Pedro Vigneau, presidente de Maizar, reclamó en el congreso de la entidad “estímulos adecuados”; se refirió a las retenciones y a la brecha cambiaria, entre otros puntos; el ministro de Agricultura, Julián Domínguez, no hizo alusión a los planteos
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La cadena del maíz podría tener un “crecimiento exponencial” si contara con los “estímulos adecuados”.
Así lo proyectó Pedro Vigneau, presidente de Maizar, durante su discurso de apertura del XVI Congreso Maizar 2022, que bajo el lema “El maíz siempre está” se lleva a cabo en el complejo GoldenCenter, en la ciudad de Buenos Aires. En la campaña 2020/2021 el Producto Bruto de la Cadena del Maíz se ubicó en US$17.828 millones. Fue el segundo del agro luego de la cadena de la soja.
Para el directivo, “con los estímulos adecuados esta cadena puede tener un crecimiento exponencial, y crear mucho más desarrollo federal, porque la transformación del maíz tiene sentido económico, ambiental y social si se produce al lado del lote, de modo de no agregar más huella ambiental”.
Sin embargo, luego destacó que este crecimiento se torna muy difícil porque la producción agropecuaria se ve afectada por varias cuestiones. “Los derechos de exportación, la brecha cambiaria, la demora en actualizar la Ley de Semillas de 1973, las alícuotas de importación a fertilizantes, la falta de dólares para los insumos que deben traerse del exterior, los saldos técnicos de IVA; la escasez y aumento de precios del gasoil”, reclamó ante la atenta mirada del ministro de Agricultura, Julián Domínguez, sentado en el escenario.
Añadió que ese diagnóstico anterior guarda relación con otro problema: “El 75% del maíz argentino se exporta en grano, sin procesar, cuando en Estados Unidos y Brasil, los otros dos grandes exportadores mundiales, la proporción es casi inversa”.
En medio de una coyuntura internacional difícil, por la invasión de Rusia a Ucrania que ya lleva varios meses y que complejizó la cuestión de la seguridad alimentaria mundial, para Vigneau el conflicto armado hace que muchos países “estén repensando y buscando descentralizar su política de provisión de alimentos”.
“Lo que genera una oportunidad grande para países como el nuestro, miembros del selectísimo club que puede exportar alimentos. Y, si bien el problema del cambio climático quedó desplazado por las consecuencias del conflicto bélico, cuando este se resuelva va a volver con más fuerza. En lo que va de este siglo, América Latina pasó al primer puesto como exportador neto de alimentos, con cerca del 45% del comercio mundial, seguida de Norteamérica. La gran mayoría de los alimentos del mundo se producen entre los meridianos 40 y 140 longitud oeste, es decir, en nuestro continente. Tenemos una oportunidad inmensa, pero también una responsabilidad equivalente en cuanto a la seguridad alimentaria global”, aseguró.
Sin recoger el guante del reclamo, Domínguez en cambio habló en general. Dijo que si al productor le va mal le va mal a toda la cadena. “La guerra trajo una enorme oportunidad pero también un extraordinario desbarajuste. Este año el sector ha hecho el principal aporte de divisas que el país necesita, como nunca antes. Pero la contracara de este conflicto fue el alto costo en los combustibles y en la energía. Tenemos un problema en los combustibles pero estamos trabajando en eso: ni la siembra ni la cosecha de este segundo semestre está comprometida. Vamos a tener dificultades pero el combustible para la siembra y para la cosecha está garantizado”, aseguró.
Sobre los fertilizantes, el ministro afirmó que se está trabajando con las cámaras para que los problemas de restricción de falta de dólares que el país tiene “no impacte en el sector”.
“Somos parte de un país que tiene muchos problemas pero estamos convencidos que sería una chambonada que a nosotros nos faltara fertilizantes y fitosanitarios para esta campaña. Estamos para resolverla y golpearemos las puertas necesarias para que no sea un obstáculo para el productor. Mil disculpas, el país necesita que se produzca, que se siembre”, remarcó.
El titular de la cartera agrícola indicó que el reclamo del sector se sintetiza en una sola palabra: previsibilidad. “El productor está aturdido de un debate que no entiende muy bien. Lo que quiere es poder trabajar tranquilo. Hasta donde nos de la nafta, nosotros generaremos esas dos o tres cosas que dan previsibilidad. No se puede estar discutiendo todos los días los negocios y los instrumentos nuevos que alteren el escenario en el cual uno proyecta sus inversiones y la producción más importante del país”, dijo y aceptó la propuesta de Vigneau de extender la mano y prometió ser “un puente para que a la Argentina le vaya mucho mejor”.
“Yo la tomo e invito a que la tomemos todos porque la Argentina nos necesita y no podemos desaprovechar esta oportunidad”, cerró.
En tanto, Víctor Accastello, subgerente general de ACA y presidente del Congreso Maizar 2022, destacó que “el maíz es la estrella de la bioeconomía global a la hora de generar alimentos, bioenergías e innumerables productos biológicos y en la Argentina aún hay mucho camino por recorrer en la materia”.
“En esta cadena de valor es muy relevante el trabajo del productor agropecuario. La inclusión del maíz, al igual que del sorgo, en los sistemas de rotación de cultivos es un factor esencial para la conservación de nuestros suelos. La huella ambiental del maíz argentino es una de las mejores del mundo, y mejorará aún más si se obtienen mayores rendimientos de maíz por hectárea, con el uso inteligente de insumos agropecuarios a partir de ambientaciones de lotes y prescripciones variables para la siembra y la fertilización”, dijo.
“Esto es fundamental para el cuidado del ambiente, pero también, y cada vez más, para tener accesos a mercados de alto valor. El mercado europeo permite la importación de nuestro bioetanol de maíz si este puede acreditar con certificaciones que genera un ahorro de emisiones mayor al 70% con respecto a la huella de carbono de la nafta bajo estándares europeos. La Argentina ha cumplido ese requisito, y esto le permite exportar bioetanol a ese exigente mercado. El maíz es un cultivo imprescindible para una agricultura sostenible”, añadió.
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