Ante un contexto de incertidumbre económico-política como el actual, el empresario agropecuario puede adoptar alguna de estas tres actitudes: 1) estar perdido sin saber qué hacer; 2) "desensillar" hasta que aclare o 3) salir a cazar de noche buscando oportunidades. Más allá de tratar de eludir la postura 1, lo que se aconseja sería levantar un poco la vista de la crisis, estar menos pendiente de la coyuntura y volver a poner el foco en los factores clave que explican el resultado de la empresa; es decir, no estar 100% del tiempo considerando solo el contexto externo, sino mirar hacia dentro de la empresa, particularmente en las cuestiones estructurales en las que se puede alcanzar una posición superadora.
Así lo expresó Alberto Galdeano, socio fundador de Simpleza SA, al desarrollar las "Claves de éxito de las empresas" en el Primer Encuentro de la consultora AZ Group, organizado recientemente en el centro de convenciones del Banco Santander.
"Una excesiva preocupación por los temas coyunturales que no pueden ser resueltos por el empresario lo sacan del foco de su negocio", criticó Galdeano. En cambio, "las cuestiones estructurales de las empresas sí se pueden gestionar por el titular y las pueden transformar positivamente", observó.
Galdeano dio algunas recomendaciones para tomar cierta distancia de la coyuntura paralizante. La primera fue "bajar el volumen de la radio y no asociarse a la mala onda colectiva". Significa dar una gravitación medida a las noticias políticas y económicas.
La segunda, definir o profundizar las líneas estratégicas de la empresa. Además de lo cotidiano, comprometerse con algo adicional que mejore la empresa en el mediano plazo. Un ejemplo es incrementar la capacidad de agregar valor.
Si hay problemas económico-financieros en la empresa, recomendó trabajar sobre las causas que los originan, no solo sobre aquellos, que son consecuencia de algún desajuste previo. Galdeano realizó una analogía con un huracán: "Si provocó daños en nuestra casa, tenemos que ver qué cambios en la estructura tenemos que hacer para evitar que se repitan en el próximo evento".
En otro tramo de su charla, el consultor desafió a los presentes a formularse preguntas para comprobar la solidez estructural de la empresa ante un escenario complejo. La primera es ¿cuál estrategia empresarial elijo: desensillar hasta que aclare o salir a cazar de noche buscando oportunidades? La segunda: ¿mi empresa tiene la diversificación necesaria para no ser afectada por algunas actividades en baja? ¿Cómo estoy protegiendo mi liquidez ante la volatilidad? ¿De qué forma resguardo los activos y en qué moneda está mi patrimonio?
También aconsejó revisar y aprovechar los movimientos que muestran las relaciones de precios en situaciones de volatilidad y reconocer cuál es la variable que tiene más impacto económico en la empresa. Por último, también propuso ver qué experiencia se puede tomar de otros productores que enfrentan una situación similar.
Por su parte, Pablo Carrasco, presidente de Conexión Ganadera, una organización que vincula a inversores urbanos con ganaderos en Uruguay, contó cómo pudo remontar una situación crítica externa con decisiones personales de adaptación y cambio. "Yo era un consultor ganadero con muchos clientes y me iba muy bien hasta que apareció la aftosa en Uruguay en 2001. A partir de ese momento me quedé sin trabajo", historió.
Entonces, Carrasco tuvo que apretar los dientes e innovar a la fuerza. "Hace 20 años, en un campo ganadero la gente solo veía forrajes y vacas, pero yo vi un activo financiero. Así, organicé Conexión Ganadera, una plataforma que permite que inversores urbanos entren al negocio pecuario sin ocuparse directamente y sin pagar costos de aprendizaje", agregó. El contexto de ese momento era favorable para esos acuerdos porque los ganaderos estaban descapitalizados y sin acceso al crédito, y había liquidez en otros sectores de la sociedad.
El esquema inicial de vinculación impulsado por Carrasco giró en torno de la clásica capitalización de hacienda, pero con el correr del tiempo los inversores se quejaron porque las decisiones eran tomadas exclusivamente por los productores. Entonces, "se viró hacia un esquema en que los inversores cobraban una renta fija para por sus aportes y los ganaderos cosechaban los buenos o malos resultados", añadió. Conexión Ganadera actualmente administra 60 millones de dólares en hacienda y 75.000 cabezas en 50.000 hectáreas, que reúnen a inversores chicos y medianos.
Otro caso fue el de Ignacio Lartirigoyen, presidente de la firma homónima, que incluye una planta de acopio, Molinos Tassara, una fábrica de biodiésel, una empresa productora de agroquímicos, ganadería vacuna, cerdos y siembras en campos de terceros. Hoy emplea a 1000 personas.
Lartirigoyen es ingeniero agrónomo y comenzó trabajando como asesor CREA hasta los 32 años. Luego se dedicó al comercio y le fue bien durante muchos años hasta que se asoció con Oleaginosa Moreno buscando escala y recursos financieros. Sin embargo, a los cinco meses del acuerdo, la firma quebró y fue comprada por Glencore.
Decisión
En ese tiempo ocurrió la crisis de 2001 y Lartirigoyen le debía ocho millones de dólares al nuevo dueño. "Podía ampararme en la pesificación y devolver muchos menos dólares", recordó. Sin embargo, descartó esa posibilidad y pagó el 100% de la deuda en dólares. Eso generó enorme confianza en el acreedor y le abrió las puertas para la aprobación de muchos proyectos que tenía en carpeta. Es decir, en una situación externa compleja, un buen proceder le permitió crecer en su empresa.
Respecto de la situación actual, Lartirigoyen dijo que "a veces, la coyuntura política parece asfixiar a las empresas, pero sus titulares no deben dejarse ganar por la desesperanza ni rendirse; hay que mantener los sueños y seguir buscando oportunidades".
Lartirigoyen concluyó: Pienso siempre en crecer, aunque con prudencia en momentos delicados. Para ello en la Argentina hay que ser flexibles y con capacidad de adaptación a contextos cambiantes", finalizó.
Reflejos frente a la volatilidad del mercado
Los últimos cambios macroeconómicos produjeron un incremento de precio de los insumos dolarizados y perspectivas de subas en el mediano plazo para los pesificados. En el horizonte de la agricultura aparece el riesgo de suba de retenciones y la desconfianza respecto del trato que recibirá el campo en caso de que se confirmen los resultados de las PASO. En ese contexto, el consultor Gerardo Chiara sugiere aprovechar algunas relaciones insumo/producto favorables.
"Hay una ventana que durará poco tiempo que permite cambiar ventajosamente grano del ciclo 2018/19 por combustibles, servicios de laboreo, honorarios y fletes", observa. Luis San Román, un productor de Rosario, coincide: "Los fletes han tenido aumentos modestos; ayuda a ese comportamiento la estabilidad en el precio del gasoil y la venta de la cosecha a lo largo del año mediante los silobolsas, que evita picos de demanda de camiones".
Otros productores también están vaciando bolsones y plantas de silos cargados con soja para convertirla en insumos agrícolas herbicidas, fertilizantes a pesar del aumento de precio porque se liquidan con un tipo de cambio parecido al que se cobran los granos; más adelante no se sabe.
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