En la actividad alertan dificultades para conseguir esos insumos estratégicos, entre otros; reiteran un reclamo para que se suspendan las retenciones al producto embotellado para mejorar la competitividad
MENDOZA.- La tierra “del sol y del buen vino” está en alerta por los cupos del Gobierno nacional a las importaciones. Las próximas semanas serán determinantes para saber si el escenario de tensión se agudiza, con el consiguiente desabastecimiento, o empieza a ser más favorable, luego de un pedido del sector para flexibilizar los requisitos y los pagos de servicios al exterior.
Por ahora, según las distintas fuentes consultadas por LA NACION, existe en la industria un estado de “estrés” y “turbulencia” por las medidas restrictivas, a la espera de reuniones en los próximos días con autoridades nacionales.
“Vino tenemos y no va a faltar; el problema está en las dificultades para acceder a los diferentes insumos en el mercado internacional. Cada empresa es un mundo y va buscando alternativas para no quedar al margen, pero los cupos que nos sigue poniendo el Banco Central te van complicando día a día”, explicó a este diario Milton Kuret, director ejecutivo de Bodegas de Argentina (BA), la entidad que engloba a la mayoría de los establecimientos del país, en referencia a las limitaciones interpuestas por el Ejecutivo este año, de acuerdo con la experiencia de cada firma.
Entre los principales elementos que los productores de la bebida nacional necesitan que lleguen del exterior están las barricas, el papel blanco para la fabricación de las cajas, las etiquetas, los capuchones y los corchos, por la ausencia del alcornoque en Argentina.
Así, quienes importaron en 2021 tendrán ahora solo un 5% más de cupo; en tanto, en relación con 2020, podrán hacerlo en 70% más. Por eso, insisten no solo en que el Gobierno suspenda el 4,5% de alícuota en las retenciones al vino embotellado, ya que en lo que va del 2020 cayeron 6%, sino que libere las trabas a las importaciones, más allá de los problemas que ya existen con otros insumos que proveen empresas nacionales, que también necesitan acceder al mercado internacional.
Por su parte, para la industria vitivinícola es importante que se reacomoden los permisos para hacer los pagos de servicios al exterior, ya que son varios los rubros que inciden en la comercialización afuera del país, como por ejemplo, la publicidad y la comunicación. De ahí, la importancia para los bodegueros de “flexibilizar las medidas de acceso al Mercado Único y Libre de Cambios (MULC) para cumplir con los compromisos con los clientes y proveedores del exterior”.
El problema de los cupos
“Las compañías que quieren importar es por monto, por eso necesitan calcular el monto posible. En esto, el Gobierno incluyó las licencias automáticas y no automáticas, excepto bienes de capital. Así, como las compras son por cupo, en la práctica lo que pasa es que el sistema rechaza los pedidos, ya sea por figurar sin cupo o porque ya se agotó. Por ejemplo, en el caso de las barricas, que se traen de España o Francia, como la madera es muy costosa, se agota fácilmente el cupo”, contaron desde Bodegas de Argentina. En estos casos, permiten abonar los mismos montos que el año anterior, sin posibilidad de aumentarlo.
Por eso, los representantes de la industria consideran que los próximos dos meses serán determinantes. “Son importantes los días que se vienen, estamos siguiendo de cerca todas las dificultades que van teniendo las bodegas, y vamos avisando, teniendo en cuenta que en el segundo semestre necesitamos muchos insumos para la cosecha que viene”, aseguró Kuret.
Aumentos imparables
En las bodegas aseguran que los insumos no paran de aumentar. Al hacer una comparación interanual observan que se incrementaron por encima del 70%. Así, al comprar en peso en el mercado nacional, registran suba de 50% en el cartón y las botellas, y más del 70% en las uvas, mientras que el tipo de cambio en un año tuvo un aumento del 30%.
“La realidad para el sector es que cobramos las exportaciones a dólar oficial; así el incremento de costos va a una velocidad y la devaluación por el tipo de cambio oficial, por las exportaciones, es menor. Estamos perdiendo competitividad”, señaló el directivo de BA.
Exportaciones, en baja
Según estadísticas del Instituto Nacional de Vitivinicultura (INV), los despachos afuera del país cayeron 6% en el primer semestre del año respecto del mismo mes de 2021. Así, lo que solicitan desde el sector es “suspender temporalmente los derechos de exportación, con la finalidad de liberar recursos de las bodegas para reinvertir en el negocio y sostener así la demanda en el exterior”.
Así, durante este período, las exportaciones totales de vino embotellado en lo que va del año alcanzaron 100,9 millones de litros versus 107,1 millones de litros en 2021. En términos de valor, el guarismo para el año en curso fue de 387,1 millones de dólares contra 391,4 millones en el primer semestre del año pasado, indicaron desde BA.
“Estos números contrastan fuertemente con la performance exportadora de los últimos años, siendo que en 2021 las exportaciones de vino embotellado crecieron 9,3%, 5,3% en 2020 y 1,37% en 2019. Más allá de estas variaciones, las exportaciones de vino fraccionado no logran desde 2010 superar sostenidamente los 200-220 millones de litros/año y los 800 millones de dólares/año en valor”, informaron desde la entidad.
“La Argentina es el quinto productor mundial de vino y con mucho esfuerzo logra estar entre los diez exportadores mundiales. Siempre sostuvimos que las retenciones para un producto tan particular como el vino eran contraproducentes. Nosotros elaboramos y vendemos una bebida con base agraria con mucho valor agregado y marca en góndola. Es un producto muy sensible en precio para nuestros clientes importadores como para los consumidores globales. Siendo así, cargarle derechos de exportación es muy riesgoso”, expresó Patricia Ortiz, titular de BA.
Por eso, la cámara de la industria del vino del país pide al gobierno nacional que suspenda la alícuota de 4,5% de derechos a la exportación que actualmente gravan las exportaciones de vino embotellado. “Cuando el tipo de cambio comienza a correr muy por detrás de la inflación de costos los márgenes de exportación se reducen dramáticamente. Nosotros no podemos trasladar la inflación a los precios en el exterior. Simplemente, nos dejan de comprar si quedamos desfasados de precio en comparación con proveedores de otros países. Acá estamos hablando que por mucho menos de un dólar se te cae un cliente”, expresó Francisco do Pico, vicepresidente de la entidad.
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