Desde octubre, la harina de soja se derrumbó un 23% y la caída de ingresos por exportaciones se proyecta en unos US$3300 millones, según un informe de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR)
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El precio internacional del principal producto que exporta la Argentina, la harina de soja en el que es líder global, cayó un 23% en los últimos cuatro meses, lo que provocó una baja de US$3300 millones en los ingresos esperados para este año. Así lo reveló un trabajo de la Bolsa de Comercio de Rosario (BCR) publicado en su Informativo Semanal, realizado por Emilce Terré y Guido D’Angelo.
Según el informe, la baja de los valores se explica por el aumento del procesamiento de soja en Estados Unidos y Brasil, una baja de la demanda en China, el movimiento especulativo de los operadores del Mercado de Chicago (principal referencia mundial para las cotizaciones del producto) y la recuperación de la producción argentina de la oleaginosa tras la fuerte sequía de 2023.
“Los precios FOB de exportación de la harina y los pellets de soja argentina vienen con una marcada baja y del promedio de US$533/t de junio a octubre de 2023, hoy se ubican apenas por encima de US$ 410/tn, un recorte cercano al 23%, y el nivel más bajo desde diciembre del 2021″, destaca el reporte y advierte que la baja continuó esta semana ya que las principales posiciones del mercado de futuros llegaron a cotizarse en US$390 la tonelada en Chicago
Respecto del impacto sobre las exportaciones, el informe de la BCR recuerda que la harina y los pellets de soja representaron en los últimos cinco años 15% de todas las ventas externas del país. Para este año, tras la recuperación de la sequía, se preveía un volumen de exportación de 27 millones de toneladas. Esto representaba unos US$14.560 millones a valores de octubre pasado, en el comienzo de la campaña agrícola 2023/24. Con los precios actuales de exportación, añade el informe, la estimación de ingresos bajó a US$11.270 millones. “Esto representa un recorte exportador próximo a los US$ 3290 millones, imputable enteramente a la baja de precios”, indica.
Destinos
La harina y los pellets de soja se utilizan para alimentación de cerdos, aves y vacunos, principalmente. En los últimos 20 años, con excepción de 2023 afectada por la sequía, la Argentina lideró el mercado internacional de estos productos, incluso por encima de Estados Unidos y Brasil, los principales productores y exportadores de soja sin procesar.
En la Argentina, la molienda de soja se focaliza en una veintena de plantas industriales ubicadas en el Gran Rosario, sobre el río Paraná. Y los principales destinos de exportación son los países del Sudeste Asiático y de la Unión Europea.
Los factores
El trabajo de la BCR, además, advierte que el aumento de la capacidad de procesamiento de soja de Estados Unidos representa una “amenaza para el comercio exterior argentino”. Esto se debe al uso creciente del aceite de soja para producir biodiésel mediante el aceite hidrotratado (HVO en sus siglas en inglés). “La fuerte política de subsidios de los Estados Unidos en el marco de la transición energética es el principal factor detrás de este impulso a la industria aceitera estadounidense. En este contexto, con una demanda de harina que no crece al mismo ritmo que la de aceite, se están observando desbalances de oferta y demanda que empujan a los precios de la harina y pellets hacia abajo”, añade.
A su vez, en Brasil también hay un incremento del uso de biodiésel ya que la tasa de corte con el gasoil se incrementó del 10% al 12% en 2023 y se llevará al 14% en marzo próximo y a 15% en marzo de 2025. En el país vecino, además, hay un récord de consumo de harina de soja, señala el informe.
Respecto de China, el reporte destaca que el Ministerio de Agricultura de ese país anunció un plan para reducir el porcentaje de harina de soja que se utiliza en la alimentación animal. “De representar el 14,5% del forraje total en 2022, el porcentaje de harina de soja en alimentación animal bajó al 13% en 2023 y espera continuar su tendencia descendente. La baja del año pasado equivaldría a un recorte de consumo de cerca de 9 millones de toneladas de soja”, explica.
En cuanto al movimiento de los operadores de Chicago, Terré y D’Angelo afirman que, al calor de la suba de tasas que fijó la autoridad monetaria de los Estados Unidos, “los grandes fondos de inversión fueron recortando su posicionamiento neto en soja en un saldo cada vez menos comprador”. Ello derivó en que desde principios de año los fondos “se ubican en un posicionamiento netamente vendedor”.
Sobre las expectativas de recuperación de la oferta argentina, el trabajo de la BCR apunta que “a la espera de la definición de rindes en el período crítico de los cultivos en nuestro país, muchos importadores [de soja] especulan postergando compras, lo que colabora en debilitar los precios”.