciones de bioenergía desde la Argentina a otros países de la región y Europa.

En diálogo con LA NACION, el responsable de la oficina en Europa de Saesa, Marcos Renard, afirmó que la oportunidad para la Argentina es inmensa: “La Argentina es un país productor-exportador de un sinfín de materias primas, productos agrícolas y energías. Se nos presenta una oportunidad que no nos podemos permitir desaprovechar”.

La materia prima o feedstocks para biocombustibles que desarrollan desde Seasa son de origen 100% vegetal, como aceites de girasol, maíz, soja o mezclas. Por regulaciones de los diferentes mercados, estos feedstocks pueden ser de primera generación (virgen) o segunda generación (recuperados).

Puntualmente el mercado europeo tiene una regulación que solo permite el ingreso de materia prima que no compita contra la alimentación. “Gran parte de estos productos son recuperados de procesos industriales; provincias como Santa Fe, Buenos Aires y Córdoba son los principales productores, si bien existen plantas procesadoras a lo largo de todo el país”, dijo el responsable.

Otra fuente importante es la recolección de aceites usados tanto a nivel doméstico como gastronómico, donde diferentes empresas cuentan con una red logística diseñada para recolectar y tratar el aceite usado de cocina ( “UCO” por sus siglas en ingles: “Used Cooked Oil”).

“Para ello hay que hacer foco en la correcta utilización de los diversos recursos naturales, potenciar el campo y las plantas industriales para estar en condiciones de tomar cada una de las oportunidades que se van a presentar en los próximos años”, agregó.

En este sentido, Renard destacó que el desarrollo de biocombustibles a base de aceites vegetales permite fijar una estrategia a largo plazo, a diferencia de las plantas industriales y otros sectores del agro que dependen de la cosecha o materia prima, la volatilidad de los mercados, precios internacionales y valor de divisas.

Las primeras operaciones por volúmenes que realizó Saesa fueron acotadas, pero proyectan un primer año con unas 10.000 o 15.000 toneladas exportables de diferentes subproductos, principalmente a Europa. Respecto a la industria en sí, afirman que se podría agregar un volumen de entre 700 o 750.000 toneladas al año de sus productos derivados de aceites vegetales. El responsable de la oficina europea informó: “Tomando un promedio de 900 dólares por tonelada, hablamos de un mercado que estará por encima de los US$600 millones”.

Sin embargo, uno de los desafíos que enfrenta el sector es el aislamiento del mercado internacional debido a las políticas macroeconómicas. “Tornó a la Argentina como un origen ineficiente por sus elevados costos operativos, imprevisible y, en consecuencia, poco atractivo”, señaló Renard. “El desafío está puesto principalmente en recuperar competitividad y confianza del mercado internacional. Con procesos claros, sencillos y eficientes, previsibilidad y fomentando los acuerdos de libre comercio que permitan competir en condiciones similares a otros países de la región”.

Hasta ahora, la recepción en Chile como en el mercado europeo ha sido positiva, aunque la segunda región tiene una necesidad aún mayor por su tamaño. “Mientras a Chile enviamos camiones con capacidad de 28 toneladas por unidad, el mercado Europeo y las plantas están diseñadas para recibir buques a granel con cargas de hasta 30.000 o 40.000 toneladas semanales”, agregó.

En cuanto a las cantidades a exportar, la empresa se encuentra cerrando acuerdos de largo plazo con principales petroleras y refinerías en Europa, donde el interés, sobre todo en 2025, es asegurar materias primas. “El foco está en ir aumentando estos volúmenes, donde las necesidades de las plantas van a crecer entre un 50% y un 100% más”, informó Renard.

A su vez, las expectativas para el futuro son buenas. Desde Seasa aseguraron que se prevé un fuerte crecimiento impulsado por el lado de la demanda en el marco del proceso de transición energética, influenciado por iniciativas como RED EU y acompañadas por el creciente desarrollo en transporte.

“La aparición de combustibles como SAF, HVO e Hidrógeno verde impulsan esos requerimientos, no solo en Europa y Estados Unidos; también otros países como Indonesia, Malasia, India y Brasil comunicaron ambiciosas metas de consumo interno de bioenergías, aumentando la tasa de corte de sus combustibles fósiles que actualmente rondan en un 10-15% al 20% o incluso 35% de biocombustibles”, finalizó el responsable.

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