
Los colonizadores y los comerciantes de la época de la colonia introdujeron las armas blancas que también se utilizaron en el trabajo rural
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La primera arma de la historia habrá sido una piedra arrojada, un palo, rama, garrotes de madera, o un hueso de grandes dimensiones para pegar al oponente y/u obtener una presa. Posteriormente afilar un palo o estaca con fuego, más el tallado de piedras sílex, cuarzos, calizas, basaltos, obsidiana o pedernales hizo que ya se tuvieran los primero cuchillos o armas blancas primitivas.
Con el avance del mundo las cosas se complejizaron y tecnificaron, aparecieron las aleaciones de metales y con ello las primeras armas blancas modernas forjadas: cuchillos, lanzas, espadas, hachas, etc….
Las armas blancas (para distinguirlas de las de fuego) eran y son de sencilla y económica construcción, cómodo transporte y no requerían casi mantenimiento más allá del afilado y preservar las hojas del óxido o herrumbre, haciendo todo esto que fuera rápida su distribución y difusión. En nuestro país como en tantos otros se introducen las primeras armas blancas de mano de conquistadores y posteriormente comerciantes coloniales.

El arma más común fue y es en estas tierras el cuchillo (denominación genérica) y todas sus derivaciones. Sin el ánimo de establecer un tratado rígido de oplotecologia (el estudio de las armas) adjunto una breve pero no única, clasificación para su mayor comprensión:
- Cuchillo o puñal. Es un arma de puño de un solo filo, de hoja plana, gruesa y lomo agudo, el clásico es de tamaño mediano, hoja de 20 /25 cm. Tienen espiga oculta y cabo entero.
- Cuchilla, hoja plana, ancha y fina de un solo filo, lomo recto, se usa en tareas de carnicería, desposte y cocina. Es de espiga completa (hoja y empuñadura son 1 sola pieza) a la cual se le agregan cachas o cabos.
- Verijero, pequeño cuchillo o puñal que se portaba en el cinturón, faja o tirador cerca de la ingle (verija).
- Naife, cuchilla de hoja plana y curva particular para carnear y cuerear.
- Daga, peligrosa arma de doble filo y hoja aguda, especial para pinchar, cortar y exclusiva de defensa personal.
- Lanzas o chuzas (de asta de caña tacuara, colihue o madera y moharra de madera o metálica).
- No incluyo sables y espadas ya que estas quedaron casi exclusivamente en manos de militares, ni hachas y machetes, de uso estrictamente laboral.
- Y por último, el Facón……Acá llegamos a una habitual confusión de definiciones:
El facón es el arma gaucha antigua por antonomasia, de hoja larga (30/ 40 cm o más) habitualmente es de un solo filo y un contrafilo, sin embargo existen algunos ejemplares con doble filo. Es el arma clásica de combate y no se lo considero muy apto para el trabajo diario. Quien haya tenido uno en sus manos sabrá que no es muy práctico en la vida rural…Usualmente estaba en manos de compadritos, pendencieros (Juan Moreira) o gauchos de frontera. No es un cuchillo largo y no es una daga grande, su forma la asemeja más a una mini espada que a un cuchillo. Tiene que tener si o si gavilán (pieza metálica, bronce, alpaca, hierro que con variadas formas de S o U, que protege la mano del usuario de sablazos del oponente). Otra característica que hace a un facón es que su hoja puede provenir de sables rotos, espadas, machetes o bayonetas reutilizados. Dentro de los facones existe la subcategoría del “Caronero” que no es otra cosa más que un facón más largo, de enorme tamaño que se lleva bajo o entre las caronas del recado, es decir no se lleva a la cintura. Generalmente no llevaban gavilán para poder desenvainarlo con facilidad.
Hoy su uso es casi exclusivamente de paseo, muestra de recreación histórica y forma parte de las pilchas de concursos de emprendados criollos.
Todos los ejemplares ya descriptos de “cuchillos” se usaron preferentemente en la cintura, ceñidos con fajas y tiradores, complementados con cabos y/o empuñaduras de madera, plata, alpaca, hueso, marfil, cuerno y vainas de cuero crudo, cuero curtido, aplaca y plata.
Cuestiones relativas de estilo o forma aparte, las armas blancas han sido y son de gran difusión en nuestra campaña. Forman parte de la historia de nuestro país y su herencia se ve plasmada en la gran multitud de talleres y cuchilleros que mantienen vivo día a día el fuego de sus forjas.
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