Luego de que en la Argentina se reportara el 15 de febrero pasado el primer caso de gripe aviar en un ave silvestre, las detecciones van en aumento. De las aves silvestres y de traspatio saltó a la producción comercial. Ayer se confirmó un nuevo registro en este último ámbito en General Alvear, provincia de Buenos Aires, y son dos en el sector comercial tras el primer positivo en Mainqué, Río Negro.
Hasta el 3 del actual, entre aves de traspatio, silvestres y comercial son 30 las detecciones distribuidas de la siguiente manera: 15 en Córdoba, 7 en Buenos Aires, 2 en Río Negro, 2 en Santa Fe, 1 en Jujuy, 1 en Neuquén, 1 en San Luis y 1 en Salta. El mapa interactivo que acompaña esta nota fue elaborado por LA NACION en base al Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa).
El virus no se transmite a través del consumo de carne aviar o del consumo de huevo y el riesgo de transmisión a las personas es muy bajo y solo se produce por contacto directo al manipular aves enfermas o muertas por el virus, sin protección, a través de sus secreciones o excreciones.
No obstante, el problema es que provoca una elevada mortandad de animales en los establecimientos productivos. En el país, según los registros del Senasa hay 4895 granjas comerciales y 5151 productores. Es un negocio que genera al año alrededor de US$400 millones en divisas.
Desde que se detectó la enfermedad, el Gobierno reforzó las acciones de vigilancia y control para prevenir la propagación de la enfermedad. En diálogo con LA NACION, Rodolfo Acerbi, vicepresidente de Senasa, manifestó que “la enfermedad todavía no está controlada”, sino en una etapa de trabajo sobre terreno en tres escenarios: parques nacionales, granjas de traspatio y establecimientos comerciales. “Son tres escenarios muy amplios y el virus está circulando. Estamos tratando de circunscribirlo a parques nacionales y a traspatio y evitar que ingrese a las granjas”, dijo.